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 Aclaraciones necesarias

"Lo prioritario ahora es desalojar a Sánchez de la Moncloa y poner fin al maridaje interesado que mantiene con los partidos nacional-secesionistas"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El presidente Sánchez reunido con el primer ministro Keir Starmer / X.

El presidente Sánchez, pertrechado tras los muros del fortín de la Moncloa, parece dispuesto a enfangarlo todo para resistir cuando pueda el cerco, ha ordenado a sus generales y coronelas presentar a los investigados en causas judiciales que afectan al núcleo de su partido y a su entorno familiar como víctimas de una persecución miserable orquestada por jueces, medios de comunicación amarillos y la oposición de derecha y extrema derecha, una masa enloquecida dispuesta a linchar a los honrados socialistas. Cada día que pasa conocemos más detalles de su forma de hacer política que, más allá de los repetidos engaños perpetrados a sus propios votantes, ha echado mano de todos los recursos legales a su alcance, desde el Tribunal Constitucional a la Abogacía y la Fiscalía General del Estado, para descarrilar los procesos judiciales en curso y desprestigiar a la oposición cuando reclama explicaciones. 

Dime con quien andas…

Ningún español con dos dedos de frente puede creerse que Sánchez no conocía las juerguecitas, los escarceos amorosos y los negocios de su número dos en el Gobierno y en el partido. Su salida nunca explicada del gobierno en julio de 2021, y su inclusión en las listas del PSOE-PSV al Congreso en las elecciones de julio de 2023 confirmaron el gran afecto y la alta consideración del presidente por su compañero de fatigas hasta hacerse con la secretaria general del PSOE y llegar a la Moncloa. Todo un peso pesado al que había de cuidarse con exquisito mimo para evitar que al compañero Ábalos le diera por sacar a la luz conversaciones indecorosas con el presidente. Ahora sabemos también que el PSOE de Sánchez ha empleado también a militantes como Leire Díez para recabar información sobre la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y algunos jueces que, como Marchena, Peinado y Biedma, no se han plegado a los dictados de Moncloa: amnistiar a los golpistas catalanes y archivar las causas instruidas contra Begoña Gómez y David Sánchez. 

Uno de los detalles que pone los pelos de punta es que la ex concejal socialista que acaba de solicitar la baja transitoria del PSOE haya entregado nada menos que a Cerdán, el reemplazo de Ábalos en la secretaría de Organización del partido, el disco externo donde se recogían sus supuestas investigaciones ‘periodísticas’. Según Peña, actual portavoz del PSOE, el artefacto fue custodiado en la sede de Ferraz durante día y medio y enviado «directamente al juzgado, a la Fiscalía Anticorrupción» sin abrirlo. No tengo ninguna duda del celo custodio del Sr. Cerdán, aunque puestos a borrar algún archivo inconveniente le habría encargado esa tarea a García Ortiz, el fiscal general experto en borrado de mensajes y WhatsApps a prueba de Google y Meta. 

Del Código Sánchez 2017 al que dediqué unas líneas en mi artículo de la semana pasada no queda nada a estas alturas de la legislatura y el ambiente está tan caldeado que falta muy poco para que algunos de los protagonistas lleguen a las manos. Tal es la degradación del clima político que al final de la comparecencia sin preguntas para comunicarnos su baja voluntaria del PSOE, Leire Díez tuvo que abandonar la sala escoltada por Dolset, un empresario con trazas de portero de discoteca que se deshacía a empujones del investigado Aldama mientras éste increpaba a la ‘fontanera’ socialista. Claro que, para la portavoz del PSOE, este lodazal nada tiene que ver con su angelical partido sino con “las cloacas que dirigía el Partido Popular la pasada legislatura” que siguen rezumando porquería después de siete años en la oposición.

Hasta no hace demasiado tiempo, los políticos procuraban abandonar la escena con sigilo cuando se veían envueltos en casos de corrupción, pero los líderes actuales del PSOE y los ministros del gobierno han cambiado el registro: ahora sacan pecho y los achacan a la inquina de los jueces, las artimañas de la oposición y los bulos de los medios de comunicación. Por si no se habían enterado todavía: Ábalos, García Ortiz, Begoña Gómez, David Sánchez y Leire Díez son las víctimas de las maquinaciones de todos ellos confabulados para impedir que España siga avanzando en derechos y libertades con Sánchez al frente de la orquesta.

Aclarar lo ya aclarado

En mi artículo de la semana pasada quise aclarar que “muchos de quienes abogamos por desalojar a Sánchez del gobierno lo hacemos preocupados por la deriva institucional y el tufo mafioso que ha impregnado los gobiernos de Sánchez desde el 1 de junio de 2018. No lo hacemos porque estemos ilusionados por las líneas maestras y las propuestas de los programas del PP y Vox sino por pura higiene democrática, del mismo modo que muchos de quienes rechazaban la dictadura franquista no lo hacían por sentirse identificados con los idearios democristiano o comunista”. Aunque el diagnóstico de la situación no ofrece dudas para mí desde hace demasiado tiempo, leo tantos mensajes en las redes donde se cuestiona la idoneidad de Feijóo, líder indiscutible del PP, para ejercer de presidente del gobierno, que me parece oportuno insistir en esta cuestión. 

Buenos conocedores de su trayectoria política, los autores de los mensajes críticos achacan principalmente a Feijóo ser un consumado nacionalista que desde el ejecutivo gallego promovió políticas lingüísticas que priman el uso del gallego en la enseñanza y la vida social, con algo más de mano izquierda, eso sí reconocen, que los nacionalistas y secesionistas en Cataluña. Aunque existe mayor equilibrio lingüístico en la enseñanza obligatoria que en otras Comunidades con lenguas cooficiales, no resulta nada reconfortante escuchar a Valentín García, secretario general de Lengua en la Xunta (en el cargo desde 2012 ), afirmar que “en lo que tenemos que esforzarnos de verdad es que en los colegios se hable más gallego, pero en el patio, cuando salen a jugar… Tenemos que crear una sociedad que hable más gallego”. No me sorprende que este tipo de declaraciones pongan en alerta a quienes han dedicado su vida a reivindicar el uso de la lengua común de todos, el español, en la enseñanza.

Dicho esto, ¿se puede concluir que el nacionalista Feijóo está invalidado para encabezar el gobierno de España y poner fin al período más lamentable de nuestra corta democracia?  No, en mi opinión. Si nos ponemos a hilar tan fino tenemos Sánchez para rato. Lo prioritario ahora es desalojar a Sánchez de la Moncloa y poner fin al maridaje interesado que mantiene con los partidos nacional-secesionistas en Cataluña (PSC, Junts y ERC) y el País Vasco (PNV y EH Bildu) y a las concesiones a que el PSOE se ve obligado a hacer para contar con su respaldo en el Congreso. Por mucho que sus adversarios quieran alargar las sombras del pasado, no veo a Feijóo ni al PP sentándose a negociar la amnistía con el prófugo de Waterloo y con Junqueras, ni consensuando amigablemente las leyes con la diputada Aizpurua. Por no verlo, no lo veo siquiera condonando 17.100 millones de deuda al gobierno de la Generalidad de Cataluña ni concediendo a Illa la financiación singular que exigen PSC y ERC. Nadie puede estar seguro de casi nada en los tiempos que corren, pero Feijóo y el PP representan hoy por hoy la única posibilidad realista de detener el deterioro institucional y la degradación de la vida política que el sanchismo va a dejarnos en herencia. A mí, de momento, me basta. 

DMMA

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