España crea tendencia, para bien o para mal. La decisión de retirar al Reino del Festival de Eurovisión 2026 ha desatado una de las mayores polarizaciones vistas en redes en las últimas semanas, y venían cargadas.
Bravo por España,con países como Israel No se puede coincidir en ningún lado.✅España se retira de Eurovisión: RTVE anuncia que abandona el festival tras confirmarse la participación de Israel vía @eldiarioes https://t.co/mJTPfxuEQZ
— Cecilio Castro /♥️💛💜 🇵🇱🌹💢 #Agenda2030Forever (@CecilioCastro) December 4, 2025
Y a esto, queridos niños, se le llama DIGNIDAD… @Eurovision 2026: #España se retira tras la decisión de la #UER de mantener a #Israel. https://t.co/2bHy8QSNj5
— Agustín Martínez 🔻🇪🇦 (@Agus_Martinez58) December 4, 2025
El sentimiento se divide. Gran parte de la opinión pública parece suscribir el gesto e interpreta la medida como un gesto de «coherencia moral» y de rechazo al Gobierno israelí, y es que la prensa ha sido feroz para con el Estado judío.
Nunca pensé que España fuese antisemita viendo la retirada de España de eurovisión por estar Israel.
— Rafael. (@FontaniegoCaro) December 5, 2025
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Fracasa boicot de Pedro Sánchez contra Israel en Eurovisión https://t.co/z5B5bKBexb
— Impacto España, Salvador (@stgcartago) December 5, 2025
España, único país del 'Big Five' que ni participará en Eurovisión ni emitirá el festival en 2026 como boicot a Israel https://t.co/GSJYDlMCS1 La España de Sánchez cada vez más alejada de la realidad occidental.
— Raimundo Abando Tartiere (@raimundoabando) December 5, 2025
También exige una parte significativa que lamenta profundamente la ausencia. Para ellos, la retirada supone romper una tradición de 65 años, aislar a España culturalmente y, paradójicamente, regalarle a Israel una victoria -también moral- casi segura al reducir la competencia y el voto contrario. Algunos llegan a calificar la medida de “victimismo”, “derrotismo preventivo” o incluso “antisemitismo encubierto”, argumentando que el festival debe mantenerse como espacio apolítico y que la música no debería pagar los platos rotos de la geopolítica. España es, a su vez, el único de los cinco grandes países de la UE que ha tomado esta decisión.
#BREAKING Spain, Ireland, Slovenia to withdraw from 2026 Eurovision Song Contest, joining Netherlands in protest against allowing Israeli inclusion, public broadcasters announce pic.twitter.com/Fv4Q4WwxOu
— Anadolu English (@anadoluagency) December 4, 2025
A nivel internacional, la reacción es igualmente dividida pero con matices geográficos claros. En países con fuerte sensibilidad pro-palestina —Irlanda, Países Bajos, Bélgica, los nórdicos o amplios sectores de Reino Unido y Estados Unidos progresistas— la noticia se ha recibido con admiración y como un precedente «valiente» que refuerza la campaña global de boicot cultural. En cambio, para el anglosajon mayoritario y el centroeuropeísmo, la decisión española se tilda de “hipócrita”, “infantil” o “peligroso precedente” que pone en riesgo la propia supervivencia del certamen.
Entre los eurofans puros, independientemente de su posición política, predomina la tristeza y la sensación de pérdida. Muchos expresan que Eurovisión era uno de los últimos grandes eventos que aún unía a Europa y temen que este cisma marque el principio del fin del festival tal y como lo conocíamos.
En definitiva, la retirada española ha funcionado como un catalizador que ha sacado a la superficie las fracturas ideológicas y generacionales del país y del propio continente, convirtiendo un concurso musical en espejo incómodo de la crisis moral que atraviesa Occidente ante el conflicto palestino-israelí.





