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Trump y Musk: las claves de su ruptura

Trump y Musk: las
Trump y Musk en el signing event / X.

Crisis marital en la Casa Blanca. Musk y Trump se encuentran en medio de un enfrentamiento abierto y público que, sin demasiado disimulo, trunca una de las relaciones estratégicas más notables y celebradas de la política occidental y hace tambalearse a una base de apoyos y electores que no saben muy a bien a quién seguir o hacia dónde mirar. El intercambio de reproches ha escalado a un ritmo vertiginoso, culminando con Musk afirmando, sin rubor ni complejos, que Trump figura entre los nombres de la infame lista de Jeffrey Epstein.

Pero, ¿cómo se ha roto este idilio? El choque, en contra la narrativa imperante, no ha sido inmediato, sino que se ha ido gestando a lo largo de los 128 días en qué Musk ha servido como empleado especial del Gobierno con la misión de recortar gasto público al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Cuatro meses de éxitos realtivos en su causa, sí, pero sobre todo de frustraciones. El objetivo inicial eran 2 billones de dólares. Billones, recuerden, en términos americanos, que no son lo mismo que en «europeo». 2 millones de millones es lo que se quería ahorrar; 2.000.000.000.000 de dólares. Un pastón, sí, pero palidece ante el presupuesto federal americano, que es de más del triple. ¿El resultado real? Unos 150.000 millones, seáse 150.000.000.000; poco menos del 10% del objetivo inicial. ¿Los motivos? La burocracia es lenta y farragosa, los intereses lobbistas que fomentan el gasto público impenetrables y algunas de las propuestas eran tan impopulares -cargarse Medicare, entre otros- qui ni Trump se atrevía a ello. Esa impotencia deja un mal sabor de boca. Acostumbrado a la eficiencia del sector privado, eso desgasta y frustra; lenta pero inexorablemente.

Tras su salida una vez ofrecidos los servicios, y con sus negocios repercutidos por su significación política, Musk se encuentra con el segundo golpe; la Big Beautiful Bill -lo de los nombres para los proyectos de ley de los últimos años es un tema a parte-, un proyecto legislativo impulsado por Trump que incluye, a parte de un presupuesto multibillonario que desmerece la mayoría de los esfuerzos de DOGE, la eliminación de incentivos fiscales para vehículos eléctricos, afectando directamente a Tesla. Musk estaba dispuesto a aceptar estos recortes si formaban parte de un plan serio de austeridad, pero la fiscalidad responsable brilla por su ausencia en el texto. No mola, la verdad.

También hay una cuestión personal. Estamos hablando del hombre más rico del mundo junto con el líder del mundo libre. Los egos son grandes y los agravios se gestionan en consecuencia. Trump retiró la nominación de Jared Isaacman —vinculado al entorno de Musk— como administrador de la NASA, debido a sus antiguas conexiones con el Partido Demócrata. Esta decisión, afirman los medios especializados, marcó un punto de no retorno y acabó de encender al sudafricano. En una escalada algo abrubta, Musk ha afirmado que Trump podría estar frenando la publicación de documentos relacionados con el caso Epstein por figurar en ellos. Una acusación «notoria«. Trump ha respondido amenazando con retirar contratos federales a las empresas de Musk, a lo que el magnate responde, básicamente, «atrévete».

La ruptura promete darnos algún que otro titular, con un choque entre visiones del futuro de Estados Unidos, con implicaciones profundas para la política conservadora, el voto rrepublicano, la popularidad de Trump y el futuro del sector tecnológico en America. Casi nada.

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Guillem Espaulella
Guillem Espaulella
Politòleg per la Universitat Pompeu Fabra.

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