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El castellano en Cataluña… Y Celaá sigue sin verlo

La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, interviene en la rueda de prensa Foto: Europa Press

Una vez dijo Nelson Mandela que “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, algo que creo firmemente.

Un arma que los diferentes gobernantes se van pasando como un puñado de plastilina moldeable al gusto en beneficio de todos. Eso sí, nunca utilizada como arma política que favorezca los propios intereses del partido. Nótese la ironía.

Este jueves 1 de julio la Ministra de Educación Isabel Celaá inauguró en Barcelona el seminario La Lomloe: un paso adelante hacia la calidad, equidad y excelencia de la educación en nuestro país”, organizado por la Diputación de Barcelona, un acto al que asistí, y del que salí con más dudas que respuestas.

En la línea de Mandela, Celaá afirmó que “la educación es el principal motor de progreso de una sociedad, por lo que no se trata de un gasto, sino es una gran inversión». Así, la ministra introducía la inversión “histórica” de 5000 millones de euros que España hará en educación hasta el año 2024.

“La Educación es el principal motor de progreso de una sociedad, por lo que no se trata de un gasto, sino es una gran inversión”

Isabel Celaá

También durante su visita, y como no podía ser de otra forma, respondió a las cuestiones sanitarias que se plantean de cara al próximo curso escolar, anunciando que los alumnos de 12 a 17 años empezarán el curso vacunados contra la covid-19. También que las mascarillas serán obligatorias en las aulas a partir de los 6 años, con la posibilidad de flexibilizar esta medida en el recreo.

Hasta aquí nada que reprochar. Decía que Celaá afirmó que “la educación es el principal motor de progreso de una sociedad”. También, según Mandela “un arma poderosa” que apunta a una gran parte de la comunidad educativa en Cataluña pero que, sorprendentemente, la ministra no ve, o no quiere ver.

Celaá afirma que en Cataluña no hay problemas de discriminación lingüística hacia los castellanoparlantes

Una y otra vez, este jueves 1 de julio por última vez, Celaá volvió a decir que en Cataluña no hay problemas de discriminación lingüística hacia los castellanoparlantes. A su parecer, todo está en orden y marchando a toda vela. Ni siquiera las sentencias que dicen lo contrario, como la 5201/2020 de 16 de diciembre de 2020 en la que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña declara:

“L’obligació de la Generalitat de Catalunya d’adoptar les mesures necessàries per tal que garanteixi que tots els alumnes rebin de manera efectiva i immediata l’ensenyament mitjançant la utilització vehicular normal de les dues llengües oficials en els percentatges que es determini, que no podran ser inferiors al 25% en un i altre cas”.

“Se constata una infracción del marco jurídico vigente”

Tras analizar la información aportada por el propio Departament d’Educació de la Generalitat sobre los datos reales del uso de ambas lenguas en los centros escolares y el marco jurídico dentro del cual se enmarca el uso vehicular de las lenguas en la enseñanza (Estatut d’Autonomia de Catalunya, la Llei d’Educació de Catalunya, la Llei Orgànica d’Educació), el TSJC la resolvió que:

“L’ús vehicular de la llengua castellana en el sistema d’ensenyament de Catalunya és residual, o al menys així és en una part significativa de centres i grups docents, de forma que es constata una infracció del marc jurídic vigent”.

Atropello en Selectividad… Y Celaá sigue sin verlo

La mencionada sentencia data de diciembre de 2020 pero todo sigue igual, “en orden”, para Celaá. Tan ordenado está todo que hace apenas 3 semanas el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) tuvo que ordenar que la Selectividad catalana garantizase el derecho a los alumnos de examinarse de las pruebas en cualquiera de las tres lenguas cooficiales: catalán, castellano y aranés.  

Hace apenas 3 semanas el TSJC tuvo que ordenar que la Selectividad catalana garantizase el derecho a los alumnos de examinarse de las pruebas en cualquiera de las tres lenguas cooficiales: catalán, castellano y aranés.

La Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña (AEB) recurrió ante el TSJC las pruebas de selectividad por vulneración de derechos lingüísticos y pidiendo que “ El Tribunal que ordene al Consell Interuniversitari de Catalunya que adopte las medidas necesarias para que los miembros de los Tribunales de las PAU repartan a los alumnos los enunciados del examen en catalán o en castellano o en aranés según la elección del estudiante”.

De nuevo, y como viene siendo algo sorprendentemente habitual en Cataluña, la desobediencia fue la respuesta de las instituciones al alto tribunal. La consellera de investigación y universidades, Gemma Geis i Carreras advirtió que “la lengua catalana es la vehicular de Cataluña y que esto no es negociable ni interpretable”, de manera que la única modificación que se introdujo con respecto a las pruebas de 2020 fue que la Generalitat colgó un cartel en las aulas recordando a los alumnos que “como cada año”, tienen a su disposición los exámenes en las distintas lenguas oficiales y a preguntarles si les parece bien que se les dé en catalán: “Te va bien recibir en catalán los exámenes que no son de lengua”.

Y después de este pequeño aperitivo, dejando para otra ocasión: Las encuestas independentistas en las escuelas, los premios literarios únicamente en catalán o la presencia residual de volúmenes en castellano que un informe de la AEB demostró en las áreas infantiles de las bibliotecas del Sistema de Lectura de Cataluña, destinadas a usuarios de hasta 12 años, entre otras cuestiones, yo me pregunto:

¿Por qué Isabel Celaá sigue diciendo que en Cataluña no hay un problema de discriminación del castellano en la educación?

¿Por qué Isabel Celaá sigue diciendo que en Cataluña no hay un problema de discriminación del castellano en la educación? ¿Por qué cuando se le pregunta por esta cuestión contesta con que es igual, e incluso mejor, el nivel de castellano de los alumnos catalanes al del resto de los estudiantes españoles basándose en las puntuaciones de las pruebas PISA, aún sabiendo que no son homogéneas para todo el territorio nacional?

Me pregunto exactamente lo mismo que preguntó públicamente Ana Losada, presidenta de la AEB ¿Acaso son los estudiantes catalanes una raza superior capaz de superar en calificación a sus colegas de otros territorios con una presencia residual del castellano en las aulas? Y, por último, y no por ello menos importante:

«¿Acaso son los estudiantes catalanes una raza superior capaz de superar en calificación a sus colegas de otros territorios con una presencia residual del castellano en las aulas?»

presidenta de la AEB, Ana Losada

¿Por qué visita la ministra Celaá la ciudad de Barcelona y ningún medio le pregunta por el atropello sistemático de derechos lingüísticos que sufren aquí los estudiantes?

Como ven, muchas más preguntas que respuestas saqué de esa visita a la Diputació de Barcelona. “Las competencias están transferidas y esto es una cogobernanza”, esa es la respuesta de Celaá, así que tocará esperar a la buena voluntad de la administración catalana para que cumpla la ley o que el próximo que gobierne sea capaz de modelar la plastilina sin deformidades por algunas partes y así la educación bilingüe o trilingüe no se acabe convirtiendo en un bien al alcance, únicamente, de las élites.

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