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Harari alerta de que la pandemia puede conducirnos al totalitarismo

El ensayista israelí teme que los datos sanitarios de los ciudadanos acaben en manos de la «policía o grandes corporaciones»

El pensador israelí Yuval Noah Hariri.

El pensador israelí Yuval Noah Harari (1976), cuya obra Sapiens vendió 12 millones de ejemplares en todo el mundo, se muestra optimista y pesimista a partes iguales con respecto a la actual pandemia del coronavirus. En una entrevista concedida a El Confidencial, Harari —entre cuyos admiradores se cuenta Obama, Gates o Zuckerberg— recuerda que la pandemia es grave, pero palidece frente a otras que nos asolaron en el pasado. «La peste negra fue mucho peor. También lo fue la gran epidemia de gripe de 1918 y 1919. Y el sida en la década de 1980, con una mortalidad de casi el 100%. Deberíamos tener una perspectiva histórica de lo que está pasando», recomienda Harari.

Asimismo, el intelectual incide en que la posición de la humanidad nunca ha sido más fuerte. «Ahora contamos con el conocimiento científico para comprender y superar esta epidemia más fácilmente que cualquier gran pandemia anterior en la historia humana. Cuando la peste negra mató a tal vez la mitad de la población europea, nadie sabía siquiera lo que causaba esa mortalidad», explica. Sin embargo, Harari advierte de que el gran problema no es el virus, sino los «demonios interiores de la humanidad»: «Tenemos el conocimiento científico para solucionar esta crisis, pero no la sabiduría política para hacerlo».

Somos más manipulables que nunca

Harari también alerta de que, al permitir la ciencia entender cada vez mejor los «mecanismos biológicos, sociales y culturales que hay detrás de nuestras decisiones», se está volviendo más «fácil que nunca» manipular las decisiones de los seres humanos. En este sentido, la «gente más fácil de manipular es la que cree en el libre albedrío, porque ni siquiera sospecha que puede ser manipulada».

En concreto, Harari se muestra preocupado por las tecnologías de vigilancia masiva. «Es la primera vez en la historia de la humanidad», relata, «que puedes seguir a todo el mundo todo el tiempo y reunir y analizar tantos datos de cada individuo que entiendes a esa persona mejor de lo que ella se comprende a sí misma». De este modo, avisa de que si no vamos con cuidado «esto puede ser el origen del peor sistema totalitario que haya existido jamás». «Nuestra libertad está seriamente amenazada», pondera. A pesar de ello, el ensayista israelí puntualiza que no está en contra de la vigilancia para luchar contra la epidemia. No obstante, aboga por que «todos los datos que se recolecten deberían estar en manos de autoridades sanitarias especiales y no de la policía o de las grandes corporaciones».

Los nacionalismos alientan la división

En cuanto a la polarización que se observa actualmente en muchos países, reflexiona que es «una estrategia política deliberada de ciertos partidos y políticos basada en una idea muy vieja: divide y vencerás». «La creación de facciones en la sociedad que tienen miedo de otros grupos dentro del mismo país, o que los odian, hace que muchos piensen que nunca votarían a otro líder que no sea el que ven como salvador y protector. Los líderes que promueven esta división premeditada de la sociedad, que la vuelven contra sí misma, se presentan como nacionalistas y patriotas, pero son lo opuesto», argumenta. En cualquier caso, asegura que «a largo plazo, no puedes tener una democracia en la que crees que el otro partido es el enemigo».

Por otra parte, Harari defiende que las democracias actuales deben actualizarse y no dar la espalda a las nuevas tecnologías si quieren sobrevivir. «La creencia de que la democracia tal como la hemos conocido en el siglo XX permanecerá siempre, independientemente de las nuevas tecnologías que se desarrollen, no se va a cumplir. La democracia puede adaptarse a nuevas formas. Tendrá que cambiar para sobrevivir», asevera.

Y es que, a su juicio, la tecnología no es determinista. Es decir, no debemos creer que porque uno invente determinada tecnología es inevitable determinado desenlace político. «Cualquier tecnología puede utilizarse de maneras distintas. Puedes utilizar tecnologías de la Revolución Industrial como los trenes, la electricidad o la radio para crear una dictadura fascista como la de la Alemania nazi o para crear una democracia liberal», sostiene.

¿El fin de la humanidad?

A este respecto, recuerda que la tecnología actual es mucho más poderosa que la empleada en la Revolución industrial, por lo que no podemos permitirnos un experimento fallido que provoque el «fin de la humanidad». «En el siglo XX, tuvieron lugar dos guerras mundiales. Si ahora hubiera una tercera, probablemente no sobreviviríamos a ella», sentencia.

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Óscar Benítez
Óscar Benítez
Periodista de El Liberal. Antes, fui redactor de Crónica Global y La Razón; y guionista de El Intermedio.

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