«El separatisme es una malaltia tan vuitcentista com el nacionalisme i el centralisme. És una malura de la qual no cal gairebé preocupar- se; es va extingint tota sola, com un microbi que ha perdut la virulència… (…). No; res de separatisme. Hem viscut massa centúries junts, hem participat en massa empreses comunes – en massa desastres comuns també- perquè juguem a tornar a barrejar cartes. Hi ha massa trets comuns (…). Catalanitzar Catalunya no vol dir, per tant, restar alguna cosa d’Espanya. Vol dir fer l´Espanya gran, i fer-la digna d’incorporar-se, sense murmuris, reticències o reserves, a una gran Europa»
Josep Ferrater Mora.
Ferrater, autor entre otras muchas obras, de «Las formas de la vida catalana», afirma que Cataluña, como crisol de razas y de culturas que ha sido, debe vivir y pensar con los tres mundos de referencia: el hispánico, el europeo y el Mediterráneo. Reivindicó el «seny» catalán, frente a la “rauxa” y del trabajo bien hecho, encarna un claro referente político y filosófico en el sentido de entender el «ser» de los catalanes. Desgraciadamente el separatismo; y sus compañeros antihispánicos, los separadores; tienen hoy en día más protagonismo del que el propio Ferrater podría creer en su optimista discurso, pero como toda enfermedad del pasado, esperamos que se extinga rápidamente. Y que como todo virus al que se le aplica un buen antibiótico pueda desaparecer con rapidez, y no encuentre cepas resistentes ni violentas que puedan llevar a la muerte a la enferma España.
El historicismo romántico, después de la derrota del 1898, se dedicó a crear mitos, símbolos, emblemas y fiestas. Arraiga una cultura romántica anticastellana que se ha trasladado con el paso de los tiempos en un odio hacia lo español, confunden ambos términos de manera interesada y vergonzosa. Se rescató del olvido toda la simbología tradicional, para tergiversarla interesadamente y se inventaron nuevas, para remarcar que Cataluña era una isla aislada y desligada de la influencia hispana.
Los mitos y los símbolos desempeñan un papel fundamental en la construcción de las identidades
Los mitos y los símbolos desempeñan un papel fundamental en la construcción de las identidades, y muchos de los mitos que se parieron a principios del siglo XX fueron sacralizados por la República y tenidos como dogma de fe por los antifranquistas que surgieron en el postfranquismo; y todos ellos bendecidos por los nuevos manipuladores de la corrección política y santificados como verdades absolutas por los tutores del pensamiento secesionista; y es en Jaume Vicens Vives quien se refirió; hacia los que mitificar un pasado, muchas veces falseado o inventado; 1935 en su escrito “La història no es crea, es refà”: «Les circunstàncies especials de la Renaixenca catalana afavoriren l’eclossió d’aquesta classe d’historiadors que amb llur entusiasme obriren els camins del coneixement del passat de Catalunya […l. Pero no deu ser menys cert que la síntesi historica que elaboraren fou en extrem simplista -el bo degut als esforcos dels catalans, tot el dolent degut als malívols enemics nacionals- i en la seva major part fals, a vegades per oblit o falta de temps, d’altres, per falsedat clara i manifesta».
Ya no es la noble lucha de recuperar la lengua catalana que se desencadenó en el tiempo primigenio de la Renaixença, sino que comenzó una frenética búsqueda identitaria sin miedo al caer en el ridículo más grande. Y se inventa y se crea la historia, los mitos, la nación independiente. El último ejemplo de inventos ha sido el triste asunto del burro o burro catalán. Símbolo que procede muy bien por los nacionalistas separatistas, pero que nunca representará a los catalanes.
