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Con la pandemia del COVID-19, la cultura de la cancelación llega a la medicina

Momento de realización de un test PCR en el hospital de campaña de Lleida.
Momento de realización de un test PCR en el hospital de campaña de Lleida.

La semana pasada se presentó en Madrid la plataforma Médicos por la Verdad España. Me he tomado la molestia de escuchar los argumentos de algunos profesionales agrupados en la citada plataforma. Nadie ha puesto en duda su titulación, incluso había una catedrática, y me he encontrado con un discurso aparentemente fundamentado, no digo que acertado, no soy médico, pero con el que, en algunos aspectos, coincido.

La Plataforma ha sido descalificada, acusándola de negacionista de la pandemia, de alentar teorías conspirativas no demostradas, de ser antivacunas, de defender un origen no natural del virus… No voy a entrar en estos temas en los que, a falta de pruebas sólidas, me quedo con la versión oficial, al menos hasta que no se demuestre lo contrario. Sin embargo, la Plataforma hace otras críticas y reflexiones más concretas y menos conspiranoicas que creo que no pueden despacharse bajo el paraguas genérico de tratarse de bulos o puro negacionismo.

Este argumentario más técnico y concreto de Médicos por la Verdad puede resumirse en los siguientes puntos:

  1. El confinamiento domiciliario de la población sana es un error que facilita la transmisión intrafamiliar. Es causa de enfermedades mentales y físicas y provoca un daño desproporcionado a la economía, a su vez fuente de enfermedades de todo tipo.
  2. Lo conveniente hubiera sido actuar como lo han hecho los países con mejores resultados en su lucha contra la pandemia: aislamiento de los enfermos, protección especial de los colectivos más vulnerables (mayores de setenta años y profesionales de la medicina), limitación de aforos, prohibición de concentraciones masivas de personas, rastreadores, mascarillas en circunstancias de riesgo etc.
  3. Puede entenderse que en marzo, dado el desconocimiento de la enfermedad y la situación de saturación del sistema sanitario, se optara por el confinamiento ante la falta de recursos para actuar selectivamente. Ahora, casi cinco meses después, repetir los errores por falta de planificación es difícilmente justificable. Es especialmente criticable la actitud del Govern decretando el confinamiento de algunas zonas de Cataluña, rebajado después por los tribunales, pero que ha tenido un efecto devastador en el turismo al haberse convertido el anuncio de Quim Torra en portada de los medios de comunicación de todo el mundo. Menos alarmismo y más eficacia es lo que hay que pedirles a los gobernantes.

Hasta aquí unas reflexiones que comparto totalmente, como ya expuse en mayo en mi artículo Conclusiones provisionales de la pandemia y sus consecuencias.

Médicos por la Verdad entra en consideraciones médicas que no soy capaz de valorar pero que las autoridades deberían desmentir si no son correctas.

Además de este cuestionamiento del confinamiento domiciliario, especialmente en la actual fase de la enfermedad, Médicos por la Verdad entra en consideraciones médicas que no soy capaz de valorar pero que las autoridades deberían desmentir, si no son correctas, con argumentos y no con descalificaciones genéricas.

  1. Las pruebas PCR tienen un nivel de error medio muy elevado y no es un medio confiable para establecer si hay o no enfermedad. Los asintomáticos no transmiten la enfermedad, ni tan siquiera puede decirse que estén infectados.
  2. Las mascarillas deben usarse en determinadas circunstancias, ir a un comercio y reuniones de riesgo por ejemplo, pero no de forma generalizada y continua pues son más los perjuicios que las ventajas. Dermatitis, riesgo de infarto, disminución de defensas, multiplicación de gérmenes. Algunos, incluso, lo vinculan a un aumento de accidentes de tráfico por pérdida de reflejos o distracciones.
  3. Debería investigarse en profundidad el posible vínculo entre mortalidad por COVID-19 y un componente de la vacuna antigripal para mayores puesto de manifiesto por el Hospital de Barbastro. Ignorar el informe sin más, por parcial que sea, no parece lo más sensato. Y no se trata de ser antivacunas, yo no lo soy, pero sí de descartar los posibles efectos perjudiciales de un determinado componente. De hecho, todos los medicamentos tienen numerosas contraindicaciones, lo que no anula la conveniencia de su uso, pero estando informado.
  4. Las prisas, lógicas, por tener una vacuna no pueden eliminar los procesos de verificación exhaustivos.

La transparencia es la mejor arma de convencimiento, al menos para aquella parte de la sociedad que trata de evitar que el miedo le anule toda capacidad de reflexión.

No hace falta que nadie responda directamente a estas preguntas. Bastaría que se expliquen las medidas que se toman con transparencia. Han de comprender las autoridades que los cambios de criterio y las contradicciones han sido muchas durante estos meses y que la transparencia es la mejor arma de convencimiento, al menos para aquella parte de la sociedad que trata de evitar que el miedo le anule toda capacidad de reflexión. Ahora mismo las cifras que da la Generalitat y las del Gobierno español no cuadran en absoluto lo que genera incertidumbre. Y la pregunta del millón: ¿por qué las autoridades toman determinadas medidas y continúan en tono alarmista, con menor intensidad en el gobierno central en honor a la verdad, si no se cree, como es mi caso, en teorías conspirativas a nivel planetario que para algunos lo explican todo?

A título de hipótesis se me ocurren algunos motivos. El primero pensar que las autoridades tienen razón y que todas las medidas restrictivas son pocas. El segundo que las autoridades traten de curarse en salud ante la incertidumbre de un rebrote con elevada mortalidad. Hay que ver si las medidas son proporcionales al riesgo. Lo que no es de recibo es tratar de traspasar la responsabilidad a los ciudadanos poco responsables. El tercero, que la dureza está bien vista por una parte mayoritaria de la población (el 62%, según el CIS). El miedo ha calado, por lo que es rentable políticamente ser restrictivo. El cuarto, en el caso catalán, marcar perfil propio, la obsesión por diferenciarse. Todo ello en el marco de las ayudas europeas que han dado tranquilidad a los políticos en materia económica. Confían en que estas ayudas sean suficientes para controlar el malestar social derivado de la crisis económica que ya tenemos, y que se agudizará, y que va a afectar especialmente a las clases medias que no viven del dinero público.

Francesc Moreno
Francesc Moreno
Abogado y editor. Ha sido profesor de derecho financiero en la UAB y derecho mercantil en la UB. Fundador de cronicaglobal.com y SCC .

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