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ENTREVISTA / Fernando Cocho: «Cuando arrinconas a un autócrata como Putin, es capaz de cualquier cosa»

Experto en inteligencia y en ciberseguridad, Cocho tiene claro que a los españoles nos toca "sufrir" a partir de ahora

Fernando Cocho

Experto en inteligencia y ciberseguridad, docente universitario y analista, Fernando Cocho (Madrid, 1968) tiene claro que a los españoles nos toca, a partir de ahora, «sufrir» en un escenario en el que la guerra mundial económica y tecnológica es un hecho desde hace algún tiempo. El conflicto entre Ucrania y Rusia forma parte de un tablero de ajedrez en el que quienes se juegan la hegemonía mundial son EEUU y China. En medio, países como el nuestro, que ha pasado de ser «una potencia media a una media potencia». Sobre el ciudadano medio planean, mientras tanto, las amenazas de una crisis alimentaria como nunca antes hemos vivido y una guerra nuclear de consecuencias desconocidas. Y, en el particular mundo separatista catalán, el centro del debate lo ocupa un supuesto espionaje que Cocho desmonta sin apenas esfuerzo.

¿Estamos ya en la III Guerra Mundial?

Llevamos ya bastante tiempo en la III Guerra Mundial desde el punto de vista económico y tecnológico. No desde el punto de vista militar.

Pero los ciudadanos de a pie no somos conscientes.

Solo por algunas noticias de ataques de ciberdelincuentes rusos o chinos o los conflictos de las patentes o los chips que vienen de China y bloquean el comercio. Son cosas que nos pasan desapercibidas y que son la antesala de lo que es un conflicto de mayor dimensión. Una guerra económica en todos los estratos y niveles; una guerra tecnológica y, también, de aprovisionamiento de materias primas. 

En este escenario, ¿qué significa el conflicto entre Ucrania y Rusia?

No es más que un inmenso tablero de ajedrez geopolítico. De un lado, está Rusia, con sus intereses localistas, de control de la zona. Ucrania sería algo más simbólico, aparte de lo económico. Y, por otro lado, es la constancia de dos actores que siempre han estado ahí pero que irrumpen en la acción con intereses contrapuestos. Por un lado está China, como aliado de Rusia y, al mismo tiempo, gran consumidor de cereales que compra en Ucrania. Y, por otro lado, está EEUU, que había perdido fuerza en el tablero de Europa. EEUU se resiste a perder la hegemonía mundial y utiliza a Ucrania para debilitar a Rusia e, indirectamente, a China. EEUU es quien más se beneficia de la guerra. Nos está vendiendo su energía a precios más altos para tener un control sobre Europa. Y lleva preparándose para esto varios años. 

EEUU es un país que puede superar el desabastecimiento mucho más rápido que Europa por su capacidad de respuesta industrial

Fernando Cocho

Pero en EEUU las cosas no están bien. Hay, por ejemplo, desabastecimiento de productos básicos en los supermercados. 

Efectivamente. La producción de EEUU siempre ha sido acopio. Es decir, ha comprado en mercados internacionales la energía, la alimentación o la producción de cualquier materia. En EEUU hay un 30% de pobreza y sí puede haber desabastecimiento. Pero es un país que puede superar el desabastecimiento mucho más rápido que Europa por su capacidad de respuesta industrial. Puede activar la capacidad interna del país y dejar de comprar en el exterior. El tercer inversor de Rusia era la UE. Ahora el segundo comprador de EEUU de tecnología es la UE. Es decir, está claro el mecanismo: incentivo un conflicto para salir beneficiado porque la UE, por tercera vez, vuelve a depender de EEUU. Es una jugada de ajedrez a largo plazo. 

En 2020 se decía que era más lógico que la UE mirara hacia China que hacia EEUU. Y por algo tan sencillo como que Alemania tiene mucha dependencia de China. Su deuda la tiene toda China. 