Todo pueblo tiene como meta principal la reivindicación de sus orígenes, quien pierde los orígenes por la identidad, suspiraba el bardo. El historicismo de los separatistas, necesita demostrar su propia génesis, la singularidad de sus características, alejada de cualquier contaminación de la historia común española, cuando más diferente y extraño al cuerpo común español mejor. No han dudado en mentir, falsificar, manipular, engañar. Y ya sabemos que las mentiras repetidas mil veces se convierten en una verdad. Y hoy tenemos muchas de verdades separatistas, de mentiras separadoras que de todo hay. Y sobre todo una, el oasis catalán, el único lugar del estado donde la gente quiere y no se insulta, lugar paradisíaco donde los catalanes atamos los cerdos con longanizas.
Hoy tenemos muchas de verdades separatistas, de mentiras separadoras que de todo hay
No pretendo hacer una detallada exposición de los rasgos diferenciales de los catalanes, que para todos son bastante conocidas, ni hacer una relación de los hechos más preclaros que los separatistas identifican con Cataluña, y que la mayor parte de ellos son inventados o falseados para de poder diferenciarlos de otros pueblos. El separatismo catalán, lo que niega en España como el que la ignora, ha buscado una justificación histórica a toda la imaginería que rodean su ideología, y cuando han encontrado lo que le ha interesado lo ha manipulado hasta la exageración; y toda idea, hecho o personaje que no se avino a su mentalidad excluyente de Cataluña, ha sido sencillamente ignorado.
Es cierto que todos los pueblos se han inventado sus símbolos, la cultura es un juego de símbolos, de la que participa no sólo el cuerpo social, o individual, sino que además constituye el origen del pensamiento, de las estructuras y de las imágenes de los procesos mentales de la tribu o de la persona. Por ello, toda cultura histórica es necesariamente «mítica» en sus orígenes, pero en nuestra tierra se han manipulado de tal manera que conviene tenerlos bien claros para saber cuáles son estos referentes, que nos quieren hacer creer sus inventores o redescubiertos, y para saber discernir de forma cuidadosa el grano de la paja y entender los símbolos en su contexto.
Los símbolos se convierten referencia indiscutible en el afianzamiento de todos los pueblos. La gente necesita una identidad en la que verse reflejada y entenderse como país, todo pueblo debe tener sus referentes, y es lógico que los símbolos se conviertan la visión reducida y fotográfica de todo un pueblo.
La gente necesita una identidad en la que verse reflejada y entenderse como país, todo pueblo debe tener sus referentes
Y en Cataluña tenemos tres símbolos, tal y como reconoce el estatuto de Cataluña, como son: la Bandera, el himno y su fiesta nacional que se celebra el once de septiembre.
La Bandera. La mitificación romántica del pasado se ha convertido en obsesión constante del nacionalismo, así el mismo emblema de Cataluña ha sufrido una tergiversación constante; la leyenda de las cuatro barras pintadas por el rey franco con la sangre de Wifredo el Velloso, es una tergiversación consciente, la leyenda de las cuatro barras pintadas por el rey franco con la sangre de Wifredo el Velloso, es una adaptación que el autor alemán Beuter en 1551 copia de un hecho real Castellano. Esta historia ha llegado hasta nuestros días como el origen de la bandera.
Pero el verdadero origen de las cuatro barras, a pesar de las muchas polémicas parece ser que fue una concesión de los colores Papales al Rey Pedro, y así se convirtió como bandera del reino de Aragón (pudiendo haber entre dos y seis barras verticales rojas sobre fondo dorado). La bandera de las cuentas de Barcelona fue la cruz roja de Gules sobre Camper de Plata (es decir, la Cruz de San Jorge), la primera enseña catalana propiamente dicha. Las cuatro barras fue la bandera oficial del Reino de Aragón (actualmente descuartizado entre Cataluña, Valencia. Islas Baleares y Aragón). Si se lo añada a la cuatribarrada la estrella de cinco puntas ya tendremos la desgraciada «bandera estelada» que se inventó en 1918 el bienaventurado Vicente-Albert Ballester, presidente de un grupo llamado «Comité Pro-Cataluña», ya que para los separatistas la cuatribarrada tradicional no les representaba y por ello añadieron una estrella y un triángulo iconográfica de la divinidad y de las sociedades secretas.
