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En los albores de los procesos de deportación de los integrantes de la Global Sumud Flotilla, miles de personas tomaron las calles de Barcelona. La Plaça de la Carbonera fue el epicentro de la protesta y, durante horas, los manifestantes bloquearon los accesos al puerto de la capital catalana.
A palos
Los momentos de mayor tensión se vivieron cuando intentaron interrumpir la circulación en la Ronda Litoral. Aunque la concentración había transcurrido con relativa calma, en ese punto se desató una lluvia de palos y pedradas contra los agentes desplegados.
Ante esta situación, los Mossos respondieron con cargas para dispersar a los violentos y evitar que accedieran a pie a la B-10. Tras los disturbios, la batalla campal se desplazó hacia la Avinguda del Paral·lel, donde también se registraron embestidas de los antidisturbios contra grupos que vandalizaban negocios considerados “cómplices del genocidio”.
Más concentraciones
Pegaban adhesivos masivamente en las cristaleras, las cubrían de grafitis o directamente las rompían a golpes. También se observó el uso de material pirotécnico para forzar el cierre de establecimientos tildados de “semitas”. La primera manifestación de envergadura pro Palestina se salda con dos detenidos por desórdenes públicos y catorce agentes heridos.
Hoy, como ya han advertido desde Arran, las juventudes de la CUP, habrá nuevas concentraciones con un objetivo declarado: paralizar la ciudad y obligar al Gobierno a ejercer una oposición firme a Israel.