Sánchez intenta ahora despistar con el aborto

Sánchez intenta ahora despistar con el aborto
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una rueda de prensa.

Pedro Sánchez ataca ahora con el aborto. El presidente ha anunciado hoy viernes su «intención» -término que lo resume todo- de promover una reforma de la Constitución para incluir de forma explícita el derecho al aborto. Se presenta como un paso “para consagrar la libertad y la autonomía de las mujeres”. Siendo claros. La propuesta nace muerta: la Constitución exige mayorías cualificadas de tres quintos en Congreso y Senado, imposibles de alcanzar sin el Partido Popular. Incluso en las mejores perspectivas electorales de la izquierda, los números no permitirán jamás la reforma. El anuncio es un gesto; abanderarse de una causa por la que no se le podrá fiscalizar. No cumplo mi promesa por culpa de la derecha.

Se presumen más motivos: la presión judicial y política no para de crecer en el entorno del Gobierno y el seno socialista. El PP lo tiene claro, la maniobra quiere cambiar el foco mediático hacia un terreno ideológico donde Sánchez se siente cómodo -si es que itene ideología-, evitando rendir cuentas todo lo demás.

La iniciativa no ha caído del cielo. Como viene siendo habitual, la idea ha surgido gracias a los derrapes de la oposición. Almeida sugirió hace poco «ofrecer a las mujeres información sobre los traumas mentales postaborto» como medida de disuasión. Sánchez ha visto allí la luz; ha aprovechado la ocasión para acusar a PP y Vox de “sectarismo político y dogmatismo ideológico” y abanderar su gobierno de una causa delicada, sí, pero sumamente mediática. Con una oposición así, ¿quién necesita campañas?

¿El resultado? Una iniciativa simbólica con nulas posibilidades de éxito. Una promesa que se sabe imposible, pero que nos dará de qué hablar y dotará de contenido a las «tertulias» que buscan desesperadamente no hablar de la presunta corrupción que rodea a Sánchez y el entorno gubernamental.

Guillem Espaulella
Guillem Espaulella
Politòleg per la Universitat Pompeu Fabra.

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