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El riesgo España

Manifestación contra la sentencia del 'procés'.

Riesgo España 2024. El país lleva tiempo acumulando muchísimas contingencias de altísimo perfil: 

A. Riesgo político, con indicios como: descomposición del Estado de derecho; fragmentación de la unidad nacional; supeditación del gobierno de España a una minoría exigua de diputados separatistas catalanes, vascos y gallegos; minado de la división de poderes; conversión del ejecutivo en un poder autocrático; un poder legislativo que existe sólo el día de las elecciones y para aprobar los decretos del gobierno; y un poder judicial acosado, dependiente, y sin efectividad ni eficacia ni eficiencia.

 B. Riesgo social, con indicios como: confrontación y polarización político-ideológica; estancamiento de la renta per capita desde hace dos décadas; la mayor cuota de inmigración de todos los países de la Unión Europea; apabullante caída de la natalidad; importante desestructuración ideológica; cuotas de paro y de pobreza ingentes; inseguridad y criminalidad sin tasa; y hondo impacto de la ingeniería social, especialmente en algunas regiones.

Los riesgos políticos, sociales y económicos de España son extremos

C. Riesgo económico, con indicios como: escaso crecimiento económico; renqueante recuperación tras la crisis Covid; caída de la inversión, con hundimiento de la inversión extranjera; productividad estancada desde hace una década; pérdida de competitividad; huida de empresas de unas regiones a otras, y de España al extranjero, con deslocalización de inversiones de empresas españolas; y apabullantes déficit fiscal y endeudamiento, con visos no de corrección sino de explosión.

Si persisten en su incremento, en algún momento los riesgos de España deberán eclosionar. De este modo, pues, son posibles y muy probables tres tipos de estallidos: 

A. Crisis política: brete constitucional, por ejemplo a propósito de un referéndum sobre la independencia de una o más regiones, o sobre monarquía o república; prevaricación y malversación sistémicas; y desconfianza en los poderes del Estado.

B. Crisis social: la degeneración de las relaciones sociales propicia violencias, okupación de propiedades, y abandono por el Estado a las mafias de barrios y zonas. 

C. Crisis económica: sea en forma crónica, como decadencia económica, o en forma aguda, como crack fiscal-financiero; entonces se reequilibrarán las desmesuras políticas y estructurales que la economía española soporta.

Estas contingencias pueden estallar por separado, como percances. O bien pueden estallar conjuntamente, como tormenta perfecta. Hasta ahora, ser parte de la Unión Europea, y en particular del eurosistema, permitió a los gobiernos de España hacer de su capa un sayo, realizar políticas alocadas en relación a la economía, a la sociedad y a la política. La consecuencia han sido la degradación del Estado de derecho, la descomposición social y la decadencia económica. 

Ahora bien, también se percibe: 

A. Un despertar de la sociedad civil en toda España, harta de tráfagos políticos como la amnistía y la barra libre a los golpistas independentistas a cambio de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno de España. 

B. Un despertar de Europa ante el histrionismo del presidente del gobierno español confrontado a los disparates de la amnistía y de su sumisión al secesionismo, y ante los conflictos generados en su presidencia de turno de la Unión Europea.

C. Un despertar de los mercados, con una prima al alza del riesgo del soberano español, y con ratings e inversiones a la baja.

‘Procés’ 2.0: desintegración de España

Una debacle para España pudiera producirse por la confluencia entre una crisis político-institucional y una crisis económica-fiscal-financiera. 

 Con un calendario por concretar, tras la amnistía vendrá: (1) el traspaso de toda la recaudación de los impuestos de los residentes en Cataluña a la Generalitat separatista; y (2) el referéndum de separación. 

Si la amnistía a los golpistas separatistas catalanes ha sido muy desestructuradora del Estado de derecho español, la cesión de todos los ingresos públicos de Cataluña sería/será totalmente desestructuradora de las finanzas públicas españolas. Tras la amnistía, y la cesión de la recaudación vendría/vendrá el referéndum de independencia y/o uno sobre la forma de gobierno, lo que sería/será aún más altamente desestructurador de la sociedad española. Éstos tres son los objetivos políticos, económicos y sociales que persiguen los nacionalistas catalanes y vascos y sus socios social-comunistas en el gobierno de España.

Por consiguiente, es probable que España pase de ser un modelo de instauración de una democracia y de descentralización, a ser un modelo de hundimiento de una democracia y de desintegración de una gran nación por causa de unas instituciones inoperantes ante el separatismo. Inaudito en Europa, el presente gobierno de conjunción progresista y separatista aproxima España a ser un Estado gamberro, y amplía el riesgo cierto de hacer de España un Estado fallido.

Parece claro, pues, que Estado de derecho e integridad de España son las dos caras de una misma moneda. Con esta moneda están jugando los enemigos de la democracia y de España. Naturalmente, la quiebra de la democracia española supondría/supondrá la desintegración de España.

Apreciamos, pues, como el procés separatista catalán se extiende al conjunto de la política española. El procés que concluyó en el golpe de Estado del otoño 2017 y el actual procés 2.0 se basan en dos mismos supuestos: gradualismo e impunidad. El primer procés pretendía la independencia (directa) de Cataluña.  El procés 2.0 pretende (primero) la desintegración de España. Para los separatistas y para sus socios en el gobierno de España ahora se trata, primero, de desintegrar España. Luego, la ‘independencia’ de ‘Cataluña’ vendría/vendrá por sí misma. Por tanto, lo que no se pudo conseguir directamente, se espera conseguir indirectamente, corroyendo a la democracia y a España. 

España, de modelo de democracia y descentralización a modelo de Estado gamberro y fallido

Tensionar las cuadernas de la Constitución, de la política, de la sociedad y de la economía españolas es la estrategia del gobierno de las minorías. Parece no haber modo de que cesen en ello. Y en esta tarea el gobierno de Pedro Sánchez está causando daños profundos y de difícil reparación. Los contrapoderes de la democracia española frente al poder ejecutivo son escasos, y ya han sido copados por el gobierno mismo.

Por tanto, no hay visos de que los riesgos político-económicos de España vayan a reducirse, y más bien van mantenerse y a incrementarse tanto como dure esta legislatura. Desde el punto de vista económico, en consecuencia, es segura la extensión de la ya alcanzada decadencia económica de Cataluña al resto de España. 

No sabemos hasta qué punto los destrozos al Estado de derecho español serán reversibles. Es probable que sean el preludio de más desvaríos. Por ello el horizonte político y económico de España es realmente muy incierto. La materialización de los riesgos de España es una cuestión de tiempo. Éstas son, pues, las perspectivas del riesgo España 2024.

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