El empate 3-3 FCB – Brujas en la fase de grupos de la Champions ha desatado la polémica culé, aunque esta vez contra los suyos. Pese a un resultado aceptable -dada la capacidad de reacción blaugrana a lo largo del encuentro- la afición lo tiene claro: el Barça no está funcionando como debería.
La defensa del Barça cada vez que hay una contra:pic.twitter.com/tkzVhYF3AM
— Rеvеn (@RevenRV) November 5, 2025
La principal diana de las críticas ha sido la fragilidad defensiva que se hizo evidente durante todo el encuentro. Brugge, un rival sin grandes estrellas ni una tradición comparable, fue capaz de llegar con frecuencia al área blaugrana, explotando las transiciones y los errores posicionales del equipo. Esta vulnerabilidad ya no es un accidente, sino una tendencia preocupante que empieza a lastrar las aspiraciones del equipo.
Si bien mostró carácter para no caer derrotado, vuelve a quedar señalado por su inconsistencia táctica. El medio campo luce poco activo en fase defensiva, y cuando el rival consigue superar la primera línea de presión, la zaga se encuentra sola.
No basta con la pegada de los jóvenes talentos o con reaccionar a golpes durante los partidos. La «exigencia del escudo» obliga a algo más. El mensaje es claro: al Barça no se le perdona la pasividad. Y, de momento, el crédito empieza a agotarse.





