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Ciudadanos marca perfil propio en su nuevo papel de apoyo crítico al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos

Primera reunión del partido con la vicepresidenta Calvo, fruto del acuerdo alcanzado con el PSOE para las últimas prórrogas del estado de alarma

Los acuerdos alcanzados entre Ciudadanos y el PSOE para que la formación naranja apoyara las prórrogas quinta y sexta del estado de alarma comienzan a dar sus frutos. Al menos a nivel institucional. El partido liderado por Inés Arrimadas comienza a marcar perfil propio gracias a estos pactos, entre los que se contempla la creación de una mesa de negociación para la reconstrucción de España tras la pandemia del COVID-19. La mesa se ha reunido por primera vez este viernes y, por parte del Gobierno, ha participado en la misma la vicepresidenta Carmen Calvo, en un encuentro que el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, ha calificado de «cordial, cortés y fluido».

El portavoz adjunto de Ciudadanos, Edmunto Bal, durante la reunión con la vicepresidenta Carmen Calvo.

La formación naranja ha encontrado en la pandemia del coronavirus y en los encajes que debe hacer Pedro Sánchez para lograr mayorías una buena oportunidad para, a pesar de contar con tan solo 10 diputados, hacer valer su peso en el Congreso e intentar que el Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos se haga eco de sus propuestas. Bal ha dejado claro tras la reunión que la nueva normalidad de Ciudadanos no pasa por un apoyo cerrado a todo lo que afecte al Gobierno. «El foco», ha subrayado el portavoz adjunto de Ciudadanos, «está puesto en la epidemia sanitaria y en la crisis social y económica que nos avecina».

Y han sido estos temas los únicos que se han tratado en la mesa, de la que surgirán, entre otras cuestiones, la creación de una comisión de evaluación que tendrá como objetivo «aprender de los errores y poder encarar el futuro».

Mano tendida, aunque exigente

Esta nueva postura de Ciudadanos ha generado polémica en el seno del propio partido. Tanto es así, que históricos como Juan Carlos Girauta o Carina Mejías, se han dado de baja del mismo por no compartir la línea en la que ha entrado la formación. Sin embargo, Bal ha insistido en que la formación «ha adoptado desde el primer momento una posición de política útil, de política constructiva y de mano tendida, aunque exigente». Y ha añadido: «Hay que estar a la altura de las circunstancias en este momento histórico que nos ha tocado vivir».

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en una imagen de archivo.

El acercamiento de Ciudadanos al PSOE, por otro lado, ha hecho saltar las alarmas en otros socios del Gobierno como ERC, que en las últimas semanas ha visto cómo su peso ante Madrid quedaba diluido por los nuevos movimientos de Inés Arrimadas. En este sentido, Edmundo Bal ha sido muy contundente en su explicación al recordar las diferencias existentes entre las mesas de negociación pactadas con los republicanos liderados por Gabriel Rufián y con Ciudadanos: «Mesa es lo que hemos tenido hoy en Moncloa. En la que se ponen propuestas y soluciones para problemas reales, que son, en este momento, un virus y la crisis social y económica. Esas son las mesas que valen en democracia. No las que piden privilegios, no las que hablan de derechos de autodeterminación que no existen o quieren un tratamiento diferenciado. Esas son mesas vergonzantes«.

El «disparate» de la derogación de la reforma laboral

La alerta también ha saltado en otras formaciones independentistas que sustentan al Gobierno, como Bildu, con la que Pedro Sánchez ha pactado la derogación de la reforma laboral. Algo que Ciudadanos no comparte porque, como ha explicado Edmundo Bal, «en este momento de crisis, hay que dar balones de oxígeno a los empresarios para que puedan seguir abriendo la persiana de sus negocios y rescatar a sus trabajadores de los ERTEs». «¿En qué cabeza cabe», se ha preguntado, «hablar de la derogación íntegra de la reforma laboral? Es un disparate absoluto«.

Así las cosas, la realidad es que, a través de la crisis generada por la pandemia del COVID-19, el acercamiento de Ciudadanos a un Gobierno que, sí o sí, necesita buscar apoyos para sacar adelante sus propuestas, puede servir no solo para afrontar la llamada nueva normalidad en lo social y en lo económico, sino que también es posible que, si Arrimadas juega bien sus cartas, logre imponer a Sánchez y a Pablo Iglesias su propio programa de gobierno. Todo dependerá de las ansias de poder de los líderes del PSOE y Unidas Podemos y de la mano izquierda de una Arrimadas que, a estas alturas, ha logrado que pocos se acuerden ya en el partido de Albert Rivera.

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