Iván Redondo, quien fuera comandante de la sala de máquinas monclovita, publica hoy una columna en La Vanguardia, bajo el título: “Tres actos de democracia plena”. Para el exjefe de gabinete del presidente Sánchez, desde 2017 hasta 2021, la sentencia condenatoria, el indulto y la amnistía son victorias de la democracia española. Un alegato, el del guipuzcoano, que no por repetido resulta menos escandaloso.
Redondo sostiene que el reciente aval del Tribunal Constitucional ha sido “un soplo de aire fresco ante tanto calor, cuitas y ácido sulfúrico”. A lo largo de su expedición reflexiva, el gurú señala que el mayor problema que tiene España es de encaje: ¿cómo hacer que convivan las identidades nacionales? Ni vivienda, ni trabajo: la prioridad del progresismo son las identidades. Las fetén, claro. No vayan a pensar que les importa un rábano, por ahora y hasta que obtengan representación, el silbo gomero.
¿Más privilegios?
El folclórico de Baron Noir en ningún momento desgrana qué entiende por nacionalidades ni por encaje. Es decir, si la amnistía no sana la metástasis nacionalista, ¿qué le queda al Gobierno por hacer? ¿Extirpar la Carta Magna, asumir el derecho de autodeterminación y convocar un referéndum? Pero además hay una cuestión de fondo no resuelta por el ajedrecista: si aceptamos las razones esgrimidas por el TC —entender la amnistía como una norma sujeta “a una finalidad legítima de interés público”—, estamos suscribiendo que, tal y como recordó el profesor David Mejía, el Gobierno ignoró el interés público hasta julio de 2023. Paradójicamente, hasta después de las elecciones generales.
Andar es de Vox
Por si fuera poco, a lo largo de la columna, más allá de presionar al PP para que se abra a pactar con los nacionalistas, Redondo manifiesta que “Vox recibe periódicamente ayudas”. Unas contribuciones que, según él, ofrecen a la formación de Santiago Abascal dos personalidades que a nadie pasarán desapercibidas: Felipe González y Donald Trump.
El primero colabora con la tercera formación del país “cuando dice que no votará al PSOE”. Alucinante: afirmar que no votarás a A te conduce inexorablemente a votar a B. Qué le den a Russell, lean a Redondo. El segundo, a través de un “proyecto de ingeniería social” construido desde Estados Unidos para aupar a los verdes. Y por si se hubiera quedado corto, el exjefe de gabinete apunta que el “y tú más” también contribuye al crecimiento de Vox.
Desde luego, a tenor de esta fundamentación, convendría tomar precauciones: quizá algún día, con la mera marcha bípeda, usted esté haciendo inconscientemente propaganda a Abascal.