Así es. Pero EEUU no va a permitir que una de las piezas de su tablero de ajedrez atlántico o europeo se le vaya. Y la única forma de lograrlo es obligando a la UE a girar hacia EEUU. Se ha vendido China como el gran enemigo porque es amigo de Rusia. Se nos dice que se está comiéndose el mercado internacional, que está tirando los precios, que está acaparando las materias primas… Al final, si pensamos que China es ese ogro, aunque en parte es cierto, la obligación de la UE es volver hacia EEUU. Esto es algo que ya está haciendo el Reino Unido. 

¿Qué papel juega España en todo esto?

Absolutamente ninguno. Es tan solo un miembro más de la UE. Está perdiendo peso y fuerza en Hispanoamérica. También en el Magreb y ante Marruecos, que es un aliado importante de EEUU. España está pasando de una potencia media a una media potencia. No está haciendo las reformas que tenía que haber hecho ni los procesos de comercialización que hubieran beneficiado al país. Nos hemos convertido en un país de servicios con una capacidad de tecnología punta complicada. Y todo porque no tenemos recursos y dependemos de Europa. Estamos sometidos a las políticas europeas, que son las de Francia y Alemania. 

España está pasando de una potencia media a media potencia, no está haciendo las reformas que tenía que haber hecho ni los procesos de comercialización que nos hubieran beneficiado

Fernando Cocho

¿Vamos hacia una guerra mundial en el sentido tradicional?

Esperemos que no. 

No estamos en 1939 pero el Gobierno español tampoco parece plantearse consultar al país si quiere participar en esto o mantenerse neutral. 

El problema es que no podemos mantenernos neutrales. El artículo 5 del tratado de la OTAN no lo leemos de forma completa y nos deja en un lugar bastante mediocre. Este artículo dice que, ante el ataque a un país de la alianza, los demás responderán solidariamente defendiendo los intereses de ese país desde el punto de vista económico, geopolítico y militar. Pero también dice que cada país decidirá en qué forma apoyará esa defensa. Y España no tiene capacidad de ningún tipo de enfrentarse militarmente a nada. Tampoco de aportar suficiente capacidad militar como para poder significar algo. En Europa solo había tres ejércitos importantes y eran el británico, el francés y el alemán. Gran Bretaña se ha marchado. Queda Francia y Alemania se va militarizando a marchas forzadas. Pero, fuera de estos países, no hay capacidad armamentística para defendernos o atacar a una potencia militar como Rusia. Piense que Rusia es una potencia nuclear. Aunque pierda la guerra terrestre, puede borrar del mapa a la mitad de las grandes ciudades de Europa. 

¿Realmente Putin es capaz de hacer algo así?

Sin duda alguna. Cuando arrinconas un autócrata o a un dictador, si se ve amenazado y considera que la amenaza es a nivel existencial, como él mismo ha dicho, es capaz de cualquier cosa. Pero, antes de esa escalada militar, está la III Guerra Mundial económica y en esa ya estamos. El bloqueo de los cereales de Ucrania perjudica a Europa, a China y, sobre todo, el de Rusia y las sanciones, perjudica a África. La hambruna no la vamos a padecer tanto nosotros como el tercer mundo. 

La pregunta que debemos hacernos es cuántos muertos está dispuesto a poner cada país sobre la mesa en un conflicto como este

Fernando Cocho

Alemania ha pedido a sus ciudadanos que hagan acopio de alimentos y agua para 10 días. ¿Por qué lo hace? ¿Deberíamos hacer nosotros lo mismo? El Gobierno no dice nada al respecto.

El Gobierno español se caracteriza por tomar decisiones tarde y sin escuchar a los técnicos. La infraestructura logística alemana, evidentemente, no es la española. La dependencia energética y de transporte de Alemania es mucho más grave. Nuestra cadena de logística está muy bien engrasada y es muy eficiente. Tenemos unas plataformas logísticas muy importantes y con unas capacidades de respuesta muy altas. No creo que aquí pueda haber problemas de desabastecimiento como puede ocurrir en Alemania. Pero sí puede suceder que en el supermercado falten algunos productos de vez en cuando. Insisto, no creo que vayamos a sufrir un desabastecimiento total como hemos visto en Alemania con las estanterías vacías. Puede suceder si surge el pánico y la gente hace acopio de alimentos por miedo.

