El Caso Pegasus se ha desinflado en tiempo récord. En parte, porque ha trascendido la falta de rigor del informe —su autor está siendo investigado por la Audiencia Nacional por su implicación en Tsunami Democràtic. Y, en parte, porque el propio Gobierno de Sánchez ha admitido ser espiado —lo que ha dañado la imagen de sus servicios secretos pero ha logrado desactivar el discurso separatista. Pese a ello, el secesionismo trata de mantener vivo a toda costa el supuesto escándalo para seguir desautorizando a España. Y uno de los ataques más virulentos ha partido del expresidente de la Generalitat y fugado de la Justicia Carles Puigdemont, quien no ha dudado en asegurar que «España está podrida».
«España está tan podrida que muchos de sus dirigentes y periodistas piensan que por el solo hecho de trabajar para la independencia mereces que violen tu intimidad. No tienes derechos, vales menos que un ser humano. Es puro fascismo. Como el franquismo», ha opinado en su cuenta de Twitter. «España continúa siendo profundamente franquista. Hoy en Europa han quedado en evidencia que el marco de valores que fundaron la democracia europea no es compartido por los dirigentes españoles, que han justificado el uso de Pegasus contra quienes trabajamos por la independencia», ha completado.
Por otra parte, es su texto ha mantenido que un partido de centro derecha como el PP y otro liberal progresista como Ciudadanos son «ultraderecha franquista» y, junto a Vox, los ha acusado de «alinearse con los regímenes de Polonia y Hungría para justificar la violación de la privacidad de decenas de catalanes». Finalmente, ha remarcado que Europa, a su juicio, defiende sus mismas tesis: «Europa tiene claro que no es un problema de tener o no permiso judicial: el problema es la herramienta, que permite monitorizar toda tu vida y la de tu entorno en tiempo real, sin límites. Ningún juez tiene poder para autorizar esto. Y quien lo justifique está justificando el fascismo».
