Más de 21 ciudades españolas vivieron ayer domingo una jornada de protestas convocada por la Plataforma por la Dignidad de los Autónomos. Vestidos de luto -riguroso por los miles de negocios que cierran cada año-, decenas de miles de trabajadores por cuenta propia reclamaron «condiciones dignas de trabajo» y denunciaron ser «el colectivo más exprimido» del país.
Los autónomos se manifiestan porque ya no pueden sostener lo insostenible. Pagan como empresas, sobreviven como mileuristas y trabajan como si no fueran humanos. El Gobierno promete alivio mientras aprieta más. pic.twitter.com/R3K4YBLmRZ
— Doctora Cristina Martín Jiménez (@crismartinj) November 30, 2025
«Si el autónomo desaparece, España se desvanece». Las manifestaciones más numerosas se registraron en Madrid -donde confluyeron miles de personas desde Plaza de España hasta Sol, con lectura del manifiesto nacional-, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao y Murcia, además de Canarias, Ceuta y numerosas capitales de provincia. Fue una protesta apartidista, aunque en clara denuncia al sistema tributario socialista.
Los autónomos denuncian que, pese a ser la columna vertebral de la economía española –3,3 millones de personas que generan el 18 % del PIB y el 25 % del empleo-, sufren una presión -y sobretodo esfuerzo- fiscal y cotizativa mucho mayor que los asalariados con ingresos similares. «El asalariado paga impuestos sobre lo que le sobra; el autónomo paga cuotas e impuestos sobre lo que necesita para vivir», resumía ayer una pancarta en Sol.
Los datos avalan su queja: en 2025 un autónomo debe abonar como mínimo 200-320 euros mensuales a la Seguridad Social aunque facture cero euros -excepcionados los de nueva actividad, que cuentan con una cuota fija cercana a los 90 euros el primer año-, mientras un trabajador por cuenta ajena no paga nada si no tiene nómina. Para ingresos netos de 25.000 euros anuales, un autónomo entrega entre 8.500 y 9.000 euros entre cotizaciones e IRPF (34-36 %), frente a los aproximadamente 3.000 euros (12 %) que retiene un asalariado con idéntico rendimiento. La diferencia se mantiene hasta los 60.000-65.000 euros de ingresos, punto a partir del cual los tipos marginales se igualan o incluso favorecen al autónomo de altos ingresos.
Las reivindicaciones a este respecto son claras: Cuotas progresivas reales a ingresos: eximir de cotización mínima a quienes facturen por debajo del SMI y permitir cotizar según beneficios reales; exención de IVA hasta 85.000 euros de facturación anual y simplificación drástica de la burocracia tributaria; prestaciones sociales equiparadas a las de los asalariados: paro automático, baja desde el primer día y jubilación digna sin tener que cotizar por la base mínima durante décadas; deducción real y sin trabas de todos los gastos necesarios para el desarrollo de la actividad y reconocimiento como motor económico y no como mera fuente de recaudación.
«Si no hay respuesta inmediata, vendrán paros, cierres coordinados y más movilizaciones». El colectivo, que cerró 2024 con el peor saldo neto en quince años, ha lanzado un ultimátum: o cambian las reglas de juego, o España perderá cientos de miles de pequeños empresarios en los próximos años.




