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2020, el año del descalabro de ERC

En tan solo ocho meses, los republicanos han pasado de rozar la posibilidad de ser la primera fuerza de Cataluña a temer las consecuencias del COVID-19 en sus filas

El vicepresidente del Govern y líder de ERC, Pere Aragonés.
El presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonés. Foto: Europa Press

2020 se mostraba en enero como un buen año para ERC. Su acuerdo con el PSOE para, vía abstención, permitir que Pedro Sánchez se mantuviera en la presidencia del Gobierno a cambio de la mesa de negociación entre el Estado y la Generalitat le permitía presentarse en Cataluña como adalid del diálogo, arrebatando ese papel al PSC de Miquel Iceta y poniendo en evidencia a un JxCat partidario de una unilateralidad que ha tenido resultados nefastos. En Madrid, además, lograría tener al PSOE y a Unidas Podemos bailando a su son de cara a los Presupuestos Generales. Pero el COVID-19 hizo saltar todo por los aires y la nueva normalidad de los republicanos no es para nada esperanzadora en estos momentos.

La pandemia suspendió sine die la polémica mesa de negociación de la que ERC esperaba sacar tantos réditos. Pero, liderado en Madrid por Gabriel Rufián, los republicanos no dudaron en seguir apoyando al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos en las prórrogas del estado de alarma y otras medidas para hacer frente al COVID-19 mientras JxCat, de cara al electorado separatista, mantenía, al menos de palabra, su pulso contra el Estado. En la ERC también liderada por Pere Aragonés, vicepresidente del Govern y candidato, saltaron las alarmas e intentaron afrontar la situación anunciando que votarían en contra de la quinta prórroga. Y fue entonces cuando los Ciudadanos de Inés Arrimadas vieron la oportunidad de ocupar el lugar de socio preferente de Sánchez en el Congreso. No lo dudaron y, aunque la decisión les ha costado duras críticas dentro de la militancia, ahí se mantienen, llamando a su viraje al centro-izquierda «política útil«. Y hasta los de Pablo Iglesias empiezan a asumir que el Gobierno tendrá que aceptar el apoyo de la formación naranja a las cuentas estatales para mantener cierta estabilidad en un grave momento como el provocado por la pandemia.

La sorpresa naranja

El movimiento de Arrimadas ha descolocado a ERC, que, además, tiene cada vez más difícil afrontar las elecciones autonómicas catalanas. El presidente Quim Torra asegura tener fijada la fecha de los comicios desde hace meses pero no la avanza. Mientras tanto, Carles Puigdemont está organizando JxCat a su imagen y semejanza, con llamadas constantes a los republicanos a la unidad pero, a la vez, saldando cuentas pendientes vía memorias editadas.

El coronavirus ha sido un desastre a nivel sanitario, social y económico. Pero también para la formación liderada por Oriol Junqueras. Sus consellers Alba Vergés y Chakir el Homrani están al frente de los departamentos más afectados por la pandemia, Salud y Asuntos Sociales. Y el resultado de la gestión de ERC en ambos casos ha sido desastroso. Algo que pocos dudan que será utilizado por JxCat durante la campaña para restar apoyos a los republicanos.

En manos de Bargalló

La vuelta al cole puede ser, además, la puntilla. Educació está también en manos de otro republicano, Josep Bargalló, y, en estos momentos, no está nada claro que las soluciones avanzadas por el departamento vayan a permitir regresar con normalidad a las aulas. Y eso que el presidente Torra se ha tomado este regreso, al menos de cara a la galería, como un reto personal y ha insistido en numerosas ocasiones en que se hará todo lo posible para que la educación sea presencial, a pesar del virus.

Sin embargo, más allá de las medidas lógicas como las mascarillas, el gel hidroalcohólico o la distancia de seguridad, nada se sabe sobre la contratación de nuevos profesores y maestros, la adquisición de equipos para la enseñanza telemática o la dotación de conexión de internet para aquellas familias que no puedan pagarlo.

La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat, publicada a principios de agosto, se convertía también en un jarro de agua fría para los republicanos de Junqueras. Si a principios de año todo indicaba que podían superar con creces a los de Puigdemont y convertirse por primera vez en la fuerza más votada en unas autonómicas, ocho meses más tarde el sondeo arrojaba un empate técnico entre ambas fuerzas independentistas. Algo que, seguramente, cambiará en contra de ERC una vez que el Tribunal Supremo se pronuncie definitivamente sobre la inhabilitación de Quim Torra que pondrá de nuevo a los republicanos en una situación de máxima incomodidad. Hoy Torra ya ha dicho que espera que no se proponga ningún otro candidato a presidente si es inhabilitado y ha amagado con desobedecer de nuevo. Por otra parte el periodista Toni Bolaño ha escrito hoy en La Razón que, en caso de inhabilitación de Torra, Mascarell sería el candidato interino de JxCat hasta las elecciones en detrimento del ascenso natural del Vicepresidente Pere Aragonés.

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