El catalán, lengua antifascista

El catalán, lengua antifascista
Representantes de Aliança Catalana en la manifestación separatista del 11 de septiembre.

Hay que escuchar a la CUP. Por inútil que pueda parecer, dado su escaso peso en el juego de equilibrios del Parlament actual. Cuando llegan las tres largas jornadas del Debate de Política General siempre es tentador prescindir de las intervenciones de los grupos minoritarios. Un bloque al que han regresado las Candidatures d’Unitat Popular desde que Junts dejó la Presidencia de la Generalitat. Atrás quedan los tiempos en que la CUP decidía quién sería el sucesor de Artur Mas, o daba su plácet al sustituto de Carles Puigdemont.

Y, pese a todo, la CUP no decepciona. Están a punto de ser barridos definitivamente entre las preferencias de los jóvenes votantes catalanes, obnubilados por el verbo de Sílvia Orriols los más independentistas, rendidos a las promesas de Vox quienes abominan de la independencia. Pero aún les quedan fuerzas para sacarse algún conejo de la chistera. Ocurrencias que suelen acabar copiando sus hermanos mayores de Junts y ERC, de ahí su interés. 

La última de esas ocurrencias nos la ofrecía esta semana Xavier Pellicer, portavoz ocasional de los antisistema en el Debate de Política General en el que se examinaba por segunda vez Salvador Illa

Entre propuestas como una constructora, una energética o una banca pública, la limitación de propiedad inmobiliaria o el boicot total a Israel, Pellicer abogó por “hacer frente a los fachas con toga” para defender el catalán, una lengua que definió como “antifascista”. Sí amigos, las lenguas también tienen cualidades políticas, y el catalán, como no podía ser de otra manera, es antifascista. 

Una lengua milenaria como la nuestra no podía quedarse en simple vehículo de comunicación. El catalán es per sé un antídoto contra la extrema derecha y los mensajes xenófobos. ¿Y cuál es la prueba del algodón de tamaño hallazgo?: La saña de los gobiernos de PP y Vox en contra del catalán. “El catalán es antifascista, por eso los gobiernos de derechas quieren acabar con el catalán” argumentó Pellicer sin que se le escapara la risa.

Habrá que preguntarse, o preguntarles a los amigos de la CUP, en qué idioma creen que se expresa Silvia Orriols. 

No es la única falacia vertida durante el debate. Se lanzaron unas cuantas, con toda la solemnidad requerida, a cuenta de la guerra en Gaza. Pero hay que reconocer que la defensa del catalán se llevó la palma.

Ahí estaba Illa, de natural gris y comedido, pidiéndole al líder del PP catalán, Alejandro Fernández, que apele a su ‘jefe’, Alberto Núñez Feijóo, o en su defecto a Dolors Montserrat, para que los populares “dejen de frenar» la aprobación de la oficialidad del catalán en Europa.

Poco importa que hace apenas dos semanas el canciller alemán, Friedrich Merz, dejara bien clarito en Madrid, a preguntas de la prensa nostrada, que no piensa ceder en esta cuestión. Preguntado sobre la oficialidad del catalán tras reunirse con Pedro Sánchez, Merz se limitó a apuntar a los ansiosos defensores de la lengua que en tiempos de Inteligencia Artificial la traducción no va a ser un problema.

Lo mismo que podrían haber respondido los presidentes de las repúblicas bálticas, o los nórdicos, que no quieren ni oír hablar de reconocimiento de segundas lenguas oficiales que podría dar alas a las minorías rusas en su territorio. En el caso de Alemania, el temor lo generan los casi tres millones de turcos que viven en el país. 

Pero esa evidencia, no explicitada en la displicente respuesta de Merz, no parece que vaya a obligar a los socialistas catalanes a dejar de señalar al PP como culpable. Al fin y al cabo, el reconocimiento del catalán en Europa forma parte de las exigencias de Junts para sostener a los socialistas en la Moncloa. Y la forma más fácil de quitarse la responsabilidad de encima es endorsársela a otro, preferentemente su principal rival electoral.  

Iva Anguera de Sojo
Iva Anguera de Sojo
Periodista especializada en política, he pasado por ABC, la Delegación del Gobierno en Cataluña y El Independiente. Ahora en el Consejo de Betevé y colaborando con diversos medios.

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