La campaña nacionalista de acoso a los castellanoparlantes en Cataluña —que representan más de la mitad de la población catalana— parece haberse redoblado en los últimos tiempos. Después de que el presentador Jair Domínguez dijese que quien habla en español en Cataluña es «tontito o mala persona» o que secesionistas linchasen en redes a una camarera del Parlament por no hablar en catalán en TV3, ahora es el filósofo y tertuliano Jordi Graupera el que ataca a los hispanohablantes.
Graupera, conocido por haberse presentado a la alcaldía de Barcelona y por sus posiciones maximalistas en torno a la secesión catalana, ha incendiado las redes al realizar la siguiente reflexión en su cuenta de Twitter: «Inmigrante que trabajas de cara al público: quien habla catalán y no cambia de lengua no te es hostil. Te quiere como un igual y te da oportunidades. Quien solo te habla castellano, hable la lengua que hable en casa, solo te quiere para servirle y le da igual dónde vas a parar. También a ninguna parte».
«No renunciar nunca al catalán»
No es la primera vez que este filósofo, colaborador habitual de tv3, promueve esta restrictiva visión sobre el uso de las lenguas en Cataluña. Así, en mayo de 2019, la número tres de la lista de Graupera en las municipales—Barcelona és capital-Primàries—, Diana Coromines, afirmó en un acto junto al filósofo que lo «único que se demuestra no defendiendo nuestra lengua es debilidad». «Lo que tenemos que hacer», aseguró Coromines, «es tener una actitud firme y no renunciar nunca al catalán, hablándolo con neutralidad y sin arrastrarnos delante de aquellos que nos dicen que nuestra lengua es secundaria».
Por otra parte, el año pasado Graupera suscitó una gran controversia en las redes al divulgarse un antiguo artículo suyo publicado en La Vanguardia en 2012. En el texto, titulado «Basura blanca» tachaba de «inmigrantes» a los andaluces que vinieron a trabajar a Cataluña y que, según él, fueron utilizados por el franquismo para «diluir la cultura catalana». Asimismo, se refería a sus hijos como «basura blanca» y «carne de cañón».
