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ENTREVISTA / Carlos H. Preciado (magistrado): «El poder excepcional en situaciones excepcionales es peligroso»

Presenta el viernes 'Una vida incurable', una recopilación de 63 poemas escritos en tiempos de pandemia

El magistrado Carlos Hugo Preciado Domènech.

Magistrado de lo social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y profesor asociado de Derecho Penal en la URV de Tarragona, Carlos Hugo Preciado Domènech se estrena como poeta. La escritura no le es ajena. No en balde, es autor de 19 libros sobre diversas cuestiones relacionadas con el mundo del Derecho. Pero la creatividad es otra cosa. Y, según cuenta, su experiencia vital, y la de los otros, le sirve para retratarse y retratar al mundo a través de la poesía. Una vida incurable son 63 poemas del centenar largo que ha escrito desde que el COVID-19 irrumpiera en nuestras vidas. El libro se presentará este viernes en el Col.legi de l’Advocacia de Tarragona.

Acaba de publicar Una vida incurable, una recopilación de 63 poemas presentados como una radiografía interior y exterior de usted mismo. ¿Le gusta el resultado de esa radiografía? 

Hombre, yo siempre lo veo todo mejorable (risas). Pero esta es una selección de entre unos 120 poemas que ya tengo y para la que me he dejado guiar por gente que sabe. La verdad es que sí estoy satisfecho. Es el primer libro de poesía que publico y espero que no sea el último. Todos los anteriores, que son 19, eran unos tochos aburridísimos de Derecho. Así que el libro, además de ser divertido, es importante. La poesía, además, tiene ciertas virtudes que podemos llamar terapéuticas. El hecho de escribir siempre es bueno y si, además, lo que escribes le puede gustar a alguien, mejor. 

Es un cambio muy radical porque lo que usted había escrito hasta ahora son manuales de derecho puro y duro, ¿no? 

Sí, derechos humanos, derechos penales y derechos laborales. Pero no soy una cosa rara. Le he enviado un ejemplar a Luis Enrique de la Villa Gil, que es un abogado laboralista famosísimo y que ahora está haciendo una recopilación de libros de poesía. Y uno de los que me ha ayudado es Francisco Alemán Paez, que es catedrático de Derecho Laboral en Córdoba y que también escribe poesía y ha ganado algún premio. Y luego está mi editor Manuel Rivera, que también me ha ayudado. Es verdad que me han dicho mis poemas no son los de Antonio Machado pero son potables (risas). Además, estoy contento porque he conseguido que mi hijo, César, escribiera también una poesía. Le estoy introduciendo en el hábito de la lectura, que hoy en día es casi como si los maltrataras. Le dices que tiene que leer o escribir y todo es “no, no”. Pero, bueno, a mí este libro me ha servido tanto a nivel personal como a nivel creativo y estoy contento. 

La gente percibe a los jueces como serios pero somos humanos. Nos equivocamos y metemos la pata igual que los demás

Carlos Hugo Preciado Domènech

Me habla de otros abogados que hacen poesía pero su caso va más allá porque usted es juez, que es algo que se suele ver como un poco más serio.  

A ver, ser juez no es más serio, la verdad. Yo le he enviado un libro a la maestra de mi hijo con una dedicatoria en la que le digo que su trabajo sí que es el oficio más noble del mundo. Es verdad que la gente percibe a los jueces como serios pero somos humanos. Nos equivocamos y metemos la pata como los demás. De todos modos, yo he sido sindicalista durante 15 años. He sido abogado laboralista. Y he trabajado de camarero, en la obra, recogiendo frutas en Lleida… ahora soy magistrado pero sé de qué va la vida. 

Es usted un magistrado un poco atípico, la verdad. No tiene ese pasado de solo estudiar y, por lo que cuenta, tiene los pies en la tierra. 

Común no soy (risas). En eso de estudiar, además, fue peor porque tuve que estudiar y, a la vez, trabajar. Y por eso, probablemente, esté ahí la poesía. De chaval tocaba la guitarra y ahora, de mayor, he escrito libros y eso te produce siempre cierta satisfacción. Pero no era nada creativo. La poesía sí lo es. Y tú mismo te sientes bien aunque no salga de la mesa de tu escritorio. Si, además, logras que algún incauto lo lea y te diga que le gusta, pues fantástico. 

La poesía es un género muy minoritario pero también es cierto que mucha gente, cuando está en una situación difícil, acaba recurriendo a ella. Buscas algo parecido al consuelo. Durante el confinamiento, por ejemplo, vimos cómo se organizaban recitales de poesía en redes sociales con mucho éxito. 

