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La destitución de Pérez de los Cobos evidencia las contradicciones del independentismo

El independentismo catalán vive estos días inmerso en la contradicción. La destitución del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos por parte del ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, ha provocado en los separatistas cierta satisfacción. No olvidan que fue él quien dirigió el dispositivo de la Benemérita en Cataluña para intentar evitar la celebración del referéndum ilegal del 1-O. Y menos aún que los informes elaborados por este cuerpo sirvieron, en parte, para justificar las condenas de cárcel que actualmente cumplen los líderes del procés.

El guardia civil herido tras el lanzamiento de la silla en Sant Joan de la Vilatorrada

El guardia civil herido tras el lanzamiento de la silla en Sant Joan de la Vilatorrada


La contradicción se produce al comprobar que lo alegado por Grande Marlaska para cesar a Pérez de los Cobos nada tiene que ver con lo que recuerden los independentistas sobre aquella jornada. El ministro se ha limitado a señalar que la destitución obedece a la necesidad de reestructurar el departamento. Entre medias, el escándalo de un informe de la Guardia Civil sobre la pandemia del COVID-19, la manifestación en Madrid del 8M y la presunta responsabilidad del Gobierno en la extensión de los contagios por no impedir aquella concentración de personas conociendo, supuestamente, el riesgo.

¿Y cuál es la reacción del independentismo de base a esta situación? Por un lado, parecen considerar que la destitución de Pérez de los Cobos es un premio que merecen por lo supuestamente sufrido en el otoño de 2017. Por otro, no aceptan que no sea ese el motivo del cese. Y, aunque lo celebran, no olvidan tampoco que el PSOE que ahora ha sacado del escenario político a un coronel de la Benemérita es el mismo que apoyó sin fisuras la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña tras la efímera declaración unilateral de independencia del 10 de octubre de 2017.  Todo ello sin olvidar que, con las urnas autonómicas cada vez más cerca, los simpatizantes de las formaciones separatistas han de mostrar un mayor o menor grado de simpatía hacia el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos.  

El golpe de Estado como consigna

Un paseo por redes sociales como Twitter, en la que la política está a la orden del día, permite comprobar cómo el separatismo se debate en estos momentos entre sentimientos encontrados. La necesidad de ser reconocidos como víctimas de la Guardia Civil les lleva a aplaudir el cese de Pérez de los Cobos. Pero, en cuanto recuerdan el 155, arremeten contra Grande Marlaska. Y, según sea su simpatía política, pueden hasta echar mano de la que parece la nueva consigna para animar la calle y que pasa por desear un golpe de Estado en España para poder declarar la tan ansiada separación. 

Especial repercusión ha tenido un vídeo de la ex diputada Marta Sibina, esposa del también ex diputado y ex líder de Podem, Albano Dante Fachín. Sibina cuestiona el prestigio de las instituciones nacionales, como la Guardia Civil o la Justicia; le lee la cartilla a periodistas como Antonio Maestre o recuerda que el encarcelamiento de varios integrantes de los CDR por presuntos delitos de terrorismo en otoño de 2019 se apoyó en informes elaborados por la Guardia Civil.

Otros periodistas como Ernesto Ekaizer echan más leña al fuego asegurando sin ningún reparo que el ascenso de Pérez de los Cobos fue el premio por su trabajo en Cataluña, a donde llegó en el otoño de 2017 «para hacer trabajos burocráticos y tener controlados a los Mossos». «Es un político a quien ascienden a la comandancia de la Guardia Civil por su trabajo el 1-O», ha añadido.

Algunos lanzan todo tipo de improperios contra los catalanes que no entran en el juego contra Pérez de los Cobos o contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Y otros atacan a la «izquierda española» por no haberles dado antes la razón y ser ahora, dicen, víctimas de supuestas estrategias cuestionables de la Benemérita en ciertas investigaciones.

Huelga decir que los actuales dirigentes del independentismo no han perdido la ocasión para dar a conocer su postura y, de paso, ir haciéndose sitio en la precampaña. Una precampaña larga e incierta y en la que ya pocos pueden dudar de que la desastrosa gestión del Govern en la pandemia del COVID-19 será de todo menos protagonista. En esta carrera, tienen especial protagonismo los líderes de la posconvergencia, con Carles Puigdemont a la cabeza. En ERC, por el contrario, prefieren centrarse ahora, al menos sus caras visibles, en resolver la situación de crisis sanitaria y económica y salvar como sea el diálogo con el Estado

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