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Las amistades peligrosas de Josep Lluís Alay, el secretario personal de Carles Puigdemont

Los contactos de Alay con miembros del establishment ruso dejan ver que buscaba algo más que apoyo al 'procés'

Josep Lluís Alay en un momento de la entrevista en TV3.

«No hemos ido a Rusia a hablar ni de caviar, ni de la ópera rusa ni de vodka. Hemos ido a hablar de asuntos que interesan para la creación de un estado independiente en el futuro». Son las palabras con las que el secretario de la Oficina del President de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, admitía en TV3 hace poco más de una semana que la cúpula del procés sí buscó, y probablemente sigan en ello, el apoyo de Rusia para la declaración unilateral de independencia de Cataluña de 2017.

El expresidente de la Generalitat fugado de la justicia, Carles Puigdemont. EP.

Con esta afirmación, Alay zanjaba dos escándalos. Por un lado, la orden del juez Joaquín Aguirre de seguir investigando los posibles lazos entre Puigdemont, el procés y Rusia y, por otro, un demoledor reportaje del The New York Times que ponía al descubierto las sorprendentes relaciones de Alay en Moscú. Ahora es El Español el que repasa estas curiosas amistades, empezando por la ya conocida con Alexander Dmitrenko, empresario ruso afincado en Cataluña.

Espía y con lazos con el crimen organizado

Ya se sabía que Dmitrenko había solicitado la nacionalidad española, pues está casado con una catalana. El Ministerio de Interior se la denegó en base a un informe del CNI según el cual se trata de una persona que trabajaría para los servicios secretos del Kremlin. Según El Español, a esto se suma que mantiene contactos «con algunos de los principales líderes del crimen organizado transnacional de origen ruso».

Dmitrenko puso en marcha un año antes del referéndum ilegal del 1-O la entidad CatRus Capital, radicada en Londres. Se trata de «un lobby ruso catalán que tiene como función normalizar las relaciones empresariales y societarias entre empresarios rusos y catalanes», según recoge El Español. Un lobby que, además, no ha mostrado ningún reparo ante los desmanes del procés. CatRus organizó en 2018 un acto sobre Cataluña en Andorra que incluía una visita al Parlament. El digital de Pedro J. Ramírez asegura sobre este evento que en el mismo participó, al menos, una persona de la delegación rusa «con identidad falsa».

Los otros amigos del ‘procés’

El reportaje de El Español señala otras amistades aparentemente cuestionables de Alay. Es el caso de «Artyom Lukoyánov, hijo adoptivo de Vladislav Surkov, un influyente asesor del presidente ruso, Vladímir Putin, que ha estado al cargo de buena parte de la actividad encubierta rusa en la guerra del este de Ucrania y otras operaciones en el exterior como la de Osetia del Sur, territorio secesionista de Georgia». Según la investigación del NYT, Lukoyánov viajó a Barcelona «acompañado de Sergei Sumin -coronel del Servicio Federal de Protección, una agencia de la Federación rusa dedicada a la protección de altos funcionarios- a los dos días de iniciarse el intento de toma del aeropuerto del Prat en el transcurso del denominado Tsunami Democràtic«.

Otro de los contactos rusos de Alay es «Yevgeny Primakov, nieto del conocido dirigente del mismo nombre y un peso pesado en el ecosistema actual del Kremlin». Es el presidente de la organización Rossotrudnichetsvo, «dedicada, en teoría, a los intercambios culturales internacionales y las relaciones con los rusos afincados en el extranjero, pero que, en la práctica, está ampliamente considerada como una pantalla para operaciones de la inteligencia rusa en el exterior».

El Español denuncia también la presencia en Barcelona de la unidad 29155 del GRU, «la inteligencia militar rusa». Esta unidad tiene en su haber acciones como la voladura con explosivos de un depósito de armas en Chequia en 2014 o «el atentado en el Reino Unido contra el exespía Sergei Skripal y su hija en marzo de 2018, utilizando un arma química prohibida por las convenciones internacionales«. El mismo medio asegura que el líder de esta unidad, el coronel Denis Sergéyev, «se encontraba en Barcelona el día del referéndum ilegal y es solo uno de los varios miembros de la inteligencia militar rusa detectados en la ciudad condal en los últimos cinco años».

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