El verdadero origen de las cuatro barras, a pesar de las muchas polémicas parece ser que fue una concesión de los colores Papales al Rey Pedro
Y es precisamente la bandera de cubana la fuente de inspiración. Al fin del conflicto, en 1906, se fundó el Centro Catalanista de Santiago, donde ya se podía ver un primer apunte de la futura bandera catalana estelada: En medio de una bandera, encima mismo de las cuatro barras, lucía una estrella blanca de cinco puntas. Tomando pues como modelo la bandera de Cuba, Vicente Ballester, que residió temporalmente y admira su lucha contra los españoles, impulsó el diseño definitivo de la bandera del triángulo y la estrella. Una bandera sin ninguna originalidad, la bandera del odio.
Francesc Macià adoptó la estelada como estandarte de “Estat Català” en 1922, que la popularizó enormemente. A partir de entonces, su presencia en actos de insurgencia paramilitar, fue constante, y llegando a su máxima popularización tras el intento de insurrección en Prats de Molló, en 1926. Una bandera ajena a los catalanes que nos quieren imponer pe todos los medios.
La bandera, la cuatribarrada, la bandera de los condes de Barcelona, las barras de sangre, la enseña de Cataluña. Lucida y estimada, ensalzada y compartida, es la inspiración de la bandera de España. Los colores rojo y amarillo de la bandera inspiraron a Carlos III para distinguir los barcos de guerra de la marina española que hasta entonces llevaban banderas de color blanco. La Senyera y la bandera española hermanados por el color, por la historia y por la voluntad de representar a todos. La bandera estelada, hoy omnipresente en todos los rincones de la geografía catalana, con su falsa estrella, símbolo ajeno a nuestra tradición.
‘Els Segadors’, himno oficial de la comunidad autónoma de Cataluña, basa su letra en un romance popular del siglo XVII, recuperado a finales de s. XIX
El Himno. ‘Els Segadors‘. Los nacionalistas, no tenían himno, y puestos a inventar, se inventaron el suyo. ‘Els Segadors’, himno oficial de la comunidad autónoma de Cataluña, basa su letra en un romance popular del siglo XVII, recuperado a finales de siglo XIX por el filólogo Milà i Fontanals en su «Romancerillo catalán», basado en la sublevación catalana contra las reformas del conde-duque de Olivares, que desembocó el 7 de junio de 1640 en el conocido como día del Corpus de sangre, cuando se produjo un incidente en la calle Ample de Barcelona entre un grupo de segadores y funcionarios reales que precipitó la revuelta. Los segadors (en realidad, campesinos del Valles armados con mosquetes, arcabuces y pistolas) también fueron transformados en mito en la segunda mitad del siglo xix, en el marco de la recuperación de las diferentes historias nacionales europeas. Fue Víctor Balaguer quien acuñó el término de «Guerra deis Segadors» para dar un tono más romántico al conflicto de separación, mientras que Frederic Soler Pitarra lo adaptó en 1876 al sentimiento popular en su drama Els Segadors, y Manuel Milá i Fontanals desencadenó toda la potencialidad del mito, al publicar por vez primera, en la segunda edición de su Romancerillo catalán (1882), la canción popular Els Segadors, escrita en métrica de romance castellano, y cuyo origen se remontaba al siglo XVII.
En 1892 la Catalunya del naciente imaginario nacionalista no disponía de himno y, en el marco de los movimientos románticos surgidos en Europa, grupos nacionalistas propusieron inventar una canción que representase el ideal de una inventada Catalunya. Para ello el compositor Francesc Alió creó una canción llamada ‘Els Segadors’ y tomó el texto anónimo que narraba los hechos de 1640 de Milà y la musicó con la melodía de una canción vulgar y de carácter erótico, llamada ‘Els tres garberets’ –sinónimo de ‘segadors’-, añadiéndole el estribillo «Bon cop de falç…», que no estaba en la letra original. Canción que empezó a entonarse en las manifestaciones del nacionalismo radical, y convertido en el santo y seña del pujolismo hasta que en 1993 el Parlament de Catalunya declaró himno oficial de Catalunya. El falseamiento de la historia al servicio de la ideología del odio.