Yo empecé el libro en pleno confinamiento. La primera poesía la hice un poco antes, en febrero. Pero sí que el confinamiento me sirvió para la poesía. A unos les dio por hacer pasteles, otros prefirieron el ejercicio y a mí me dio por la poesía. El libro es fruto de aquello pero, además, se ha convertido en una afición consolidada que voy a continuar. Me gusta y, cuando una cosa te gusta, ¡carpe diem! 

La pobreza ha aumentado y se aguanta todo por un hilito. Han cerrado una cuarta parte de los negocios y no se despide porque el Gobierno ha

puesto normas para impedirlo

Carlos Hugo Preciado Domènech

Nos han dicho por activa y por pasiva que de esta crisis saldremos mejores. Es algo muy poético. Desde una sala del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ¿se ve eso de que vayamos a salir mejores? 

Yo lo que estoy viendo es que la situación está muy mal. La pobreza ha aumentado y se aguanta todo por un hilito. Han cerrado una cuarta parte de los negocios. No se está despidiendo porque el Gobierno ha puesto unas normas para intentar impedirlo. Nos hemos gastado miles de millones de euros en los ERTE para que no se pierda empleo. Pero la realidad es que la tasa de paro es del 16% y no hay muchos motivos para ser optimistas. Nosotros estamos viendo las invalideces, las discapacidades, las dependencias, los despidos, es decir, todo lo que afecta a los derechos sociales y las cosas están como están. Creo que, a corto plazo, no hay motivos para ser optimista. Y lo más lamentable es que hay una generación que habrá vivido prácticamente toda su juventud en crisis, desde 2008 hasta ahora. Todos estos chavales y chavales tenían 20 años entonces y se han tenido que buscar la vida y no han tenido las oportunidades que tuvimos nosotros en su día. 

Sí, son personas que están viviendo en una inestabilidad constante y eso les impide  tener un proyecto de vida. 

Yo lo recojo en uno de mis poemas, Externalidades, con un verso que dice “un contrato de duración determinada de los de inseguridad garantizada”. Es que es así. La tasa de precariedad es brutal. Y, en este sentido, en la magistratura no hemos hecho el trabajo que nos corresponde. Es verdad que no teníamos tanto margen porque los jueces no podemos dictar leyes pero sí que podíamos evitar todo el abuso que es evidente. Solo en las Administraciones Públicas hay 800.000 interinos. Algunos, cada vez más, llegan a la jubilación siendo interinos. 

La Justicia no ha sido clara y contundente con todos estos abusos. Hemos ido muy a medias tintas y la jurisprudencia ha sido bastante timorata con esto.

Carlos Hugo Preciado Domènech

Muchas veces no recurrimos a la Justicia porque ni siquiera sabemos que tenemos esa posibilidad. 

Claro, porque la Justicia no ha sido clara y contundente con todos estos abusos. Hemos ido muy a las medias tintas y la jurisprudencia ha sido bastante timorata con todo esto. No se ha promovido la estabilidad en el empleo, que es un derecho constitucional. La gente no sabe que tiene derecho a la estabilidad en el empleo. Y esta falta de respuesta clara y contundente por parte de los tribunales no ha hecho más que ser procíclico.  

Ahora que van a acabar los ERTE, y todo indica que van a empezar los ERE, la Justicia se tendrá que aplicar e implicar a fondo. 

Sí, pero, de momento, no podemos ser optimistas. Han salido ya resoluciones judiciales donde se dice que los despidos por causa COVID no son nulos sino que son improcedentes. El propio Gobierno establece una normativa que dice que no se puede despedir porque les estamos pagando a los trabajadores los salarios para que no ser despedidos y se está eximiendo de las cuotas de la Seguridad Social. A pesar de todo eso, se está despidiendo y la tesis de la improcedencia está ahí. Por eso digo que los tribunales, a lo mejor, no hemos sido siempre todo lo claros que hubiéramos debido en aspectos tan vitales como estos de la precariedad o el abuso de la temporalidad.  

El poder judicial es necesario y

deseablemente descabezado y dispar

Carlos Hugo Preciado Domènech

Pero también está este tema de que las leyes son interpretables y, lo que para usted es verde, para otro magistrado es negro. Esta disparidad le choca al ciudadano. 

