El mundo se divide. Israel y Hamás han suscrito oficialmente la primera fase del acuerdo que se materializará en un cese de hostilidades, la liberación de rehenes y una retirada parcial de tropas. El anuncio lo ha hecho Trump y ha sido ratificado por ambas partes.
El suceso es histórico. Como cabía esperar, la aprobación del pacto ha generado reacciones en cadena, monopolizando los titulares del día y despertando reacciones contrapuestas en el espectro político. “Todos los rehenes serán liberados muy pronto”. Así se resume. Israel retirará sus tropas hacia una línea acordada como paso inicial hacia la paz y se iniciará la introducción masiva de ayuda humanitaria.
El Secretario General @antonioguterres celebra el acuerdo para un alto el fuego y la liberación de rehenes en Gaza, basado en la propuesta de @POTUS. Insta al pleno cumplimiento: liberación de todos los rehenes con dignidad, fin definitivo de los combates y entrada inmediata de… https://t.co/Bd3Gf7xbBn
— Naciones Unidas (@ONU_es) October 9, 2025
I welcome the announcement of an agreement to secure a ceasefire and the release of hostages in Gaza, based on the proposal put forward by @POTUS.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) October 9, 2025
I commend the diplomatic efforts of the United States, Qatar, Egypt, and Türkiye in achieving this breakthrough. Am also encouraged…
La mayoría del mundo civilizado sonríe al acuerdo. Para algunos, el gesto es más impostado que para otros, pero la tónica general es optimista. Erdogan se ha deshecho en elogios hacia Trump, y ha asegurado que Turquía mantendrá un rol vigilante sobre el proceso.
La ONU ha dado la bienvenida al pacto como “un paso significativo hacia la autodeterminación palestina” y ha pedido encarecidamente que las partes aprovechen esta oportunidad. Merz y su ministro de exteriores han celebrado el avance alcanzado y la Comisión Europea se suma al aplauso.
Corean en Gaza el nombre de Trump.
— InfoVlogger (@infovlogger36) October 9, 2025
En la plaza de los rehenes de Tel Aviv, exactamente igual.
Los únicos que no están contentos con el fin de la guerra: la izquierda fanática que ya no podrá seguir usando a los muertos para su beneficio político.
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En Gaza e Israel las reacciones han sido las más emotivas e intensas. En Gaza, tras el anuncio, jóvenes han aplaudido extasiados en las calles. Es el fin del infierno y probablemnte el inicio de un proceso desmilitarizador de Hamás. En Tel Aviv, las familias de los rehenes y los ciudadanos en general han salido a las plazas para celebrar, visiblemente satisfechos por el fin de las hostilidades.
En España ha costado un poco más. Manuel Albares ha calificado el acuerdo como “un paso más hacia la paz” y ha reafirmado la apuesta de España por un Estado palestino viable -siempre hay que dar la nota diferencial, claro-. Sánchez ha celebrado el fin de las hostilidades, aunque por lo que sea se la pasado mencionar a Trump.
Podemos, con Ione Belarra, advierte que “el alto el fuego solo será permanente si se mantiene la presión social y política sobre Israel”, de la que, por supuesto, se nominan campeones. Es complicado luchar con uñas y dientes contra la irrelevancia. Su postura resume el sentir general de la izquierda alternativa a lo largo del globo, que parece negarse a aceptar el fin de una de sus principales fuentes de rédito político.
Ese contraste se da en tres frentes: Quienes lo celebran y admiten el rol estadounidense -al César lo que es del César-. Quienes se alegran oficialmente mientras lamentan en privado el papel decisivo de Trump y quienes se muestran incapaces de ocultar su animadversión, buscando como pueden algo que reprochar al fin de la guerra.