Chiara Ferragni compareció este martes por primera vez ante el Tribunal de Milán, acusada de fraude relacionado con la venta, a finales de 2022, de los dulces navideños Pandoros, comercializados bajo la marca de su empresa y presentados como productos con fines benéficos.
La empresaria optó por un procedimiento judicial abreviado, y ofreció unas breves declaraciones a la prensa al concluir la audiencia. “Es un momento difícil para mí; estoy segura de que lo comprenderán si prefiero no añadir nada más. Gracias por estar aquí”, expresó.
La audiencia
Durante la audiencia, el juez verificó si se habían presentado solicitudes para participar en el proceso como partes afectadas, pero constató que estas habían sido retiradas tras alcanzarse acuerdos de compensación. Es el caso de una mujer de 76 años que recibió los 500 euros que había solicitado a Ferragni como compensación, después de haberse sentido estafada al creer que estaba realizando una acción benéfica al comprar los productos.
A partir de ahora, solo permanece la solicitud de participación en el proceso por parte de la asociación Casa del Consumatore, que rechazó un acuerdo de 5.000 euros y propuso, en su lugar, la realización de una campaña en redes sociales destinada a prevenir estafas.
El veredicto
La próxima audiencia está programada para el 19 de noviembre, fecha en la que el juez determinará si dicha organización será o no admitida en el proceso. El veredicto, por su parte, no se espera hasta enero del próximo año.
En diciembre de 2024, la influencer ya había llegado a un acuerdo con otras asociaciones de consumidores que la habían demandado. El pacto contemplaba una donación de 200.000 euros por parte de Ferragni a una entidad seleccionada de mutuo acuerdo, dando prioridad a aquellas iniciativas que brindan apoyo a mujeres víctimas de violencia de género.
El fraude
Según la acusación de la Fiscalía, la empresa alimentaria Balocco comercializó pandoros con el logotipo del emporio de Ferragni a un precio superior a 9 euros, asegurando que por cada unidad vendida se realizaría una donación al hospital Regina Margherita de Turín.
Sin embargo, más tarde se descubrió que la donación había sido efectuada de antemano, por lo que su importe no dependía de las ventas. Los fondos estaban destinados a “la adquisición de nueva aparatología que permitirá explorar nuevas vías en el tratamiento de niños con osteosarcoma y sarcoma de Ewing”, según se indicaba en la etiqueta del producto.
Crisis de imagen
Tras hacerse públicas las irregularidades, comenzaron a multiplicarse las denuncias y la imagen de la creadora de contenido sufrió un fuerte deterioro, lo que provocó la pérdida de colaboraciones comerciales. Además, Chiara Ferragni fue sancionada con un millón de euros por “práctica comercial incorrecta”. El escándalo también afectó a Balocco, la empresa distribuidora de los dulces, que recibió una multa de 400.000 euros.
Ferragni ofreció explicaciones a través de un vídeo, en el que reconoció el error cometido y pidió disculpas. Tras comprometerse a enmendar la situación, se retiró temporalmente de la vida pública y de las redes sociales, para regresar más tarde.
Declaraciones
A pesar de los acuerdos y sanciones previas, la Fiscalía italiana consideró insuficiente la resolución y citó a Chiara Ferragni a declarar el 4 de noviembre de 2025, pudiendo enfrentarse incluso a pena de cárcel. Sus abogados afirmaron que “el asunto ya fue resuelto ante el Garante de la Competencia y la inocencia de nuestra cliente se demostrará”. Por su parte, Ferragni expresó su desconcierto: “Creía que no era necesario un juicio. Ahora tendré que afrontar algo que considero injusto, pero estoy dispuesta a luchar con determinación”.
El caso de Chiara Ferragni sigue abierto y acapara la atención mediática, y todo indica que el desenlace judicial del caso Pandoro será un momento clave en su trayectoria profesional y personal.





