El Consell de la República, una asociación ideada por Carles Puigdemont para tutelar el Govern cuando este estaba en manos de ERC, hace aguas por los cuatro costados. La salida del líder de Junts de su presidencia ha tenido como consecuencia que la entidad quedara en manos de Jordi Domingo, a quien algunos acusan de «contradecirse entre lo que dice querer hacer y lo que realmente hace».
En un escrito de renuncia publicado en X, numerosos miembros de los órganos de esta entidad aseguran que Domingo, entre otros hechos, se ha negado a encargar una auditoría informática y económica, quiere «romper con la transversalidad e independencia» de la entidad, comparece solo «bajo el paraguas de la ANC y otras entidades y sin ningún símbolo del Consell de la República» e impide la coordinación de las delegaciones locales. Por si esto no fuera suficiente, en el escrito se acusa a los colaboradores de Domingo de «maniobrar fraudulentamente para intentar ganar votaciones en la asamblea territorial, modificando la lista de consells locales existentes y los delegados que tenían derecho a acceder«.
Talante autoritario
No son estas las únicas acusaciones pues también señalan que «en las asambleas ciudadanas se han presentado personas atribuyéndose cargos o funciones que no se habían comunicado ni publicado previamente«. Y, además, Domingo se habría servido de «decretos posteriores para solucionar incumplimientos de los códigos». «Por encima de todo», concluye el escrito, «pretende esconder su talante autoritario y poco democrático bajo un pretendido reclamo de unidad».
Ante esta situación, numerosos cargos del Consell de la República han anunciado su dimisión a través de este escrito. Otros lo han hecho vía redes sociales.
