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Ecos Independentistas/ Anna Gabriel renuncia al exilio

La exdiputada de la CUP, Anna Gabriel. EFE.

Anna Gabriel está liquidando sus cuentas pendientes con la justicia, que no son muchas. Se fue al exilio sin necesidad alguna, sólo para evitar comparecer ante el Tribunal Supremo, en febrero de 2018. Por ello se emitió un auto de detención en España, pero ninguna euroorden dado que la desobediencia de que se la acusa no comporta cárcel sino sólo multa e inhabilitación. El martes 19 de julio vino voluntariamente, compareció ante la secretaría del TS, la orden de detención queda sin efecto y será citada próximamente para responder del delito de desobediencia. El mismo día volvió a Ginebra.

El martes 19 de julio vino voluntariamente, compareció ante la secretaría del TS, la orden de detención queda sin efecto y será citada próximamente para responder del delito de desobediencia.

Tanta normalidad contrasta con la retórica sacrificial que sigue usando: «Después de cuatro años y medio de exilio, hoy se produce un paso procesal necesario para recuperar una libertad de movimientos que nunca hubiera tenido que perder, ni yo ni nadie.» «Mis compromisos políticos y sociales siguen donde estaban, con mi pueblo, con su gente, y muy especialmente con el conjunto de las personas represaliadas.»

En la crónica que hizo TV3 de la visita al TS —Anna Gabriel torna de l’exili— se recuerda lo que dijo inmediatamente después de irse: que su intención era «denunciar que se estaba aplicando el derecho penal del enemigo a los líderes independentistas que habían promovido el referéndum del 1-O». Pues bien, el Código Penal español sigue siendo el mismo, por lo que habría que concluir que la exiliada se ha hartado de denunciarlo y prefiere acatarlo.

El Código Penal español sigue siendo el mismo, por lo que habría que concluir que la exiliada se ha hartado de denunciarlo y prefiere acatarlo.

TV3 recuerda también que Benet Salellas afirmó en aquel momento que Anna Gabriel «estaba siguiendo una estrategia previamente definida por la CUP». Cabe preguntarse también ahora si su decisión de comparecer forma parte de una estrategia de la CUP, lo que no afecta en absoluto a la cuestión procesal pero sí a la valoración política del hecho. ¿Es peón, o digamos un alfil, de una estrategia tramada en el comité central, o bien va por libre?.

«Vamos a perder de forma clara«

Después del fiasco de octubre de 2017, algunos líderes del proceso, no todos, acabaron en la cárcel o en el exilio. Eran mayormente de JxCat o de ERC, no había ninguno de la CUP. Algo había que hacer meterse en la primera división de la liga de represaliados. En el pelotón de empapelados por diversos motivos relacionados con el activismo independentista deben tener bastantes militantes, pero hacía falta además que una figura mediática, conocida del gran público, sufriera persecución y pudiera presentarse como víctima del régimen del 78 para no perder protagonismo. No todos los exilios son iguales, hay el exilio de los que huyen para salvar la vida y el exilio calculado de políticos que se van tramando ya su retorno. Esta interpretación abonaría la idea de una operación de partido.

En agosto de 2017, Anna Gabriel, entrevistada en el Mundo —La ruptura con España tal vez no llegue nunca—, afirmaba el carácter instrumental del proceso y lo daba prácticamente por perdido: «Soy independentista porque identifico el proyecto de ruptura con el Estado español con una ruptura con el status quo y porque me parece una oportunidad de transformación. Que quizás no llegue nunca, ¿eh? Hay muchos momentos que pensamos que vamos a perder de forma clara.»

Fue un aviso que nadie quiso escuchar. La mayoría de activistas y votantes del independentismo piensan que el tema es Cataluña, no una mera «oportunidad de transformación» que encima puede ser que no llegue nunca; pero los líderes estaban en otra onda. Aunque el tono de la entrevista es veraniego y relajado, transmite una esperanza en la victoria prácticamente nula y asimismo una visión de la política bastante recreativa y poco comprometida con la realidad: «¿Va a ser posible esa ruptura con el régimen del 78? Pues tal vez no. ¿La independencia de Cataluña necesariamente va a comportar un proceso revolucionario como a algunos nos gustaría? Pues quizá tampoco y algunos acabemos en las cunetas. Pero, aún sin tener asegurado ningún tipo de victoria, la alternativa es resignarse, ver el muro y no ver la grieta.»

En esa entrevista parece que Anna Gabriel tiene opiniones propias que se alejan un poco del mazacote de consignas prefabricadas que vehiculan los portavoces de la CUP cada vez que les ponen un micrófono delante. Esta interpretación abonaría la idea de que la comparecencia ante el TS es una decisión personal que indica ya una desvinculación del partido.

El peligro de la desjudicialización

Según el Confidencial, el miércoles 20, Anna Gabriel gestó su entrega a España a espaldas de la CUP, asesorada por amigos. Roger Palà, en Rac1, en un resumen que insinúa algo pero no dice nada —El retorno de una figura clave—, resalta que su abogado, Iñigo Iruin, es un «abogado histórico de la izquierda aberzale, tiene un perfil discreto y una línea de defensa de los exiliados que difiere de la de Gonzalo Boye, letrado de Puigdemont y Comín. Habrá que ver qué estrategia acaba siendo más efectiva.» ¿Nos apostamos algo? También, dice, «habrá que ver qué papel puede tener Anna Gabriel en la CUP del futuro si finalmente vuelve a Cataluña». Respuesta: ninguno; o sigue retirándose discretamente, o monta algo por su cuenta.