¿Puede España mantenerse al margen de todo esto?

No, para nada. Tenemos una de las bases de EEUU más importantes, que es la de Rota. Es una base española cedida a EEUU y que es una cabeza de puente importantísima para llegar a cualquier parte del mundo. No podemos mantenernos al margen. Sí es cierto que somos uno de los países más alejados y de los que, en principio, menos daño sufriríamos. Pero el compromiso es de alinearnos con la OTAN. La pregunta que debemos hacernos es cuántos muertos está dispuesto a poner cada país sobre la mesa en un conflicto como este. Rusia ya ha dicho que pone 50.000 sin problema. Si mañana hubiera 200 muertos de tropas españolas, el Gobierno caería. 

No entendemos que las relaciones internacionales son de poder, que no existen los buenos ni los malos.

Esto es por un buenismo mal interpretado. No se trata de ser o no militarista.  Se trata de tener independencia geoestratégica para defender tus intereses. Si miramos hacia el sur, Marruecos puede superarnos en capacidad militar en cinco o seis años. Cuando un país tiene capacidad militar, puede imponer sus políticas. Nuestra soberanía puede verse amenazada, igual que nuestros intereses económicos. La falta de previsión y visión a largo plazo, el buenismo, nos hace tener una debilidad. Mire, hasta el Partido Verde alemán ha firmado el aumento del gasto en defensa. Los países nórdicos son tradicionalmente pacifistas pero, desde 2014, Suecia está rearmando y reconstruyendo su ejército a marchas forzadas. Noruega, de la que nadie habla, es una potencia muy militarizada, con un ejército muy profesional. Tiene gas, petróleo, energía nuclear, no pertenece a la UE ni a la OTAN y se mantiene en silencio ante el conflicto. O bien tiene capacidad suficiente para defender sus intereses o bien tiene estos muy claros y no los ha dicho. 

Con justicia o sin ella, Rusia ha hecho un ataque preventivo y nos hemos olvidado de cuáles son los intereses de una gran potencia

Fernando Cocho

Y no son los intereses de la UE.

Efectivamente. Pero no es el único país. Dinamarca ya se ha planteado hasta dónde llegar. Hungría ha dicho que no cuenten con ellos. Serbia tiene claro que nunca pelearía contra sus hermanos eslavos. Austria se ha declarado antimilitar porque depende casi al 100% de la energía comprada en el exterior. Son realmente los países bálticos y Polonia, además de Finlandia, los que se sienten amenazados. Tienen miedo a ser invadidos por Rusia a diario. Esto es algo que nosotros no sentimos. 

¿Por qué los españoles de la calle se han situado de forma tan radical con Ucrania a pesar de que se ofrecen pruebas claras sobre cómo los neonazis dominan su ejército?

