Sorpasso oficial. El mercado para la vivienda de segunda mano en Barcelona se corona con los precios más prohibitivos del Estado. ¿Cómo hemos llegado aquí?
Los indicadores tras esta tendencia al alza son evidentes: la escasez de oferta, unida a una demanda sostenida al alza -se prevé que los precios sigan subiendo al menos hasta 2026, con estimaciones de un incremento adicional del 9 %-.
Pero, ¿por qué se mantiene estática la oferta? El bloqueo estructural en la construcción se produce a raíz de diversas malas decisiones. Trabas administrativas a nuevos desarrollos – también cuenta la escasez de suelo disponible, claro- y una creciente presión regulatoria sobre los promotores. 30 % de vivienda protegida en nuevas promociones y una regulación de precio que rebaja la seguridad jurídica para el constructor; quién leches esperan que invierta a fondo perdido.
El resultado es catastrófico; los compradores locales ven cada vez más inaccesible adquirir vivienda en su propia ciudad, desplazándose hacia municipios del área metropolitana o renunciando a la compra por completo, y el alquiler no está mejor.
Barcelona se nos escapa, y no, no es inevitable. Los precios subirán con el atractivo de la ciudad, es evidente, pero una política responsable, que entienda las dinámicas del mercado y se haga partícipe de ellas, no su antítesis, puede ayudar a paliar los efectos para la ciudadanía autóctona.
