La relación de España con Israel no atraviesa su mejor momento. No en vano, dos ministros del nuevo gobierno de Pedro Sánchez, Ernest Urtasun (Cultura) y Sira Rego (Infancia y Juventud) votaron en contra de condenar en el Parlamento Europeo los ataques terroristas que cometió Hamás el 7 de octubre contra la población israelí. Cabe recordar que, de 500 votos a favor, solo 21 eurodiputados rechazaron condenar los atentados, entre ellos los dos nuevos miembros de la Coalición Progresista de Sánchez. Urtasun, exportavoz de Sumar, explicó así su decisión: «Lo que debía pedir la resolución era un alto al fuego, que es lo que pedíamos los Verdes y eso fue rechazado. […] Sin eso, para mí la resolución era insuficiente y por eso voté en contra.»
Sin embargo, 58 de los 64 europarlamentarios de los Verdes votaron a favor de la condena, que rechazaba la brutalidad del grupo terrorista Hamás. La otra ministra que hizo lo mismo, Rego (IU) es de origen palestino y su posición sobre el conflicto sorprende menos por cuanto se inscribe en coordenadas de extrema izquierda. A todo ello se le suma que Sánchez cuestionó la respuesta de Israel frente a su primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo que ha originado una tensión sin precedentes entre ambos países. Tanto es así, que Israel ha decidido plantar a Sánchez en el Foro de la Unión de países del Mediterráneo, que bajo la presidencia de Sánchez pondrá el acento en el problema entre Israel y Palestina —desde su creación en 2008, el Foro siempre había evitado los asuntos políticos—.