Sí, pero esa disparidad es una garantía. El poder judicial es necesario y deseablemente descabezado y dispar. Hay mecanismos de multiplicación de doctrina pero un ciudadano tiene que poder pensar que alguien que lleva una toga y que se llama juez o jueza puede decidir su caso concreto aproximándose a la garantía máxima de sus derechos. Y eso incluye discrepar de otras sentencias o, incluso, cambiar un criterio. Puede haber un criterio pero la realidad social lo cambia. Por ejemplo, las nuevas tecnologías. Hay un criterio que dice que un documento es una cosa que está escrita en un papel pero, con las nuevas tecnologías, a lo mejor habría que cambiarlo. La realidad social impone la revisión de los criterios y forma parte de esa deseable disparidad resolutiva que a veces genera inseguridad jurídica pero que da garantías al ciudadano de que su caso pueda resolverse de forma distinta. 

En plena fatiga pandémica, que es un término también muy poético, muchos sentimos que nos están arrebatando derechos y no sabemos si será fácil recuperarlos. El presidente Sánchez ha dicho que es previsible que el 9 de mayo acabe el estado de alarma pero, con la precampaña de Madrid en marcha, hay quienes dicen que, en cuanto se celebren las elecciones, el Gobierno ampliará aún más esta situación. ¿Cómo se contempla desde la Justicia esta pérdida de derechos con el COVID como excusa y que, a veces, es difícil de explicar? 

Evidentemente, el ejercicio del poder siempre tiene que ser limitado y de ahí la división de poderes. El poder excepcional en las situaciones excepcionales es peligroso como bien demuestra la historia. Carl Schmitt, jurista e ideólogo del III Reich, decía que la soberanía radica en poseer el poder de excepción. Lo demás está ahí. Esto es historia. Lo que sí es sorprendente es la facilidad con la que la gente a veces acepta la pérdida de derechos que ha costado siglos conseguir y que no se cuestionan. Es un motivo de reflexión para todo el mundo, no solo para la judicatura. La Justicia tiene que garantizar los derechos de los ciudadanos, no solo frente a otros ciudadanos sino, sobre todo, frente al poder político. Hemos tenido casos en los que se le ha dicho a la Administración que ha incumplido la normativa por no facilitar mascarillas a sus trabajadores y eso es una activación de ese mecanismo de garantía. Pero, claro, la Justicia no puede ella sola solucionar todos los problemas. Puede solucionar algunos concretos de gente concreta, pero no los problemas generales. Haciendo Justicia se aplican los derechos que el pueblo, a través de los legisladores, considera que debe tener. 

Sorprende la facilidad con la que la gente a veces acepta la pérdida de derechos que ha costado siglos conseguir y que no se cuestionan

Carlos Hugo Preciado Domènech

Sí, pero, por ejemplo, ahora mismo nos hablan de las vacunas como una panacea y, a la vez, de un pasaporte COVID  que te dará derecho a unas cosas y te quitará el acceso a otras que están consideradas como libertades. 

A nivel europeo se ha hablado, incluso, de la posibilidad de despedir a quien no se vacune. Yo escribí un artículo sobre este tema que se llama No somos ganado. Personalmente, yo me voy a vacunar pero esto es un tratamiento médico y cada uno debe tener derecho a decidir sobre su propio cuerpo qué le meten y qué no.  

Ante familias que se niegan a vacunar a sus hijos con las vacunas que están en el calendario oficial se rechaza la posibilidad de que no puedan matricularlos en los colegios porque se vulnerarían sus derechos. Sin embargo, ahora se baraja el no poder viajar sin la vacuna o no poder ejercer en según qué trabajos. 

En la cuestión de los viajes, estamos ante un tema de soberanía. Si hay estados que soberanamente deciden eso, que no entra nadie que no esté vacunado, pueden hacerlo. Los derechos fundamentales se garantizan dentro de las fronteras y los derechos humanos por encima de ellas. El problema sería si esto vulnera los derechos humanos, la libertad de circulación, si es o no proporcionado… Es como todo, no hay una respuesta unívoca. Hay unos derechos, como el derecho a integridad física, que impide que recibas cualquier tratamiento médico sin consentimiento. Luego tiene la libertad de circulación pero ya está limitada si no tiene permiso de residencia o no tiene un título válido. Ahí es más complicado. Pero, desde luego, intraestatalmente no se puede limitar la libre circulación si no tienes un carnet sanitario. Para eso hace falta una ley orgánica. Esa es mi opinión. o que está claro es que no es algo que se vaya a dejar en manos de los jueces porque depende del legislador. Tendrá que ser algo muy medido. No podrán decir que, sin el carnet de AstraZeneca, no puedes ir a la playa.  