Así el supremacismo catalán, anormal secuela de la catalanidad hispánica, inventó una historia y un relato falso e ilusionante que hoy domina en las aulas catalanas. Y es que, entre las muchas carencias que los nacionalistas creían ver, Catalunya no tenía himno y en el marco de la emergencia de los movimientos nacionalistas en toda Europa se propuso dotar de una canción oficial para ser compartida por todo el mundo. El llamado “himne nacional de Catalunya” es una brutal falsificación poética perpetrada en 1892 de unos hechos acaecidos en el siglo XVII que no tiene nada que ver con ninguna motivación separatista. El compositor Francesc Alió creó una canción llamada “Els Segadors” a partir de un texto anónimo que narraba los hechos de 1640 recogido en el ‘Romancerillo catalán’ de Milà i Fontanals y, por el otro, descubrió una melodía de la canción popular de carácter erótico-pornográfico conocida como “Els tres garberets” –sinónimo de ‘segadors’-, muy popular en la Catalunya interior. Y a su invento le añadió el estribillo «Bon cop de falç…», que no estaba en la letra original y que preconiza una letra cargada de odio y de tintes xenófobos. En 1896, cuatro años más tarde que Alió, Emilli Guanyavens remozó ligeramente el himno -lo hizo menos agresivo- y le dio el inicio que todos conocemos: “Catalunya, triomfant…”. En 1993 el Parlament de Catalunya declaró himno oficial, cosa que a nivel estatutario no se oficializó hasta 2006.
“Jamás hemos entonado, ni entonaremos “Els Segadors”, ni usaremos el insulto ni el desprecio para los hijos de ninguna de las regiones de España”. Almirall pronunció estas palabras en 1902 en el prólogo a la edición en castellano de su obra “Lo Catalanisme”, libro de imprescindible lectura para entender la voluntad de vertebración de Cataluña dentro de España en los albores del siglo XX y en el momento de la desafección catalana respecto a España provocada por la desaparición de las últimas colonias y germen de depresión colectiva.
Tal vez no deberíamos olvidar que el sobrino y heredero del padre del catalanismo, Valentí Almirall i Doré, alcalde de El Papiol y miembro de la “Lliga”, fue asesinado el 26 de diciembre de 1936 bajo el plomo del régimen de ERC. Su cadáver no apareció jamás. Simbólicamente, el nacionalismo mataba al padre fundador del catalanismo, entonando el himno de odio, “Els segadors” canción que nunca cantaron los verdaderos catalanistas.
Falso es el patriotismo del separatismo, falsa es la historia de la resistencia de la burguesía catalana al franquismo y falsa es la biografía y la historia de la canción ‘La estaca’
El Himno de ‘Estaca‘. El 13 de diciembre de 1969 en el Palau de la Música de Barcelona el cantautor Lluís Llach dió un recital, bajo la expresa prohibición de cantar ‘La Estaca’, compuesta el año anterior en homenaje al ‘Abuelo Siset’, canción que a los censores de la dictadura franquista no les agradaba mucho. Para evitar la censura, el joven bardo hizo una versión instrumental, a la que el público le puso la letra cantándola en pie. Así nació un himno, convertido en la canción protesta, que hoy simboliza el llamado “procés separatista catalán”, y entonado en las más variadas causas, en el cierre de los mítines de “Podemos”, en la canción del sindicato polaco “Solidarność”, en el himno oficioso del Club de Rugbi de Perpiñán el “USAP” y hasta como símbolo en la revolución de Túnez del 2011.
