El cuerpo de Agents Rurals, dependiente del Generalitat de Cataluña, ha confirmado este miércoles la localización de la primera manada de lobos (dos adultos y tres cachorros nacidos este año) en territorio catalán en más de un siglo. El hallazgo se sitúa en una amplia zona situada entre la Alta Garrotxa y el Alt Empordà.

Se trata de un suceso histórico en el marco de la fauna salvaje catalana y además con implicaciones directas para la ganadería y la gestión territorial. Con el nacimiento de estas crías, la especie pasa de “extinguida como reproductora” a “amenazada en peligro de extinción”, lo que activa automáticamente la redacción, tramitación y aprobación de un plan de recuperación europeo.
Interacciones con los humanos
Los agentes han intensificado el seguimiento del grupo para vigilar el comportamiento, las áreas de desplazamiento y sus posibles interacciones con la actividad humana, especialmente la ganadería extensiva. Además, la Generalitat está reforzando los recursos del cuerpo de agentes rurales, intensificando los contactos con explotaciones ganaderas, desarrollando apoyos específicos —como vallados eléctricos y perros de guarda— y apoyando económicamente a los pastores que adopten autoprotección de rebaños.
Desde el inicio del proceso, ya en enero de 2024, se había detectado un lobo en la zona y en mayo una segunda hembra fue identificada genéticamente. Hacia diciembre, por primera vez, cámaras de seguimiento captaron a los dos animales juntos. Este otoño, los agentes han confirmado la presencia de los tres cachorros.
Evolución del ecosistema
El retorno del lobo a Cataluña no es solo una noticia para los naturalistas: es también un indicador de la evolución del ecosistema. En las últimas décadas, la presencia de ungulados —ciervos, corzos, jabalíes— ha crecido de forma considerable, lo que ha favorecido el regreso del depredador. Pero también plantea desafíos: la coexistencia con la agricultura, la ganadería y la seguridad vial.

La Generalitat ha anunciado que actuará en coordinación con la Taula del Llop y los departamentos de Interior y Seguridad Pública, Territorio, Vivienda y Transición Ecológica y Agricultura para garantizar una gestión eficaz. Para el sector ganadero, la aparición de una manada reproductora obliga a reforzar las medidas preventivas, atender daños y adaptarse a la nueva normalidad de una especie que vuelve a formar parte activa del paisaje catalán.





