Gabriel Rufián enfrenta serias críticas tras su nueva narrativa sobre los desafíos que plantean los flujos migratorios, siendo acusado en masa «de haber realizado un giro oportunista en su discurso para adaptarse al clima político actual». En su intervención parlamentaria de ayer, Rufián calificó la migración como un reto que exige hablar de seguridad sin exageraciones ni omisiones, insistiendo en «la integración y el respeto mutuo», así como en los «derechos y obligaciones» compartidos por todos.
Las palabras de Gabriel Rufián sobre la migración hoy en el Congreso no han pasado desapercibidas y responden a este momento político.
— Moha Gerehou (@mohagerehou) November 12, 2025
Aquí van unas claves que creo que explican de dónde vienen https://t.co/ZJqbC7cvDq
Para su espacio progresista, ha sido visto como una capitulación ante marcos interpretativos «de la derecha», en un contexto donde Aliança Catalana y Vox están capitalizando el descontento con temas de inmigración y cohesión social.
El sentir predominante en X es de decepción y reproche, con usuarios de izquierda y activistas «antirracistas» denunciando que Rufián ha abandonado sus principios históricos para priorizar estrategias electorales. La jugada ha salido regular.
Muchos ven en sus palabras una vinculación implícita entre inmigración e inseguridad, lo que se percibe como una concesión al discurso de la extrema derecha, motivada por el miedo a perder apoyo en barrios populares y ante encuestas desfavorables.
Las reacciones destacan una percepción de hipocresía, argumentando que un político que ha construido su marca en la defensa de los vulnerables ahora carga la responsabilidad de los problemas sociales sobre los inmigrantes. Incluso el conservadurismo ataca su repentina «apuesta por el realismo.»





