Estos días, parte del separatismo no solo evita condenar la violencia —o lo hace con tibieza— ejercida por los radicales antisistema que protestan por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, sino que carga con dureza contra lo que considera un uso excesivo de la fuerza por parte de los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana. Un ejemplo es la reunión mantenida por la candidata de Junts per Catalunya a la presidencia de la Generalitat, Laura Borràs, con Hasél, de la que ha destacado que éste está convencido de la necesidad de «internacionalizar la represión». Otro, el teléfono gratuito para ofrecer asistencia psicológica a las víctimas de la «violencia policial» impulsado por la Assemblea Nacional Catalana.
Así, la asociación presidida por Elisenda Paluzie, ha lanzado un teléfono sin coste alguno que ofrece «atención psicológica» para aquellos que hayan sufrido «violencia policial» y «represión judicial». El teléfono opera de lunes a domingo —excluyendo los miércoles— de 10 a 19 horas, excepto festivos oficiales. En el tuit que ha publicado el colectivo para publicitar la línea, agradecen la participación de Psicòlegs per la Indepèndencia, sectorial de Psicología de la ANC.
El maximalismo de la ANC
Por otra parte, la asociación no rebaja su postura de máximos en lo relativo a la secesión de Cataluña. Prueba de ello son las 3.000 personas convocadas por la entidad que se congregaron este domingo en la plaza de Cataluña de Barcelona para exigir a los partidos separatistas que unan fuerzas para conformar un Govern exclusivamente separatista. El lema utilizado en la manifestación, «Ya somos el 52%», en referencia al voto total logrado por dichas formaciones, deja a las claras el motivo por el que la organización considera que un «Govern independentista fuerte» es la única opción.
