Microbiota y longevidad: qué dice la ciencia reciente — Estudios del CSIC, Nature Aging y NU-AGE relacionan perfiles intestinales y dieta con envejecimiento saludable.
La relación entre microbiota intestinal y envejecimiento saludable suma nuevos datos. El 14 de octubre de 2025, el CSIC publicó un estudio observacional en 54 mayores de 55 años: distintos perfiles de microbiota se asociaron a variaciones en áreas corticales implicadas en memoria, lenguaje y procesamiento emocional, lo que sugiere un papel del eje intestino-cerebro en el envejecimiento cognitivo y abre la puerta a intervenciones dietéticas.

La literatura en centenarios refuerza esta línea: un trabajo en Nature Aging (06/04/2023) con 1.575 personas (20–117 años) describió en centenarios “firmas juveniles” del microbioma —mayor uniformidad de especies, enterotipo dominado por Bacteroides y menor presencia de patobiontes— asociadas a mayor estabilidad microbiana en el tiempo.
La dieta mediterránea aparece como vector modificador. El ensayo multicéntrico NU-AGE (BMJ Gut, 2020) mostró que 12 meses de patrón mediterráneo en 612 mayores alteró el microbioma y se asoció con menor fragilidad y mejor estado de salud.
En el plano mecanístico, un estudio de 2025 en npj Biofilms and Microbiomes aisló de microbiota de centenarios una cepa de Lactobacillus plantarum cuyo metabolito (ácido mesacónico) exhibió efectos antiinflamatorios y “anti-aging” en modelos animales, aportando plausibilidad biológica aunque sin probar causalidad en humanos.

Qué no sabemos aún: no hay ensayos que demuestren prolongación de vida en adultos sanos mediante probióticos o prebióticos; la evidencia clínica sólida se concentra en endpoints intermedios (fragilidad, función cognitiva) y en poblaciones específicas. Una revisión de 2025 sobre terapias basadas en microbioma pide cautela y ensayos más robustos. En neonatos prematuros, metaanálisis sí han vinculado probióticos con menor mortalidad relacionada con enterocolitis, un contexto clínico distinto al de longevidad poblacional. Conclusión: vínculos consistentes con envejecimiento saludable; extensión de vida en población general, no confirmado.
Claves prácticas respaldadas por evidencia: priorizar patrón mediterráneo rico en fibra y polifenoles; incluir fermentados seguros (yogur, kéfir) dentro de una dieta equilibrada; y evitar ultraprocesados, asociados a menor diversidad microbiana (según revisiones citadas).
Hasta entonces, la recomendación más respaldada sigue siendo dietética y de estilo de vida, con seguimiento clínico cuando proceda.





