Nada se había vuelto a saber del ex líder de la CUP Quim Arrufat tras la llegada a la dirección del partido de Carles Riera. Independentista radical, Arrufat dirigió la formación en 2017, cuando más cerca estuvo el separatismo de lograr la ruptura con España. Ahora, el ex cupaire, ya no milita, vuelve a la actualidad a través de la plataforma Soberanies, en la que también participa el ex líder de Catalunya En Comú, Xavier Doménech y que tiene, entre otros objetivos, el de promover la reflexión dentro de las formaciones soberanistas, no entre ellas.
Así lo ha explicado en una entrevista en el digital Vilaweb, en la que también ha señalado cuáles serían, en su opinión, las condiciones necesarias para alcanzar la independencia. En este sentido, Arrufat apuesta por «construir como un loco un cuerpo diplomático» y «conocer mucho mejor el Estado por dentro». No le preocupa especialmente la movilización de los independentistas en la calle porque cree que se mantendrá pero sí muestra sus dudas sobre quienes han de «ejecutar las decisiones, hacer avanzar pasos y los espacios de gente para aportar inteligencia y responsabilidad«.
Poner el cuerpo
En la misma entrevista, Quim Arrufat no aclara cuál sería su postura ante una posible reacción «violenta» del Estado. Sin embargo, asegura que, durante el referéndum ilegal de octubre de 2017, «la gente estaba dispuesta a tener bajas y a aguantar muertos». Ahora, la vía debería pasar, en su opinión, por «tecnología, inventiva y la disposición de poner el cuerpo«.
Arrufat, finalmente, arremete en la entrevista contra el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Sobre el PSOE, asegura que «llega después de un viraje autoritario, represivo, recortador y ultranacionalista«. Critica también duramente al Ayuntamiento de Barcelona, presidido por la líder de los comunes, Ada Colau y al que acusa de «desistir de hacer políticas de izquierdas». Sin embargo, su crítica es mucho más suave al referirse al Govern de Quim Torra, al que exime de responsabilidades argumentando que la Generalitat carece de instrumentos para cambiar la sociedad porque el Estado no se lo permite.
