Jaume Saltó, fundador y director del Grupo Saltó: “Para competir con Silicon Valley, lo primero es superar los miedos”

El año pasado, el Grupo Saltó ganó el primer premio del reto “Cómo mejorar la calidad de vida de las personas mayores a través de la tecnología 5G”, convocado por la Fundación Mobile World Capital y el ayuntamiento de Barcelona

Jaume Saltó, fundador y director del Grupo Saltó

El año pasado, el Grupo Saltó ganó el primer premio del reto “Cómo mejorar la calidad de vida de las personas mayores a través de la tecnología 5G”, convocado por la Fundación Mobile World Capital y el ayuntamiento de Barcelona. La propuesta ganadora consistió en el robot Misty, que asistirá a la gente mayor que vive sola en las ciudades. El premio, dotado con 100.000 euros, hará posible llevar a cabo una prueba piloto del funcionamiento de este robot a partir de septiembre en una decena de hogares de mayores de 65 años que viven solos en Barcelona y son usuarios del servicio de atención domiciliaria del ayuntamiento. Es un sistema innovador, de primera línea en cuanto a la aplicación de las nuevas tecnologías para mejorar la vida de las personas en las ciudades contemporáneas. 

Felicidades por el éxito. ¿Cuál es la fórmula para que una PIME en Lleida compita con Silicon Valley y con Japón? 

Se puede competir con Silicon Valley desde cualquier sitio. Al final, la cuestión es rodearse de un equipo con ganas, que sea mejor que uno mismo, porque si te rodeas de mediocres acabas teniendo una empresa mediocre. Hay que apostar por este equipo e invertir los beneficios de la empresa en más innovación, en vez de metérselos en el bolsillo por ser socio o accionista. También hay que ser muy inquieto, seguir las tendencias a nivel mundial, en nuestro caso en el ámbito tecnológico. Todo esto se puede hacer desde Lleida, desde el Pirineo o desde donde sea. Pero el punto de partida, es siempre no tener miedo. Hay que saber reinventarse. Por ejemplo, ahora el Covid-19 trae consigo nuevas oportunidades.  

¿Sintetizaría su trayectoria como la superación de los miedos?

De hecho, doy conferencias sobre cómo superar los miedos. Trabajé diez años como informático en una empresa familiar de electrodomésticos. Cuando me planteé pasar de un pueblo de 2.200 habitantes a Lleida, me daba miedo.  Una vez lo conseguí, fue abrir en Girona lo que pasó a darme miedo. La llegada a L’Hospitalet, Barcelona, donde alquilé un local de 10 m2 por un dineral para ofrecer mantenimiento informático, o el tener que adaptarnos a tecnologías con más ancho de banda, o, a partir del 2012, instalarnos en diferentes ciudades españolas como Madrid, Sevilla, Bilbao, o a las Canarias… todas ellas fueron incertidumbres que hubo que afrontar consecutivamente, que nos creaban miedos. Y al superar los miedos, crecimos.

Se puede competir con Silicon Valley desde cualquier sitio. Al final, la cuestión es rodearse de un equipo con ganas

Hasta convertirse en líderes en inteligencia digital…

El día tenía 24 horas, yo no podía llegar a todo y el equipo fue creciendo. Llegó la digitalización y desarrollamos una plataforma de gestión Smart. El mundo se digitalizó más y más y nada volvió a ser lo mismo. De una tienda de electrodomésticos habíamos pasado a una empresa puntera en inteligencia digital. Hubo que superar toda una cadena de miedos.  

Es el momento de la internacionalización. ¿El último miedo a superar?

Quizás sí…

El robot Misty “nos da conversación, reconoce nuestra cara y nuestra voz, nos recuerda tomar la medicación, nos pregunta si hemos comido y nos hemos lavado, nos informa del tiempo, nos recuerda coger las llaves, se auto recarga la batería, posibilita videoconferencias” … ¿son todas esas funciones de serie o serán validadas por el piloto en Barcelona?

Algunas soluciones están ya incorporadas y otras están pendientes de validación. El robot se puede mover, puede interactuar y hay que validar todas sus funciones con usuarios reales. Mientras tanto, chequeamos las funciones internamente. Nosotros no paramos.

Han trabajado durante año y medio en este proyecto, en el que han invertido unos 300.000 euros. ¿Su política es financiarse con fondos propios, recurrir a capital riesgo o el apoyo del sector público?

Hasta ahora, la mayor parte son fondos propios. Pero en la fase de la validación y la comercialización-lanzamiento está prevista la opción de contar con fondos externos. Una fórmula de éxito es combinar fondos propios con los aportados por el CDTI. En general, en este sector, la participación del sector público es imprescindible. Ellos están lógicamente interesados en este tipo de soluciones y pueden colaborar, por ejemplo, a través de la compra pública innovadora, asegurando así un valor añadido que resulta crucial.  

Todos los países necesitan asistencia a domicilio y en el ámbito de la salud.  Japón, por ejemplo, invierte en estas soluciones hace tiempo

¿Pasaremos los últimos años de nuestras vidas abrazados a un robot?

No. Pero hay que pensar que es físicamente imposible brindar atención 24 horas 7 días a la semana sólo a través de personas, porque la pirámide demográfica en los países desarrollados es regresiva y cada vez hay más gente mayor. Los robots serán un elemento importante de apoyo a los cuidadores humanos, quienes serán al final los responsables de la atención a las personas. También hay que tener en cuenta que en la atención se requiere trabajar las emociones (el contacto, una caricia, dar la mano) y eso los robots no lo hacen ni creo que lo hagan nunca. 

