Quim Torra siempre se ha caracterizado por sus inclinaciones extremistas, tanto en su etapa como intelectual y periodista, como en la de presidente de la Generalitat. Así, si en la primera se refirió a los castellanohablantes como «bestias taradas», en la segunda jaleó a los manifestantes separatistas violentos (su famoso «apretad»). Ahora, vuelve a exhibir su talante más provocador al señalar en una entrevista en TV3 que no tiene intención alguna de afiliarse a Junts per Catalunya, y «menos después de oír a Jordi Sànchez diciendo que desconocía cuál era la hoja de ruta de su partido».
Dichas declaraciones sorprendieron «muchísimo» a Torra, considerando que «si uno de los principales partidos independentistas no sabe cuál es su hoja de ruta; pues preocupémonos». Pese a ello, en su opinión, el futuro de la formación neoconvergente podría mejorar si regresara a España Carles Puigdemont, lo que «puede ser un punto de inflexión». Sin embargo, ha aclarado que su «regreso debe venir acompañado de una movilización popular y que detrás haya un programa concreto».
En la entrevista, Torra también ha aprovechado para cargar contra la mesa de negociación entablada entre el separatismo y el Ejecutivo de Sánchez, puesto que «no lleva a ninguna parte». «Cuando el Govern apuesta por la gestión autonómica no tiene fuerza para arrancar ningún compromiso», ha aclarado. Y es que, a su parecer, no existe otra vía para el secesionismo que el puro enfrentamiento: «Cuando más apoyos ganamos es cuando con más fuerza hemos ido a confrontar con el Estado». Si bien, en este sentido, ha lamentado la desmovilización de la juventud, entre la que ve «desánimo».