Una investigación publicada este martes sobre el origen de la fortuna de Jeffrey Epstein saca a la luz un episodio poco conocido de su biografía que lo vincula con Ana Obregón. A inicios de los años ochenta, el financiero estadounidense cortejó a la actriz española. Según, un reportaje de The New York Times que reconstruye el ascenso social y económico de Epstein mucho antes de ser señalado como delincuente sexual y protagonista de una de las mayores tramas de abuso de las últimas décadas.
La relación de ambos
Epstein y Obregón se conocieron hacia 1982 en Nueva York a través de un conocido común. En aquel momento, él trataba de abrirse camino en los círculos del poder económico y social, mientras ella empezaba su proyección internacional como actriz.
En su primer encuentro, Epstein la llevó a recorrer Manhattan en un Rolls-Royce, una muestra temprana de ostentación que formaba parte de su estrategia de seducción y autopromoción.
El reportaje indica que Ana Obregón quedó impresionada por el carisma y la apariencia de Epstein, aunque la relación no fue más allá. Su conocimiento mutuo ya era público, ya que años después la propia Obregón escribió en sus memorias, publicadas en 2012, que Epstein fue para ella “el hombre perfecto del que nunca me enamoré”.
La relación de Epstein con otras mujeres
Mientras cortejaba a Obregón, Epstein mantenía una relación estable con Eva Andersson, modelo sueca y miss Suecia, a quien muchos de sus allegados señalaron como el gran amor de su vida.
El artículo contextualiza esta etapa de la vida de Epstein, cuando empezó a relacionarse con mujeres de visibilidad pública, recursos económicos y conexiones influyentes. Según la investigación, estos vínculos no eran casuales, sino parte de un patrón que más tarde se repetiría a mayor escala y le facilitaría el acceso a fortunas, instituciones y figuras de gran poder político y económico.
La revelación del vínculo con Ana Obregón no implica ninguna acusación contra la actriz, pero añade un elemento relevante para comprender la trayectoria de Epstein. Según los autores del reportaje, este episodio muestra cómo, mucho antes de que salieran a la luz sus crímenes, Epstein ya estaba construyendo una red social basada en el carisma personal y la ostentación, una dinámica que más tarde tendría consecuencias devastadoras para cientos de víctimas.
Respuesta de Ana Obregón
Ante la noticia, la actriz acudió al plató de “Y ahora Sonsoles” para relatar su experiencia con Epstein. “Estoy flipando con todo esto, porque no es plato de buen gusto. Me pone nerviosa, que te unan a un depravado de esa magnitud es asqueroso. Me repugna haber sido su amiga, me hierve la sangre”, afirmó.
Sobre sus encuentros con Epstein, Obregón amplió los detalles: “Acabo mi carrera como segunda de mi promoción y, con el enfado de mis padres, me voy a vivir a Nueva York para estudiar Arte Dramático. Allí me presentaron a Jeffrey Epstein. Pensé que era un chico muy guapo y muy mono. Me dijeron que era muy inteligente, trabajaba en Wall Street… Empezamos una amistad. Me propuso desayunar y me envió un chofer en un Rolls Royce que me llevó a clase. Poco a poco empezamos a vernos todos los días para desayunar a las 6.30 de la mañana”.
La familia de Ana Obregón
El medio estadounidense señala que Jeffrey Epstein ayudó a la familia de Ana Obregón, así como a otras familias españolas con capital, a recuperar sus millones tras el colapso de Drysdale Securities, una firma dedicada a la correduría de bolsa.
Un año después de ser contratado, Epstein localizó los activos desaparecidos que Drysdale aparentemente había ocultado mediante una compleja red de bancos en el extranjero y empresas pantalla. En 1984, Bob Gold, exfiscal federal que trabajaba con Epstein, acudió a su domicilio, donde el magnate revisó numerosos documentos y se mostró satisfecho por haber resuelto el misterio de los activos.
Los fondos de los clientes habían terminado en una sucursal de un banco canadiense en las Islas Caimán. Epstein y Gold se presentaron allí y advirtieron al gerente que podría enfrentar problemas legales si no entregaba los millones en bonos, que trasladaron a Estados Unidos, completando así el trabajo que marcó el inicio de la fortuna de Epstein.
