El Fossar de les Moreres cada 10 de septiembre suele acoger a las especies más variopintas del ecosistema nacionalista y 2025 no será el año en que acabe esta particular tradición.
El Fossar y la singularidad catalana
Desde tiempos inmemoriales, en esta fecha tan señalada para los independentistas, recibe la visita de políticos y simpatizantes ultraconservadores y políticos y simpatizantes ultraizquierdistas. Un conglomerado de público, por extensión, que invita a concluir el evento con disturbios.
Incluso en algunas ocasiones se ha tenido que posponer o interrumpir el homenaje a los caídos durante la Guerra de Sucesión Española de 1714. Asimismo, este año, por el momento, la veneración post mortem está transcurriendo con normalidad gracias a la intervención de la unidad de antidisturbios de Mossos d’Esquadra, la BRIMO.
Arran fracasa
Pese a que Arran, las juventudes de la CUP, habían convocado ayer una contramanifestación rechazando la presencia de Aliança Catalana en el Fossar, la realidad ha sido que su capacidad de convocatoria no ha superado la treintena de jóvenes. Un grupúsculo muy minoritario cuya pancarta rezaba: “En el Fossar de les Moreres no caben traidores”.
Treinta universitarios buscaban confrontar con centenares de simpatizantes de Aliança Catalana y exigían que abandonaran estos últimos la emblemática plaza de la Ciudad Condal. Finalmente, aquellos que abandonaron la plaza fueron los militantes de Arran acatando órdenes policiales y una delegación de TV3, expulsada a gritos de “Fuera, fuera” por admiradores de Orriols. La tensión en las vísperas de una Diada sumida en la decadencia está asegurada.