Trump pasa a la ofensiva. Tras meses acusando a los demócratas de instrumentalizar el caso para atacar a su administración, el republicano ha pasado ahora al ataque firmando una ley que obliga al Departamento de Justicia a divulgar, en un plazo de 30 días, toda la información no clasificada sobre Jeffrey Epstein.
El giro es significativo. Trump había calificado durante meses la presión para liberar los documentos como un “hoax” -medida de despiste, vamos- promovido por los Demócratas, pero cambió de postura al constatar que el Congreso aprobaría el proyecto igualmente.
Los documentos publicados hasta ahora incluyen menciones al Presidente, pero no lo implican en actividades ilícitas. En cambio, apuntarian a diversas figuras demócratas o afines. Entre los nombres señalados en comunicaciones o registros previos aparecen la delegada Stacey Plaskett, el expresidente Bill Clinton, el exrector de Harvard Larry Summers, la periodista Katie Couric, el magnate Reid Hoffman y el escritor Michael Wolff.
El Departamento de Justicia podrá mantener bajo reserva aquellas partes que interfieran con investigaciones activas, y es incierto hasta qué punto los nuevos documentos aportarán hechos desconocidos o simplemente detalles escabrosos. La mayor parte del material sensible continúa sellado por orden judicial.
El caso Epstein, cuya red de abusos involucró a élites políticas, económicas y académicas, ha sido un terreno de lo más fértil para teorías y batallas partidistas. El anuncio de Trump marca un nuevo capítulo en esa pugna: si las nuevas publicaciones confirman vínculos significativos con figuras demócratas, el impacto será desolador.





