Empieza la avalancha de despidos por la IA y la robotización. Al menos a corto plazo, no hay capacidad de creación de nuevos puestos de trabajo que compensen los que se van a destruir. Los efectos ya se empiezan a mostrar. Despidos en todo Occidente. En España Telefónica, la banca, empresas logísticas, trabajo en el campo, etc, ya están en ello. También las políticas migratorias se están endureciendo. Por razones políticas, crecimiento de la derecha alternativa, pero también por el miedo a que la situación se acabe de descontrolar con el aumento del paro.
Es en este contexto que la ‘amenaza‘ rusa se convierte en la gran coartada. Hay que derrotar al ‘Gran Satán‘. Nos va la vida en ello. Ahora que parece que el planeta no está en peligro inminente, Bill Gates dixit, hay que buscar otra amenaza inminente que cuadre con los intereses políticos y económicos. Y que mejor amenaza que Putin.
Se exagera su capacidad militar y su voluntad de invadir Europa
La amenaza del malvado Putin permite acallar la oposición de la opinión pública por el aumento del gasto militar y por la reinstauración del servicio militar. La industria militar, una vez la verde da signos de agotamiento y China cierra las puertas a la vuelta de la industria clásica, es la gran esperanza de los fondos de inversión. Y el servicio militar es una buena forma de mitigar el paro juvenil a un precio asequible.
No se trata de blanquear a Putin, un dictador sin escrúpulos. Sólo poner de manifiesto que se exagera su capacidad militar y su voluntad de invadir Europa para conseguir imponer las nuevas políticas para afrontar lo que se avecina.
Rearme, servicio militar, freno a la inmigración van a marcar la política europea de los próximos años. La Agenda 2030 sufre una enmienda a la totalidad.





