Mucho se ha comentado en los medios de comunicación esta semana los resultados del Barómetro del CIS de enero de 2024 que vuelve a situar al PSOE de Sánchez como ganador de unas hipotéticas elecciones generales en las que obtendría 34,0 % de los votos frente a 32,1 % del PP, revirtiendo el desgaste sufrido a cuenta de la tramitación de la proposición de la Ley Orgánica de Amnistía (LOA) y desbancando al PP de la primera posición que ocupaba en diciembre. Algunos de los medios más afines a La Moncloa, como el diario El País y la cadena SER, han subrayado también con indisimulada satisfacción que la LOA y los nacionalismos constituyen una de las tres preocupaciones más relevantes para una proporción de ciudadanos insignificante: 2,3% y 1,8 %, respectivamente (véase, Pregunta 7, p. 3).
Lástima que seamos tan pocos los ciudadanos a quienes parece preocuparnos que el gobierno de la Generalidad y el Parlamento de Cataluña violen sistemáticamente los derechos fundamentales de quienes no comparten su ideario nacional-secesionista, incumplan el ordenamiento constitucional y las sentencias de los tribunales y se jacten de ello, y utilicen el dinero público para promover la independencia y hasta financiar los actos de terrorismo de Tsunami Democràtic. Pero para el PSOE de Sánchez todo marcha viento en popa en esta España troceada, indultada y amnistiada y Ribera, ascendida a vicepresidenta del Gobierno, se ha permitido esta misma semana acusar al juez García Castellón, el mismo que instruyó el caso Gürtel, de actuar “con una implicación política” por proseguir investigando tan inoportunamente a Tsunami Democràctic, ahora que el PSOE está tramitando la ley de amnistía. Todo se pega: la vicepresidenta sigue el ejemplo de la diputada Nogueras de Junts cuando desde el atril del Congreso se permitió llamar indecentes a Espejel, Lesmes, Llarena, Marchena y otros jueces y les acusó de retorcer las leyes para perseguir a los independentistas.
Todo se pega: la vicepresidenta sigue el ejemplo de la diputada Nogueras de Junts
Pero volvamos al Barómetro de Tezanos. No soy un experto en encuestas electorales, pero sí un profesional de las ciencias sociales que, enfrentado a datos sobre la realidad socioeconómica se pregunta cómo se han elaborado y hasta qué punto los procedimientos seguidos afectan a los resultados numéricos y a las conclusiones extraídas de ellos. A la pregunta 11R (p. 7) sobre a qué partido votaría usted, el Barómetro del CIS de enero otorga al PSOE 24,7 % de los votos frente a 23,5 % al PP, una distancia de tan sólo 1,2 puntos. Pero esa diferencia se amplía a 2,9 puntos en los resultados a la pregunta 13a “VOTO+SIMPATÍA (ELECCIONES GENERALES)” (p. 8) al otorgar 28,7 % al PSOE y 25,8 % para el PP. Finalmente, el CIS presenta en la Nota Metodológica incluida al final del Barómetro lo que denomina “estimación de voto CIS”: 34,0 % al PSOE, 31,2 % al PP, 9,7 % a Sumar, 8,3 % a Vox y 2,7 % a Podemos, las cifras publicadas en los medios de comunicación.
La ventaja que finalmente le otorga el Barómetro al PSOE, 2,8 puntos porcentuales, sólo puede ser el resultado de aplicar a los porcentajes de voto directo la cocina del CIS Sen la que el efecto simpatía (Pregunta 13R, p. 8) tiene que jugar necesariamente un papel significativo. La primera pregunta que cualquier observador imparcial se haría es si la muestra empleada en la encuesta podría sesgar en favor de un partido u otro los porcentajes de voto directo y los del efecto simpatía. La pregunta C1aR RECUERDO DE VOTO EN ELECCIONES GENERALES DE 2023 (p. 14) del Barómetro indica que 21,5 % de los entrevistados votaron al PP, 28,3 % lo hicieron al PSOE, 10,8 % a Sumar y 6,7 % a VOX, unas cifras muy alejadas de los resultados obtenidos en las elecciones generales del 23-J en las que el PP obtuvo 32,65 % de los votos válidos, la suma del PSOE y PSC 31,30 %, VOX 12,23 % y Sumar 12,18.
La muestra empleada por el CIS en el Barómetro de enero de 2024 no representa con fidelidad a la población que ejerció su derecho al voto el 23-J
Obsérvese que la diferencia entre quienes votaron al PP el 23-J (32,65 %) y quienes en el Barómetro de enero dicen haber votado al PP (21,5 %) es de 11,15 puntos porcentuales, y casi cuadriplica la diferencia de 3 puntos porcentuales entre quienes votaron al PSOE-PSC (31,30 %) el 23-J y quienes en el Barómetro recuerdan haber votado al PSOE (28,3 %). Algo similar ocurre con VOX y Sumar. El partido de Abascal obtuvo 12,23 % de los votos válidos el 23-J, siendo la diferencia con quienes en el Barómetro recuerdan haber votado a Vox, 6,7 %, de 5,53 puntos porcentuales, mientras que esa diferencia en el caso de Sumar se reduce a 1,33, ya que la formación recibió 12,13 % de los votos válidos el 23-J y 10,8 % recuerdan haberlo votado en el Barómetro.
A la vista de estas diferencias, resulta difícil escapar a la conclusión de que la muestra empleada por el CIS en el Barómetro de enero de 2024 no representa con fidelidad a la población que ejerció su derecho al voto el 23-J y puede sesgar tanto la estimación de voto directo como el efecto simpatía. Todo apunta a que aparecen sobrerrepresentados en la encuesta realizada por el CIS a 4.016 ciudadanos quienes recuerdan haber votado al PSOE-PSC y a Sumar el 23-J o se declaran simpatizantes de estas dos formaciones políticas. Existe, por tanto, la sospecha fundada de que la “estimación de voto del CIS” favorece a a los partidos que conforman el gobierno de coalición: PSOE, PSC y Sumar. De ser así, el CIS estaría incumpliendo su misión de proporcionar información veraz y contrastada sobre la realidad socioeconómica y comportándose como un centro institucional de propaganda del Gobierno. Conviene, por último, recordar que en el Barómetro de julio realizado antes del 23-J, el CIS otorgaba también al PSOE una ventaja sobre el PP en VOTO+SIMPATÍA (Pregunta 9a, p. 8) de 1,8 puntos porcentuales y el PP obtuvo 1,3 puntos porcentuales más que el PSOE-PSC en las elecciones generales.
