Durante la mañana de ayer, Israel emprendió una “pausa humanitaria” y permitió el acceso de 90 de los 458 camiones que esperaban entrar en la Franja de Gaza. Con este gesto, el Estado israelí pretende remarcar la distinción entre la población civil y los terroristas de Hamás.
Según el Ejecutivo, en las últimas semanas han facilitado la entrada de 4.500 camiones cargados con unas 2.500 toneladas de alimentos, priorizando aquellos productos destinados —por su alto contenido calórico— a los niños gazatíes.
Acusan a la ONU de torpes
Desde Tel Aviv lamentan que la ONU, como responsable de la distribución, no haya sido capaz de organizar una logística eficiente para racionar los recursos acumulados entre los centenares de camiones almacenados en zonas designadas dentro de la Franja. Por extensión, el Gobierno rechaza tajantemente “las falsas acusaciones de propaganda de ‘hambruna’ iniciadas por Hamás”, una campaña que califican de “fraudulenta” porque, a su juicio, “manipula imágenes de niños con enfermedades terminales”.
Al comunicado de prensa israelí ha reaccionado la ONU exigiendo un mayor compromiso con la paz y los derechos humanos. Desde la organización recalcan que uno de cada tres gazatíes carece de alimentos y que la hambruna empuja a la Franja hacia una crisis sanitaria sin precedentes. Tom Fletcher, responsable de Asuntos Humanitarios de la ONU, ha solicitado a Israel “autorizaciones más rápidas y menos controles” para los convoyes, además de “un alto al fuego permanente”.
Dardo a Macron y respuesta de la Comisión
Benjamin Netanyahu, por el contrario, exige a la ONU mayor eficacia en la distribución. El Primer Ministro también ha dirigido un dardo a Emmanuel Macron tras el reconocimiento francés del Estado palestino: “Esta medida recompensa el terrorismo”. Y añadió: “Seamos claros: los palestinos no buscan un Estado junto a Israel; buscan un Estado que sustituya a Israel”, acusando al mandatario galo de rendirse a “la bruja moral” de Hamás.
Tras el reconocimiento francés y las últimas declaraciones de Netanyahu, en la Comisión Europea se estudia la ruptura del Acuerdo de Asociación con Israel. Una decisión de tal magnitud supondría que Tel Aviv quedara fuera del programa científico Horizon Europe, perdiendo unos 1.300 millones de euros en subvenciones. Tampoco podría mantener relaciones de cooperación con ninguno de los Veintisiete, lo que le cerraría el acceso a licencias, patentes y mercados estratégicos europeos. Una medida de este calibre que, en caso de consumarse, provocaría una respuesta israelí.