La gente ha vivido de espaldas a la realidad en toda Europa. Han vivido de espaldas a la realidad de Aleppo, de Homs, de Chechenia… Con justicia o sin ella, Rusia ha hecho un ataque preventivo. Nos hemos olvidado de cuáles son los intereses de una gran potencia. Si no vigilas a un mono con un martillo inmenso, corres el riesgo de que te pegue un martillazo. Aquí quien está padeciendo es el pueblo ucraniano pero también lo pagaremos nosotros muy caro. En 2015, la OSCE ya estaba avisando de las hostilidades del batallón Azov, financiados por el Pentágono. Hasta 2020 se consideraban un grupo terrorista. No hemos querido escuchar las quejas de la zona rusófila de Ucrania, que se sentía amenazada por estas milicias desde 2011. En dos ocasiones, el ejército ucraniano y estas milicias intentaron expulsar o ganar a los separatistas del Donetsk y del Lugansk. Perdieron estos conflictos. No se respetaron los acuerdos de Minsk. Y Putin avisó de que atacaría. Zelenski se ha dejado engatusar por los cantos de sirena, pensando que podía entrar en la UE y en la OTAN. Tenga o no razón, chocan sus intereses con los de una potencia nuclear como Rusia. Y en el otro lado sucede lo mismo. México ha planteado abrir una línea de comercialización con China y EEUU ha saltado para decir que no lo permite bajo ningún concepto. Putin puede ser un asesino, pero la OSCE lleva años alertando de las violaciones de los derechos humanos por parte de estas milicias. Es verdad que Putin aplastó Georgia, se anexionó parte de Kosovo y Crimea… no pasó nada y esto lo ha aprovechado ahora. La UE ha reaccionado bien pero tarde. Hasta hace unos días le hemos pagado a Putin 1.000 millones de euros para comprar combustible y gas. Italia ha abierto una cuenta en rublos para eso. No entendemos la mentalidad eslava ni cómo funciona el juego. Por eso nos tragamos la película de Zelenski, que ha hecho una magistral interpretación, hablando en cada parlamento de los temas sensibles de cada país. Al final, la narrativa mediática la ha ganado sin duda alguna. Pero la contranarrativa rusa está reaccionando, aunque con mayor lentitud y muchos problemas. Putin puede llegar a utilizar armas tácticas. Con media docena de Satán 2, que son ilocalizables y van a 12.000 km por hora, puede en 15 minutos destruir la mitad de las capitales europeas. ¿Quién tiene capacidad para responder? Francia, Gran Bretaña y EEUU. Es un tema muy peliagudo porque ninguna de las dos partes tiene razón y las dos tienen razón. Esto es política internacional, relaciones de poder. 

La política internacional es eso, poder, intereses y poca democracia.

Exacto. No hemos entendido de qué va el juego y hemos querido pensar, que me parece muy bien, de forma democrática e igualitaria. Debemos intentar que el mundo funcione así pero ahora mismo no lo hace. Se nos olvidan cosas como la fragmentación de Yugoslavia. No nos importa la masacre de Yemen. No nos importa lo que pasó en Siria con Rusia. Ahora la diferencia es que esto nos pilla cerca e implica a países que pertenecen a la OTAN. O llegamos a un acuerdo o pasamos a la siguiente fase y ahí pueden morir muchos soldados rusos mientras nos burlamos. Pero vamos a ver poco a poco que la artillería y los misiles van avanzando en territorio ucraniano. 

Hemos vivido en una sociedad feliz en el sentido más orwelliano del término pero los años 90 y 2000 eran una ficción

Fernando Cocho

Pandemia, gran apagón, viruela del mono, guerra mundial… ¿Consiste la nueva normalidad en tenernos siempre al límite mentalmente?

Es posible. Pero porque hemos vivido en una sociedad feliz en el sentido más orwelliano del término. Los años 90 y 2000 eran una ficción. Para dos tercios del mundo, en aquellos momentos existían la pobreza, la enfermedad… Nosotros hemos vivido en una burbuja. No pienso que haya una mano negra, ni un contubernio maligno para perjudicar a la sociedad democrática. Esta sociedad ha llegado a sus límites y o se refunda o desaparece. O reencuentra los valores que tenía o desaparecerá en favor de las autocracias. Ahí están China, Irán, Turquía o la propia Rusia. 

La crisis alimentaria parece que está a la vuelta de la esquina. ¿De verdad es Ucrania el granero del mundo? 

La gente no quiere ver ciertas cosas. E, insisto, hasta aquí hemos llegado. Hemos cedido la extracción de combustibles fósiles a otros países para ser verdes y ahora ellos tienen el control sobre nosotros. Hemos cedido las cosechas a otros países para evitar contaminar nuestros suelos con fertilizantes. Cuando uno cede la soberanía de algo a un tercero, puede chantajearte. Lo hemos visto con Marruecos y el control de la inmigración y el yihadismo. Esto lo utiliza Marruecos como herramienta de presión y chantaje. Son relaciones internacionales. La buena voluntad solo se da entre iguales y eso casi nunca ocurre. 