Según Economía Digital, el viernes 22 —La CUP apunta a ERC: el retorno de Anna Gabriel busca aislar a Puigdemont—, «sectores de la CUP reprochan a su exdiputada que no informó de sus planes a la dirección de la formación». Encima, «gran parte de la militancia antisistema se enteró de la llegada de Gabriel a Madrid por los medios de comunicación». Y, como siempre, hay que buscar un culpable: «Las mismas voces que critican a Anna Gabriel por su plan judicial en solitario, también aseguran que ERC ha colaborado en la estrategia utilizada por la exdiputada de la CUP.» Y una conspiración: «En las últimas reuniones Aragonès – Sánchez, ERC ha puesto encima de la mesa la necesidad de iniciar una agenda de desjudicialización.»

«Sectores de la CUP reprochan a su exdiputada que no informó de sus planes a la dirección de la formación»

Economía Digital

En Vilaweb, Josep Casulleras —Les claus del retorn sorpresa d’Anna Gabriel— afirma que «la comparecencia relámpago de Gabriel ha sorprendido prácticamente a todo el mundo». Tras un intento de explicar la estrategia infructuosa del abogado anterior, Benet Salellas, cuenta la actual de Iruin: «Ha repetido el esquema de Meritxell Serret con Anna Gabriel; ha aparecido de repente, [y] la ha hecho entrar con discreción absoluta en el Supremo después de haber negociado, como se desprende de esta afirmación en el comunicado del grupo de apoyo a Anna Gabriel: «Durante los últimos meses se habían producido diversas pesquisas y aclaraciones sobre su situación procesal actual.” Y tanto Serret el año pasado como Gabriel han salido sin orden de detención y con el camino allanado para un más que posible juicio por desobediencia.»

Y como para demostrar que hay quienes viven del conflicto y les disgusta que los problemas se encaucen, acaba diciendo: «El juez del Supremo se ha salido con la suya, porque ha forzado a Gabriel a repetir el movimiento de Meritxell Serret, aprovechando el desgaste personal que el paso de los años tiene en los exiliados y la desorientación estratégica del independentismo. Una semana después de haber conseguido el apoyo del abogado general del TJUE en la causa sobre las euroórdenes, Llarena se cuelga otra medalla, la de haber conseguido que Gabriel compareciese ante él, que «se entregase».»

¿Qué desgaste personal, viviendo en Suiza con un sueldo de cien mil euros?

Sometida al poder de la justicia española

El Punt-Avui reproduce algunas muestras de apoyo, muy efusivas de puertas afuera. Pero no hay que explorar mucho para encontrar el contratiempo que supone para el independentismo insurreccional la regularización de Anna Gabriel.

Vicent Partal, en Vilaweb, ya el mismo día 19, muestra la clave del problema: L’exili d’Anna Gabriel o com passar d’un combat col·lectiu a una peripècia personal. Luego de conceder que «cualquier represaliado tiene derecho a buscar una solución personal a su caso», argumenta: «La decisión de Anna Gabriel contradice la razón de su exilio. En febrero del 2018, en una de las primeras entrevistas que concedió en Ginebra, dijo esto al diario suizo Le Temps: «No voy a ir a Madrid: me persiguen por mi actividad política, y la prensa gubernamental ya me ha declarado culpable.» Y añadió: «Como no tendré un juicio justo, he buscado un país que pueda proteger mis derechos», en referencia a Suiza. La declaración no incluía ninguna razón personal para exiliarse, como el miedo y la incomodidad, sino que remarcaba una y otra vez el componente claramente político de la decisión. Y jurídico. Exiliarse en Suiza era una parte de la denuncia colectiva de la nación catalana por la reacción antidemocrática del Estado español en el referéndum de autodeterminación y la proclamación de independencia posterior.W

El exilio de Anna Gabriel, fuera premeditado o improvisado, fuera decidido personalmente o de acuerdo con los suyos, formaba parte de un proyecto colectivo, de una «denuncia colectiva de la nación catalana», de la que ahora se desmarca con su comparecencia, con su «gesto de acatamiento de la justicia española», con su «reconocimiento que tiene autoridad sobre ella». De un día para otro, Anna Gabriel se ha vuelto un individuo que toma sus propias decisiones en función de sus intereses personales. Y ya se sabe que lo peor que se puede ser, en estos movimientos colectivistas, es un individuo que va por libre.

Anna Gabriel se ha vuelto un individuo que toma sus propias decisiones en función de sus intereses personales. Y ya se sabe que lo peor que se puede ser, en estos movimientos colectivistas, es un individuo que va por libre.

Desde luego la jugada contradice la trayectoria militante de Anna Gabriel, y genera interrogantes. Si la más extremista dentro del proyecto colectivo que fue el proceso a la independencia se desmarca del asunto, ¿qué van a hacer los otros que aún están en el exilio? Si bien están acusados de delitos más graves, que comportarían penas de cárcel, ¿no les habrá llegado la hora de buscar un buen abogado y empezar a resolver sus problemas con la justicia?.

Si el exilio, sigue Partal, era «parte del combate colectivo para recuperar la libertad», y hasta el presente el Estado español no ha hecho «ningún movimiento de reconocimiento de los derechos colectivos de Cataluña o de los derechos individuales de los independentistas», ¿cómo es que «Anna Gabriel toma la decisión de volver y someterse al poder de la justicia española»?.

Es más, «¿quién puede pensar que hay ningún tipo de conflicto político en Cataluña, si los presos ya están en la calle y los exiliados van volviendo uno a uno y reconocen aquella autoridad que en el 2017 proclamaron y anunciaron solemnemente al mundo que ya no reconocían?» Los políticos, también los independentistas, tienen una facilidad pasmosa para decir Diego donde dijeron digo. A sus propagandistas, a sus abanderados, a sus gacetilleros, ¿no les habrá llegado también la hora de renovar el discurso y reconocer los errores cometidos?.

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