El Palau de la Música, es el santa sanctorum del nacionalismo catalán (y del 3%), a raíz de los llamados “Fets del Palau”, cuando el 19 de mayo de 1960 en la celebración del nacimiento del poeta Joan Maragall, un grupo de jóvenes se levantó para entonar el Cant de la Senyera, lanzando unas octavillas tituladas “Os presentamos al general Franco”, y cuyo texto había escrito Jordi Pujol, que sería detenido y condenado a siete años de prisión. Pero también es el lugar dónde empezó el fin del nacionalismo, espacio dónde fueron habituales los negocios turbios por parte de la burguesía catalana y desde donde se esfumaron 34 millones de euros de las arcas públicas,
En la Catalunya nacionalista todo es una impostura. Falso es el patriotismo del separatismo, falsa es la historia de la resistencia de la burguesía catalana al franquismo y falsa es la biografía y la historia de la canción “la estaca”. Durante su juventud Lluís Llach fue un significado «fascista», vicepresidente de la organización «Los Cruzados de Cristo Rey» en Figueres y militante falangista como el padre. Él mismo se definía en el libro «Lluís Llach: Compañeros no es eso» como: «Si yo fui el que podríamos decir un niño fascista … palabras como Imperio, bandera, patria, nación, deber, ordeno me exalta apasionadamente». De familia carlista, su tatarabuelo fue el hacendado Joaquim Llach y Coll, jefe carlista de la provincia de Girona, el bisabuelo fue dirigente de la Junta Tradicionalista, el abuelo paterno Manuel Llach y Sastre vocal de la Juventud Tradicionalista. Su padre, Josep María Llach y Llach, militante del «Requeté Catalán», voluntario en los tercios carlistas en la guerra civil y alcalde franquista de Verges, en Girona. De la familia materna, de raíces extremeñas, destaca «El abuelo Grande» un inspector de la policía española de Barcelona, azote de anarquistas, la abuela María Valle una fanática franquista y su tía Pilar Valle, la rica propietaria de la finca «Can Vall de Porrera», fue fundadora de «Falange Española» en la provincia de Tarragona, detenida en 1936 torturada en el barco «Uruguay». La finca posteriormente pasó a manos de Lluís, desde donde desarrolla su negocio vitivinícola.
Enfrentado con sus padres y abuelos, el joven Llach se refugió en la amistad de su colega Ponç Feliu, y se dejó influir por el abuelo del nuevo amigo, Narcís Llansa -el «Narciset» o «el abuelo Siset», un barbero republicano de Besalú, ex-concejal de ERC y un gran fabulador y charlatán. La falsedad de la historia familiar de Llach, un viejo fascista que canta “La Estaca”. Y es que el abuelo de la estaca, no era el de Llach, sus abuelos eran lo que los separatistas llamarían, unos “botiflers fascistas”.
Junto a la rosa, los catalanes regalamos un libro, pero en este caso nuestros próceres separatistas han ignorado ceñudamente su origen
La fiesta tradicional. Sant Jordi, es la conmemoración de la victoria de las tropas aragonesas sobre las musulmanas, en la batalla de Alcoraz de 1096, bajo el mando del rey Pedro I, triunfo debido a la milagrosa aparición de San Jorge, según cuenta la leyenda. Sería ya en el siglo XV cuando se instauró oficialmente el día de San Jorge como patrón oficial de los territorios de la Corona de Aragón en recuerdo de la victoria oscense, siendo primero las Cortes catalanas en 1456 y posteriormente para Aragón en las Cortes celebradas en Calatayud en el año 1461.
En Catalunya, además se regala una rosa el 23 de abril, siguiendo una tradición católica instaurada en la Feria de los enamorados datada en el siglo XV, cuando los participantes en los torneos que se celebraban en Barcelona, coincidiendo con la feria de rosas, obsequiaban con ellas a las mujeres a la salida de misa.
