Ya estamos en casa. 21 ciudadanos españoles han aterrizado hace menos de 12 horas en en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, desplazándose posteriormente vía conexiones internas a lo largo del territorio estatal. Entre los rostros más reconocibles detectamos a la mayoría de sus cabecillas mediáticos, destacando Ada Colau, Jordi Coronas -concejal de ERC-, Juan Bordera -diputado valenciano- o Ana María Alcalde -bautizada como Barbie Gaza-.
Los recibimientos se han desarrollado en contraste. Las cámaras nos han dejado un emotivo reencuentro entre besos, abrazos, aplausos y discursos. El escenario estava preparado para que los héroes relataran su calvario y solo se ha convocado a asistentes afines. En redes, sin embargo, la tónica ha sido distinta.
Que todo este circo de la flotilla haya sido un montaje para que Ada Colau pueda reposicionarse políticamente no es asqueroso, es peor: es vomitivo. pic.twitter.com/OAaQYUONKc
— Geg (@GdeTabarnia) October 5, 2025
Si, se le ve en la cara lo mal que lo ha pasado… seguramente la han obligado a ducharse con jabon.
— Rex Dasher (@RexDasher90) October 6, 2025
El Gobierno de Sánchez paga el avión a Ada Colau y a otros 20 miembros de la Flotilla unos 8.000 € 300.000€ tuvo que recaudar la familia de una chica que estaba de turismo en Tailandia, porque tuvo la mala suerte de tener un accidente de moto.El Gobierno rechazó, ir a por ella pic.twitter.com/Pb93zjNFXD
— 𝑵𝒊𝒌𝒂 🌻🇪🇸🇮🇱🧡 (@NikaTgn) October 5, 2025
En el espacio digital prima la crítica. La Flotilla ha sido uno de los episodios más populares y mediáticos de los útlimos meses, pero no precisamente per levantar simpatías. Los usuarios no han querido dejar pasar la oportunidad de expresar su rechazo a lo que consideran una misión sin fondo ni objetivos reales, si no una operación de marketing. La ayuda era inexistente y la frivolidad manifestada por sus integrantes a través de sus perfiles sociales no ha sentado bien. El relato se reviste de épica i reivindicación, pero su incidencia tangible ha quedado en poca cosa; fueron, llegaron, les interceptaron al intentar penetrar en una zona de guerra y en menos de 48 horas firmaron el papeleo necesario para volver a casa. Curioso que un «Estado genocida» sea tan garantista.