Hicieron un estudio de mercado y vieron que el sector asistencial tiene una necesidad de este tipo de servicios. ¿En qué países y segmentos de mercado existe más potencial? 

Todos los países necesitan asistencia a domicilio y en el ámbito de la salud. Todos. Japón, por ejemplo, invierte en estas soluciones hace tiempo. En Europa faltaba un poco que se desarrollase esta cultura, pero ahora ya está empezando a hacerlo. En EEUU, estos servicios se enmarcan más en el sector de la salud. Cada área tiene sus propias características.

En paralelo, el Grupo Saltó ha ganado también otro reto del Ayuntamiento de Barcelona “Cómo podemos dar atención efectiva a la gente mayor en situación dependencia”. ¿En qué consiste?

Se adapta al concepto de las Superillas de Barcelona. Es una plataforma para poner en contacto a la gente mayor con voluntarios y con personas en su proximidad que les ofrezcan servicios como traerles comida, ayudarles con la luz y el agua, llevar la prensa, ir a comprar al mercado, hacer rehabilitación, hacerle compañía, etc. El Covid-19 ha sido un gran potenciador del valor de la proximidad. 

El hardware del robot Misty está producido en Estados Unidos. Hablando con ellos, nos encontramos gente muy abierta de mente, muy dispuesta a hacer un intercambio

¿Hasta qué punto el mercado internacional y la economía de escala son indispensables para que sus tecnologías sean eficientes? ¿Cuál es la estrategia del Grupo Saltó en este sentido? 

Creemos en hacer las cosas bien, con sentido común. En desarrollar soluciones “low-cost”, que sean sostenibles, tanto económicamente como medioambientalmente. El robot Misty, por ejemplo, se puede recuperar y ser reutilizado siempre. Buscaremos fórmulas para brindar el servicio del robot por un importe mensual.  Hay que ir por delante de los demás, para que no se te coman el mercado, pero también colaborar con la competencia cuando es beneficioso para ambas partes.

¿Cómo hacer I+D+i y lanzar productos a escala global, cuándo en nuestro país no existe esta cultura?

A través de la superación. Primero vas al mercado y ves lo que hay, después intentas mejorarlo o satisfacer necesidades aún no satisfechas. El hardware del robot Misty está producido en Estados Unidos. Hablando con ellos, nos encontramos gente muy abierta de mente, muy dispuesta a hacer un intercambio, en el que ellos aportaban el robot físico y nosotros la capa de inteligencia. No hay que tener miedo a explicar tu proyecto. Aquí, tenemos tendencia a querer ir “solos”, a pensar que lo mío no puede ser de nadie más, pero colaborar con la competencia puede ser una fórmula para internacionalizarse. 

Usted preside la patronal Cámara de Comercio de Lleida ¿Hasta qué punto lo puede compaginar con la dirección del Grupo Saltó?

Son cargos complementarios. Y también presido PIMEC Lleida, la patronal de la pequeña y mediana empresa. ¿Por qué sacrifico mi tiempo personal con estas responsabilidades? Porque creo que tengo una obligación de revertir lo que nosotros hemos recibido a otros empresarios y a la sociedad.  Me satisface, me llena el haber conocido otros sectores empresariales y otros empresarios y colaborar a que se complementen entre sí.

Si tenemos en cuenta las consecuencias del Covid-19 y el deterioro medioambiental del planeta […] la economía capitalista […] no tiene futuro

¿Cómo saca tiempo para todo?

En el Grupo Saltó existe un gran equipo profesional, por eso puedo dedicarme a otras actividades. Por otra parte, estar todo el día en tu propia empresa tampoco es lo más adecuado, porque llevaría al colapso. Si delegas en otros profesionales y estableces parámetros de control, todos se corresponsabilizan y la actividad fluye con más eficiencia. No hay que intentar apagar todos los fuegos, porque así, posiblemente, lo que se extienden son los incendios. Y dejas de tener un espacio Kit-Kat.

¿Un espacio Kit-Kat?

Si, un espacio para uno mismo, en el que puedas pensar, reflexionar, diseñar estrategias. Es un espacio para parar, para pensar en detalles o en conceptos que de otra forma sería imposible atender. 

¿Cree que el capitalismo tiene que reinventarse o ser sustituido por otro sistema?

Si tenemos en cuenta las consecuencias del Covid-19 y el deterioro medioambiental del planeta, así como los valores de las nuevas generaciones, la conclusión es que la economía capitalista, tal como la hemos conocido, no tiene futuro. Cada vez más, se tiene en cuenta la reputación social y medioambiental de las empresas y se propugna un capitalismo inclusivo, en el que se encuentre un punto de equilibrio por el bien común. Es cierto que quien invierte, quien arriesga, se merece un retorno económico, pero también tiene que aportar a la sociedad, y esto lo tienen especialmente claro las nuevas generaciones.

¿El teletrabajo ha llegado para quedarse?

Con el teletrabajo se puede conciliar mejor la vida personal y la laboral, y tener un enfoque del trabajo más basado en objetivos y en proyectos. Pero el marco regulatorio actual no ayuda, por ejemplo, con el requerimiento de control horario de los empleados. 

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