Junto a la rosa, los catalanes regalamos un libro, pero en este caso nuestros próceres separatistas han ignorado ceñudamente su origen, que no se inspira en leyendas ficticias ni apariciones fantasmagóricas, sino que está perfectamente documentado. La elección del día 23 de abril como el día del libro y la rosa, procede de la coincidencia de la muerte de los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare y del inca Garcilaso de la Vega. La idea original fue promovida por el escritor valenciano, afincado en Barcelona, Vicent Clavel, un editor y político hispanista, fundador de la Editorial Cervantes en Valencia y presidente de la Cámara Oficial del libro de Barcelona, que fue la institución impulsora de la fiesta que pretendía homenajear a nuestro famoso manco y al libro español. En la «Memoria» de la Cámara barcelonesa de 1923 se recoge su iniciativa: «Día del Libro Español, iniciativa de nuestro, compañero don Vicente Clavel: dedicar un día de cada año a celebrar la Fiesta del Libro Español». El Rey Alfonso XIII firmó un Real Decreto el 6 de febrero de 1926 en el que se instauraba oficialmente «la Fiesta del Libro Español», con un gran éxito de ventas y entusiasmo popular en Barcelona, especialmente a partir de 1930 debido al impulso del ministro Eduard Aunós y con el amparo del dictador Primo de Rivera.
Hoy en Catalunya el falseamiento de nuestra historia es habitual, los hispanistas somos vilipendiados y proscritos como el «Quijote» de Cervantes, arrinconado y perseguido por los educadores separatistas por lo que significa de símbolo español, obviando la clara identificación del personaje con las tierras catalanas, y sus aventuras descritas de forma majestuosa por el famoso alcalaíno. Hoy Barcelona ha dejado de ser «Archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única».
Como el calambur de Quevedo burlándose de su majestad, los separatistas se mofan de España, despreciando a Clavel y apropiándose de una rosa llena de espinas, convirtiendo la antaño patria común de las desventuras quijotescas en un triste solar roto y cojo.
La Generalitat de Catalunya consagró a San Jorge; este santo era de origen cristiano de Siria y de nombre Gurguí; como patrón de la máxima institución catalana en 1456, en tiempos de Alfonso el Magnánimo. El hábito blanco con una cruz roja, aparece como signo distintivo de la orden militar de San Jorge de Alfama hacia el siglo XIII. La celebración popular tomó cierta importancia con la Renaixença. Pero el estallido popular de la fiesta no vendrá hasta los años 30 del pasado siglo XX. La leyenda de la rosa arranca de Montblanc, con la lucha de un caballero contra el dragón, y de la sangre de este brotar un ramo de rosas, La tradición de regalar la rosa no tiene un origen muy claro, hay algunos historiadores que creen proviene de la Feria de los Enamorados que se celebraba en Barcelona hacia el siglo XV y se sabe que, en aquella época, a las señoritas le regalaban rosas a la salida de misa el día de Sant Jordi. Según explica Joan Amades en el “Costumari Català”, las primeras referencias de la Feria de las Rosas que se celebraba en el patio del Palacio de la Generalidad datan de 1840: “Era qualificada de fira dels enamorats perquè hi anaven les parelles de promesos, els nuvis, els acabats de casar… Era costum que ells firessin llurs companyes amb un ram de roses”
Tras una larga lucha fratricida, los vencedores desmantelaron el Estado foral español
La fiesta nacional. 11 de setembre. El Once de Septiembre no se conmemora una derrota de Cataluña, sino que lo fue de toda España. Tras una larga lucha fratricida, los vencedores desmantelaron el Estado foral español e implantaron el centralismo siguiendo el modelo francés sobre jurisdicciones e institucionales de Castilla. El fin de las instituciones catalanas y la persecución de la lengua fue la justificación para conmemorar una supuesta derrota de Cataluña frente España. A finales del siglo XIX se empiezan a organizar las primeras manifestaciones por esta fecha ante el monumento de Rafael Casanovas. Ya tenemos Fiesta Nacional.
