El pasado 18 de junio, diversos medios de comunicación se hicieron eco de que Benet Salellas, ex diputado de la CUP, asumía la defensa del ex secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán. Minutos después de conocerse esta decisión —la representación del presunto urdidor de mordidas—, Laia Estrada matizó, visiblemente disgustada, que “Benet Salellas no es militante de la CUP desde hace meses”. Sin embargo, la líder de los anticapitalistas calificó de “indignante” la representación legal asumida por su antiguo camarada.
Unas declaraciones que contrastan, sin duda, con la admiración que Estrada profesaba por Salellas en 2018, cuando ejercía de telonera presentándole un atlas digital contra la corrupción. “Luz, mucha luz contra la corrupción, la impunidad que la acompaña, y taquígrafos”, escribía entonces en ‘X’.
‘Tià’, el Che y el BMW
Salellas es hijo del mítico abogado Sebastià Salellas Malgrat, natural de Empúries y concejal del PSC en el Ayuntamiento de Girona entre 1983 y 1991. Según una información recogida por el escritor Xavier Rigall, Salellas padre era conocido “por llevar en la solapa una insignia del Che y tener un BMW”. De hecho, se popularizó en la capital gerundense la expresión “Al Che rogando y con el BMW andando”.

Su renombre en el mundo de la abogacía se cimentó en la defensa de terroristas, movimientos sociales, ‘okupas’ y secesionistas encausados. Entre los casos de mayor envergadura que llevó figuran la defensa del ‘Comando Dixan’ —un grupo de presuntos terroristas islamistas que planeaba atentar en Cataluña en 2004—, la de los jóvenes independentistas detenidos durante la ‘Operación Garzón’, y la del policía local de Olot, Antonio Guirado, implicado en el secuestro de una farmacéutica.
En definitiva, Sebastià Salellas fue recordado como un colegiado “humanista, defensor de las causas perdidas, que siempre estaba al lado de los más desvalidos y de los colectivos con poco arraigo social”, como destacó en 2008, tras su fallecimiento, el entonces presidente de la Audiencia de Girona, Fernando Lacaba. Una figura “insustituible”, en palabras de la propia CUP.
De tal palo, tal astilla
La trayectoria profesional de Benet siguió la estela de su progenitor. De hecho, los primeros casos que asumió fueron herencia directa de ‘Tià’. En lo que respecta al abogado de Cerdán, su notoriedad se ha forjado en la defensa de Jordi Cuixart durante el juicio del ‘procés’, de Òmnium Cultural en las causas contra la aplicación de la sentencia del TSJC que obligaba a impartir un 25% de clases en español en la escuela catalana, así como en causas de menor impacto mediático que afectaron a militantes y simpatizantes de los ‘anticapis’.
Declaración de bienes
Lo más paradójico de este perfil no es tanto su trayectoria política como su declaración de bienes. Un inventario patrimonial que, con ocasión de su toma de posesión como diputado en el Parlament, salió a la luz en 2015. En aquel documento se especificaba que Salellas poseía entonces once inmuebles: dos viviendas, tres locales y seis fincas rústicas. La suma de todas sus propiedades superaba los 320.000 euros. Para que el lector calibre la magnitud de este patrimonio, conviene recordar que Artur Mas, antes de convertirse en presidente de la Generalitat, solo declaró un inmueble en Barcelona valorado en 180.000 euros. Un poder adquisitivo nada desdeñable para un exdirigente ‘cupaire’.
La mención al expresident resulta inevitable si se revisa la biografía política de Salellas: de enviar a Mas “a la papelera de la historia” por ser “heredero directo de la Convergència corrupta” a asumir la defensa de Santos Cerdán, el ex número tres de Ferraz —hoy recluido en Soto del Real— acusado de enriquecerse ilícitamente mediante la manipulación de licitaciones de obras. El tiempo dirá qué suerte corre el navarro, cuyo destino reposa ahora en manos del abogado gerundense.