El conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, se ha situado estos día en el ojo del huracán lingüístico por su defensa cerrada del monolingüismo escolar catalán. Y es que, tras la sentencia del Supremo que establece un 25% en castellano en las escuelas, Cambray ha llegado al punto de acudir al colegio de Canet donde una familia castellanohablante está siendo acosada por el separatismo para solidarizarse con los acosadores, así como remitir por carta la orden a los centros escolares de desobedecer el fallo del TS. Siendo así, llama la atención poderosamente la noticia que ha desvelado hoy El Confidencial, que no es otra que Cambray lleva a sus hijos a un colegio que no aplica la inmersión lingüística.
Así, el conseller tiene a sus hijas escolarizadas en el prestigioso centro concertado Frederic Mistral, un colegio catalanista pero plurilingüe en el que las clases se imparten en cuatro idiomas vehiculares: catalán, castellano, inglés y francés o alemán. Esto significa que la escuela cumple con el 25% en español que exige la Justicia y que tanto rechazo ha levantado en el mundo nacionalista y en parte de la izquierda. La cuota, por otra parte, no afecta al conocimiento de catalán de sus alumnos. Según la memoria de la Fundación Collserola, el resultado en catalán de los alumnos de 4º de secundaria es alto en un 65%.
«Consensos vendo que para mí no tengo»
La noticia ha suscitado diversos comentarios irónicos en las redes por parte de intelectuales o activistas constitucionalistas. El columnista de Letras Libres Ricardo Dudda, por ejemplo, ha comentado en su Twitter: «Consenso vendo que para mí no tengo». Mientras, el historiador Joaquim Coll, la periodista Leyre Iglesias o el exdiputado popular Juan Milián han hecho hincapié en la «hipocresía» de la que consideran acreedor a Cambray.
No tienen vergüenza ni perdón.