Montilla: «La independencia es una utopía»

Desde hace un tiempo, parte del constitucionalismo ha sido muy crítico con el legado del expresidente de la Generalitat, José Montilla. No son pocos los recuerdan que encabezó una manifestación en contra de la sentencia del Estatut en 2010 con el lema Somos una nación. Nosotros decidimos, argumentando que un tribunal no podía «juzgar sentimientos». Sin embargo, en los últimos tiempos sus declaraciones se han caracterizado por una firmeza creciente contra los excesos del secesionismo.

En una entrevista esta mañana en el programa Café d’Idees de Gemma Nierga, el expresident ha considerado que la independencia de Cataluña es una «utopía». «Una cosa son las ilusiones y otra las fantasías, y no hay que confundirlas», ha sentenciado. Ha sido entonces cuando la presentadora le ha preguntado qué respuesta política se había de ofrecer al 50% de los catalanes que habían votado a favor de la secesión, a lo que Montilla ha respondido: «¿Hay que hacer caso al 50% que pide la independencia y al resto de catalanes no? ¿Son catalanes de segunda?».

España no facilitaría un referendúm para «liquidar España»

En cuanto a la posibilidad de celebrar un referéndum de autodeterminación, Montilla ha recordado que actualmente no hay una mayoría suficiente para facilitarlo. Por otra parte, se ha preguntado: «¿Cree que desde España se facilitaría un referéndum para liquidar España? La respuesta es que no». Y por lo que respecta a una amnistía para los políticos separatistas presos, Montilla ha hecho hincapié en que la mayoría de expertos señalan que ésta no es compatible con la Constitución. «La amnistía está pensada para otra cosa, afecta a un bando y al otro no».

Más posibilista, en cambio, se ha mostrado con la opción de que el Partido Socialista catalán acabe formando gobierno —presumiblemente con Esquerra Republicana de Cataluña, que es la formación con la que ello seria posible numéricamente—. Así, ha recordado que en estos momentos «las cartas todavía no se han acabado de jugar» y que ERC debía atreverse a «romper la política de bloques».