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Liz Truss carga contra la BBC mientras Trump amenaza demanda billonaria

La ex primera ministra británica se alinea con Trump, que estudia reclamar miles de millones a la cadena pública por la edición de su discurso del 6 de enero.

Liz Truss carga contra la BBC mientras Trump amenaza demanda billonaria
Liz Truss carga contra la BBC mientras Trump amenaza demanda billonaria

Liz Truss carga contra la BBC mientras Trump amenaza demanda billonaria — la ex primera ministra se alinea con Trump por el polémico vídeo editado del 6 de enero.

Liz Truss ha aprovechado el escándalo por la edición del discurso de Donald Trump del 6 de enero para cargar contra la BBC y respaldar una demanda billonaria contra la cadena pública. En una entrevista reciente, la ex primera ministra británica calificó a la corporación de “hazmerreír” y defendió que el presidente estadounidense tiene “la obligación” de seguir adelante con su ofensiva legal por el daño a su reputación.

El origen del conflicto está en un documental del programa Panorama, titulado Trump: A Second Chance?, emitido en la recta final de la campaña presidencial de 2024. La pieza utilizó dos fragmentos del discurso de Trump del 6 de enero de 2021: un pasaje en el que llama a marchar hacia el Capitolio y otro, pronunciado casi una hora después, en el que afirma que hay que “fight like hell”. El montaje omitía el llamamiento previo a protestar “de forma pacífica y patriótica” y hacía parecer que todo era una única secuencia, directamente vinculada con las imágenes del asalto al Congreso.

La reacción de la BBC y las dimisiones
Tras la queja formal del equipo jurídico de Trump, que exigía una retractación, una disculpa y una compensación de 1.000 millones de dólares, la BBC reconoció públicamente un “error de juicio” en la edición. El presidente del ente envió una carta a la Casa Blanca pidiendo disculpas por el montaje, la corporación anunció que no volvería a emitir el documental y publicó una corrección en su web. Sin embargo, insistió en que no ve base para una demanda por difamación y rechazó pagar cualquier indemnización al presidente estadounidense.

La crisis interna no se ha quedado en un simple comunicado. El director general de la corporación y la responsable de noticias han presentado su dimisión, asumiendo la responsabilidad política y editorial por el caso. Paralelamente, un informe interno filtrado, que cuestiona la neutralidad de algunos contenidos, ha alimentado la percepción de que se trata de un problema estructural y no de un fallo aislado. Para una emisora financiada con dinero de los contribuyentes, ver dañada su imagen de neutralidad supone un coste reputacional y político evidente.

La ofensiva legal de Trump
El entorno de Trump sostiene que el montaje de la BBC le presenta, de forma engañosa, como alguien que incitó de manera directa la violencia del 6 de enero. Sus abogados hablan de un daño “abrumador” a su reputación y a sus intereses políticos, y han puesto sobre la mesa una compensación que el propio presidente cifra ya entre 1.000 y 5.000 millones de dólares, con la posibilidad de presentar la demanda en los próximos días, previsiblemente en Florida. El importe definitivo de la reclamación y la fecha exacta de registro de la demanda siguen no confirmados.

Las posibilidades reales de esa ofensiva legal son discutidas por distintos expertos. En el ámbito británico, se recuerda que las indemnizaciones por difamación suelen situarse en cantidades muy inferiores y que podrían existir problemas de plazo para reclamar. En Estados Unidos, la condición de figura pública de Trump eleva el listón probatorio, aunque el presidente ya ha alcanzado acuerdos millonarios con otros grupos mediáticos en casos previos. La demanda, si se materializa, serviría también como herramienta política para reforzar su discurso contra los grandes medios.

El ataque político de Liz Truss
En este contexto irrumpe Liz Truss, que se ha colocado sin matices del lado de Trump. En la entrevista en la que comenta el caso, la ex primera ministra califica a la BBC de “hazmerreír”, acusa a la cadena de haber “trucado” el vídeo y sostiene que muchas personas en Reino Unido estarían “animando” al presidente estadounidense a llevar a los tribunales a la corporación pública. Además, defiende abiertamente que se revise o incluso se suprima la financiación pública del ente.

En intervenciones recientes, Truss ha llegado a rebautizar irónicamente a la corporación como “Britain Bashing Corporation” y ha presentado la batalla contra la BBC como parte de una cruzada más amplia contra el “establishment” y los “medios de legado”. El caso de la edición del discurso de Trump encaja así en una crítica de fondo de parte del mundo conservador británico a lo que consideran un sesgo progresista en el principal medio financiado por el contribuyente.

Qué está realmente en juego
Más allá de las cifras, el debate de fondo es hasta qué punto una cadena pública puede editar un discurso político sensible sin alterar su sentido. En el vídeo completo, las frases “vamos a ir al Capitolio” y “tenemos que luchar como el demonio” aparecen separadas por más de 50 minutos y están enmarcadas por una llamada inicial a protestar de forma pacífica. En el montaje del documental, esos elementos se condensan en unos pocos segundos, inmediatamente antes de las imágenes de los disturbios, lo que refuerza la idea de una incitación directa.

Para la BBC, que durante décadas se ha presentado como estándar internacional de servicio público, este episodio llega en un momento en que la confianza en los grandes medios ya estaba bajo presión y en el que la distribución de la información depende cada vez más de plataformas y algoritmos. Para Trump y para figuras como Truss, en cambio, el caso es una oportunidad para cuestionar la autoridad moral de la corporación y alimentar un relato de persecución mediática hacia los sectores conservadores.


El enfrentamiento entre Trump y la BBC no es solo una disputa por un vídeo mal editado, sino una batalla por el relato y por los límites de la credibilidad periodística en los medios financiados con dinero público. Si la demanda se presenta y un tribunal entra al fondo, el fallo podría ayudar a delimitar cuándo una edición reconocida como errónea, pero corregida y disculpada, cruza la línea de la difamación y justifica una compensación económica.

Al mismo tiempo, el episodio refuerza la agenda de quienes quieren revisar el modelo de financiación obligatoria de la BBC y abrir más el mercado informativo a operadores privados. Truss pone voz a un malestar que parte de la derecha británica venía expresando desde hace años; Trump intenta transformar ese malestar en munición jurídica y política. Queda por ver si la corporación pública consigue reconstruir su reputación tras admitir que unos segundos de edición pudieron distorsionar el contexto de uno de los discursos más analizados de los últimos años.

Ignasi Boltó
Ignasi Boltó
Vídeorealizador, Youtuber y Asesor de Comunicación. A favor de una sociedad abierta y tolerante.

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