Estos días en la prensa se ha repetido que Sánchez resistirá el abandono de Junts. Que nada ha cambiado con la salida formal de la mayoría de gobierno aprobada por los de Puigdemont.
Nada más lejos de la realidad. Si Sánchez no convoca por propia iniciativa, la moción de censura instrumental acabará formalizándose. Ya se discuten entre Junts y el PP aspectos como quién la presenta y con que candidato.
La razón no son los famosos incumplimientos del PSOE denunciados por los neo convergentes. Eso forma parte del relato. La realidad , como siempre es más prosaica. Hay un detalle, nada baladí, que pasa desapercibido. Aliança Catalana no se presentará a las elecciones generales. Forma parte de su ADN no participar en la gobernabilidad de España, un estado invasor para los de Orriols. Según fuentes de ese partido no tiene ninguna intención de cambiar de criterio. Frente a ERC o Junts que se venden por un plato de lentejas, tener diputados, cargos en empresas públicas y otras regalías autonómicas, ellos se consideran un partido independentista de verdad. Ni los 18 meses de Rufián, ni cobrar por anticipado. Nada que hacer en España.
Este hecho abre una ventana de oportunidad para los de Puigdemont. Debe romper con Sánchez para tratar de frenar el ascenso meteórico de AC. A los votantes tradicionales de Junts el abrazo con Sánchez les repugna: por razones de política económica, presión fiscal desbocada, de guerra cultural contra el wokismo, de inmigración, especialmente la de religión islámica, de inseguridad ciudadana o de alineamiento con Hamas o Maduro. En definitiva una obviedad: que no son de izquierdas. Además, claro esta , de la pureza independentista. Además su radicalidad anti islámica le esta abriendo hueco en votantes de otros partidos como ERC, CUP, PP o, incluso PSC según señalan las últimas encuestas y puede apreciarse en las conversaciones cotidianas.
¿Que mejor momento para tratar de reposicionarse que en unas elecciones en las que no participe AC? Ni sorpasso, ni visualización de la fortaleza de Orriols. Y , sobre todo, más de un año antes de las municipales para revertir la dinámica con relación a AC. Esa es la verdadera preocupación de los alcaldes de Junts único refugio de poder neo-convergente.
Por ello no es de extrañar que Jordi Barbeta titulara este domingo su artículo en EL Nacional, órgano oficioso de los de Puigdemont, con un elocuente y explícito «Elecciones pasado fiestas de Navidad o de Pascua» o que Miriam Nogueras insistiera en que la legislatura no puede llegar a 2027 porqué Sánchez no tiene mayoría.
En definitiva la magia de Sánchez toca a su fin. Ni Gaza, ni el anti trumpismo, ni Franco, ni el aborto, ni Mazón, ni que viene la extrema derecha, van a ser suficientes para evitar las elecciones. Sólo queda por ver si Sánchez encuentra el momento para convocar o , si la cosa se alarga, se acabe formalizando la moción de censura instrumental.