Sin embargo, el documento más importante de aquella guerra, el pregón de la junta de gobierno y de los defensores de la ciudad de Barcelona, testimonia el auténtico sentir de aquellos catalanes que luchaban por una concepción hispana, distinta a la de sus contendientes borbónicos. Este documento, publicado en el Portal de San Antonio a las 3 de la tarde del once de septiembre de 1714 y colgado por las calles de Barcelona, fue recogido en varios libros y documentos y rescatado del olvido por Josep Coroleu y José Pella a «Los Fueros de Cataluña» en 1878. el pregón dice: “Ara ojats, se fa saber á tots generalment, de part dels tres Excms. Comuns, pres lo parer dels Senyors de la Junta de Gobern, personas asociadas, nobles, ciutadans y oficials de guerra, que separadament estan impedint lo internarse los enemics en la ciutat; atés que la deplorable infelicitat de esta ciutat, en que avuy resideix la llibertat de tot lo Principal y de toda Espanya, está esposada al ultim extrem, de sujectarse á una entera esclavitud. Notifican, amonestan y exhortan, representant pares de la patria que se afligiesen de la desgracia irreparable que amenaza lo favor e injust encono de las armas gali-spanas, feta séria reflexió del estat en que los enemichs del Rey N.S., de nostra libertat y patria, estant apostats ocupant todas las bretxas, cortaduras, baluarts del Portal Nou, Sta. Clara, Llevant y Sta. Eulalia. Se fa á saber, que si luego, inmediatament de ohit lo present pregó, tots los naturals, habitans y demés gents habils per las armas no se presentan en las plassas de Junqueras, Born y Plassa de Palacio, á de que unidament ab tots los Senyors que representan los Comuns, se poden retxassar los enemichs, fen lo ultim esfors, esperant que Deu misericordias millorará la sort. Se fa també á saber, que essent la esclavitud certa y forzosa, en obligació de sos empleos, explican, declaran y protestan als presents, y donan testimoni als veniders, de que han executat las últimas eshortacions y esforsos, protestant de tots los mals, ruinas y desolacions que sobrevinguen á nostra comuna y afligida patria, y extermini de tots los honors y privilegis, quedant esclaus amb los demés enganyats espanyols y tots en esclavitud del domini francés; pero com tot se confía, que tots com verdaders fills de la patria, amants de la llibertat, acudirán als llochs senyalats á fi de derramar gloriosament seva sang y vida, per son Rey, per son honor, per la patria y per la llibertat de tota Espanya, y finalment los diu y fan saber, que si despres de una hora de publicat lo pregó, no compareixen gent suficient per ejecutar la ideada empresa, es forsós precis y necessari fer llamada y demanar capitulació als enemics, antes de venir la nit, per no esposar á la mes lamentable ruina de la Ciutat, per no esposarla a un saco general, profanació dels Sants Temples, y sacrifici de noys, donas y personas religiosas. Y pera que á tots sia generalment notori, que ab veu alta, clara e intelligible sia publicat per tots los carrers de la present ciutat. Donat en la casa del la Excma. Ciutat, residint en lo portal de S. Antoni, presents los dits senyors Excms. Y personas asociadas, a 11 de Setembre, á las 3 de la tarde, de 1714”. Lucharon “Per la pàtria i la llibertat de tota Espanya”.
Prat de la Riba, líder e ideólogo de la Lliga Regionalista, anatematizó con contundencia cualquier celebración del «Once de Setembre». Para Prat de la Riba, el «Once de Setembre» simbolizaba una derrota y, por tanto, un pueblo que aspiraba a hacerse un puesto en un mundo marcado por la Segunda Revolución Industrial y la carrera imperialista no podía presentarse en España ni en las tribunas internacionales a través de una historia forjada en derrotas.