Yo me voy a vacunar pero esto es un tratamiento médico y cada uno debe tener derecho a decidir sobre su propio cuerpo qué le meten y qué no

Carlos Hugo Preciado Domènech

Pero estamos ante una Administración peculiar en sus medidas y en sus anuncios. La semana pasada nos dijeron que, cuando acabe la pandemia, tendremos que seguir llevando mascarillas en todo momento y ahora han dado marcha atrás. 

Estarán contentos los fabricantes. Estoy por invertir (risas). A ver, habrá que ver si es o no una cuestión de sanidad pública. Sí que hay cosas llamativas. Por ejemplo, en el Reino Unido se están utilizando las iglesias para vacunar a la gente y aquí no. El Estado tiene que hacer su trabajo para garantizar los derechos y evitar caer en pendientes autoritarias, peligrosas o impositivas. 

También podríamos echar mano del Ejército o de los veterinarios, que llevan meses ofreciendo su ayuda sin que nadie les haga caso, para agilizar el proceso de vacunación. 

Sí, yo creo que la gestión es muy mejorable.  

Sin embargo, todos los casos que se han planteado ante la Justicia cuestionando esta gestión no han llegado a nada. 

Muchos sí pero no todos. Nosotros, por ejemplo, en el tema de derechos de las personas trabajadoras afectadas por la pandemia, al menos a nivel de prevención de riesgos laborales, hemos hecho buen trabajo y el Supremo lo ha confirmado. Hemos condenado a administraciones por no dar los EPIs a los trabajadores, por ejemplo.  

Prefiero no darle más vuelta a un tema que es irracional. No vale la pena que intentes convencer a nadie porque no vas a poder

Carlos Hugo Preciado Domènech

¿Hay algo poético en el procés

¡Huy! Hace años que escribí varios artículos sobre este tema y decidí que todo lo que tenía que decir ya lo había dicho. Prefiero no darle más vueltas a un tema que es irracional. No vale la pena que intentes convencer a nadie porque no vas a poder. Es como decir “a mí me gusta el queso” y que te responsan que les gusta Pamplona. ¿Qué discusión puedes tener? Ninguna. (risas). Todo lo que no esté informado por la razón no admite discusión, ni opinión. No puedes hacer un debate racional. 

Ellos acaban de presentar su propio DNI electrónico a través del Consell per la República. No te da derecho a nada pero ahí está. 

Cada uno tiene sus prioridades pero, bueno, yo creo que la gente se da cuenta de las cosas. Aunque la realidad lo desmienta. 

Hombre, acabamos de celebrar elecciones y estamos como estamos. Mucha cuenta no parece que se den. 

Ya pero qué le vamos a hacer. La democracia no te asegura mejores gobiernos sino el que quiere la mayoría. 

Nos queda aquello que decía Ortega de la conllevancia. 

Yo soy catalán de toda la vida pero la verdad es que nunca jamás me he sentido identificado con los debates identitarios. Ya le digo que en su día escribí sobre esta cuestión tres artículos y lo que pudiera aportar a este debate ya lo hice. 

Yo soy catalán de toda la vida pero la verdad es que nunca jamás me he sentido identificado

con los debates identitarios

Carlos Hugo Preciado Domènech

¿Piensa que es cierto eso de que los creativos tienen más sensibilidad que los demás? Como mínimo son capaces de percibir belleza donde los demás no la vemos. 

Yo creo que todo el mundo es creativo.  Es verdad que hay gente que tiene más capacidad para el arte, para lo estético. Pero el arte es un componente humano. Todo el mundo, en alguna medida, lo tiene. Yo no soy partidario del elitismo de esa gente que te dice “yo soy un artista”. Mire, no, usted es una persona y hace cosas que, a lo mejor, le gustan a otra gente. 

¿Cómo está viviendo usted este tiempo tan extraño que nos ha tocado vivir? 

Hago lo que puedo, la verdad. Intento no pronosticar mucho y vivir hoy. Creo que es la lectura o la lección de este tiempo. Ya se verá lo que va a pasar. Pero, en general, hacer muchos planes, muchos pronósticos, no es una buena recomendación para ser una persona feliz. Al final, te preocupas más de lo que no está pasando que de lo que te está pasando o de lo que estás haciendo. 

“La vida es lo que pasa. Y no tiene cura”. Es un verso de uno de sus poemas. Y, la verdad, transmite optimismo. 

Sí, del poema Diagnóstico. La vida no tiene remedio y hay que vivirla. Y la elección más inteligente es vivirla felizmente. A veces lo haces con mucha intensidad y a veces tienes que ver quiénes son las personas o las cosas que te ayudan o te impiden hacerlo. A veces, tú mismo eres el mayor obstáculo para ser feliz y entonces hay que hacer un autoanálisis importante.   

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