¿Está evidenciando la crisis que Alemania es un gigante con pies de barro?

Sin duda. Hasta que ha logrado ponerse en marcha y dejar de consumir gas ruso, es porque le han dado petróleo por otro lado. Pero si mañana se cerraran totalmente las exportaciones de gas ruso, el PIB alemán caería cuatro puntos y veríamos allí una hambruna porque no tiene capacidad de respuesta. Depende de producción externa. Aquí en España se pagaba a los agricultores por no producir y poner ahora la maquinaria en marcha para garantizar la seguridad alimenticia es muy complicado. 

Ha habido una monitorización tutelada por la Justicia a un conjunto de políticos independentistas y eso, nos guste o no, es legal

Fernando Cocho

A pesar de este escenario internacional, la Cataluña oficial sigue a lo suyo. ¿Qué hay detrás del #CatalanGate?

Nosotros vivimos en un Estado de derecho y a nadie se le persigue por sus ideas. Pero tenemos una Ley de Inteligencia que establece que una de las prioridades del CNI es el análisis de aquellas personas, instituciones o países que vulneren los derechos fundamentales de la nación o sirvan para acciones subversivas o de desvertebración del territorio. Si no nos gusta, hay que cambiarlo. Aquí ha habido una monitorización tutelada por la Justicia a un conjunto de políticos independentistas. Estemos de acuerdo o no, es legal. Se centra todo en la investigación de CitizenLab, que dice que hay más independentistas y la realidad es que, si el CNI hubiera querido investigar a tantos, lo hubiera solicitado al magistrado. 

Pero esta monitorización es lógica cuando estás intentando atentar contra la unidad del Estado.

Y lo que hace el Estado es defenderse. El problema es que estas escuchas, que no serán desclasificadas por mucho que se empeñe el presidente del Gobierno, afectan a un Ejecutivo débil que cede ante cualquier presión, no solo la de los independentistas. Al final, el servicio de Inteligencia, que no es agente de la autoridad, sigue unas directrices que marcan el Gobierno, el Consejo de Ministros o, en su defecto, el Congreso. Y esto se controla en la Comisión de Secretos Oficiales. Al final, el Estado tiene derecho a defenderse ante una acción subversiva de unas personas que luchan desde la Administración contra esa misma Administración. Se trata de un acción de protección de la democracia. Si esto no les gusta, lo cambiamos. Pero es lo que tenemos ahora mismo. El CNI es uno de los servicios más controlados judicialmente del mundo. Cuando se dice si el Gobierno sabía o no de estas escuchas, es obvio que sí. El CNI no va como un verso suelto. Por supuesto que la ministra de Defensa tenía conocimiento y es de suponer que informó al presidente o, incluso, al Consejo de Ministros. 

¿Ha habido relaciones entre los separatistas y el Kremlin?

Sí, hubo agentes del GRU que estuvieron en Cataluña. Pero hay que tener claro una cosa. A los rusos no les importa nada el independentismo catalán. Pero si un Gobierno de la UE tiene que dedicar recursos a un problema interior, yo fomento ese problema y así logro desestabilizar a un país de la UE y de la OTAN. Es un acción encubierta y es evidente que ha habido este apoyo porque interesaba debilitar al Gobierno. Sucedió lo mismo con los independentistas corsos o con diversos grupos alemanes.

Para acabar, ¿qué nos espera en los próximos meses a los ciudadanos de a pie en España?

Sufrimiento y toma de conciencia de que hay que ponerse a trabajar y a luchar por mantener el Estado de Bienestar que nos quede. Hay que volver a refundar la democracia, el país y el Estado para intentar salir de una crisis que va para largo. Hay que trabajar como lo hicieron nuestros abuelos y no vamos a vivir como vivieron nuestros padres. Nos toca sufrir, la verdad. 

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