El Supremo ha sentenciado que las pinturas murales de Sijena, ubicadas hasta la fecha en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), deben volver a Aragón. De nada han servido los recursos extraordinarios de la Generalitat y el propio MNAC.
Ya no hay dudas…
El retorno se encontraba en punto muerto después de que una magistrada del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Huesca argumentara que el traslado podría poner en riesgo la integridad de la obra. De hecho el debate estaba compuesto por dos arterias: primera, la encargada de descifrar a quién le correspondía, en base a antecedentes históricos, la obra; y segunda, por una cuestión logística, determinar si las pinturas podían trasladarse.
El Alto Tribunal ha resuelto que la comunidad autónoma de Aragón tiene “competencias en la protección de su patrimonio histórico-artístico”. En consecuencia, ha ordenado la restitución de las pinturas al Monasterio de Sijena.
Debate político
Las reacciones en la arena política no se han hecho esperar. Carles Puigdemont ha tuiteado desde Waterloo que “la sentencia es un despropósito”, añadiendo acto seguido que “todos los expertos del mundo advierten que mover las pinturas podría comportar su destrucción”. La sectorial de cultura de Esquerra Republicana de Cataluña ha emitido un comunicado en la misma línea que Puigdemont, escudándose fundamentalmente en “criterios científicos y de conservación”.
Javier Lambán, expresidente de Aragón, en cambio, ha celebrado la decisión del Supremo. “Es un triunfo del Estado de Derecho y otra razón para confiar en los jueces, verdadero puntal del sistema”, ha expresado. Sin embargo, mientras una usuaria le recordaba que “la petición formal y jurídica la inició Luisa Fernanda Rudi, exalcaldesa de Zaragoza y actual senadora popular; desde el secesionismo se equiparaba a Lambán con Vox y se tildaba al socialista díscolo de “fascista”.