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Reutilizar botellas: el riesgo está en la higiene

Autoridades y estudios apuntan a limpiar, secar y evitar el calor; el PET no usa BPA y la migración de antimonio se mantiene bajo límites legales.

Reutilizar botellas: el riesgo está en la higiene
Reutilizar botellas: el riesgo está en la higiene

Reutilizar botellas: el riesgo está en la higiene — Recomendación: lavar y secar a diario, evitar altas temperaturas; PET sin BPA y migraciones bajo control.

¿Es realmente seguro reutilizar botellas de agua? La evidencia disponible distingue entre riesgos reales y temores infundados: el principal problema no es tanto reutilizarlas como cómo se limpian y almacenan. Las guías sanitarias recomiendan vaciar el agua sobrante, lavar con agua y jabón —especial atención a la boquilla—, enjuagar y secar bien cada día; semanalmente, desinfectar con lejía apta para uso alimentario o lavavajillas si el material lo permite. Si el envase está deteriorado o fisurado, debe reemplazarse.

En cuanto a la higiene del agua en casa, organismos internacionales subrayan que mantener los recipientes cerrados y protegidos de la contaminación es clave, y proponen desinfectar periódicamente los contenedores con una dilución de hipoclorito (5–9%): 5 ml por litro, agitando para que contacte con todas las superficies internas, y luego aclarar o dejar secar al aire. También aconsejan almacenar en lugares frescos y fuera del sol.

Sobre los materiales, conviene aclarar un punto frecuente de confusión: el plástico PET usado habitualmente en botellas no emplea BPA en su fabricación. Los riesgos químicos más citados se refieren a la migración de antimonio desde el PET, que depende del tiempo y la temperatura de almacenamiento. La literatura científica estima que, en condiciones habituales y en envases fabricados conforme al estado del arte, las concentraciones permanecen por debajo de los límites europeos (40 µg/kg de alimento para PET y 5 µg/L en agua potable). Evitar temperaturas elevadas y la exposición prolongada al sol reduce aún más ese riesgo.

¿Y las bacterias? Las botellas reutilizables pueden albergar microbiota si no se limpian de forma adecuada, especialmente tras bebidas azucaradas o cuando quedan húmedas; por eso se insiste en lavar, desinfectar y secar bien. Los estudios recientes apuntan a ese riesgo higiénico —no a un peligro químico generalizado— como el factor determinante.

No hay un veto general a reutilizar botellas aptas para uso alimentario; las recomendaciones se centran en buenas prácticas: limpieza diaria, desinfección periódica, secado completo, almacenamiento fresco y sustitución del envase si se deteriora. Persisten incertidumbres sobre la exposición global a microplásticos, pero las guías coinciden en que la gestión higiénica del recipiente es el factor decisivo para un uso seguro en el hogar.

María Riera
María Riera
Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM.

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