El PP unifica criterios. La XXVIII Conferencia de Presidentes de Barcelona se ha convertido en un reflejo de la tensión política cuando los presidentes autonómicos del PP han homogeneizado su discurso para exigir a Pedro Sánchez la convocatoria de elecciones generales anticipadas. La oposición ha sido liderada por Juanma Moreno y Alfonso Rueda, que, des del respeto, señalan a Sánchez su «incapacidad para gobernar» y por carecer de una mayoría social y parlamentaria sólida, en un contexto sin presupuestos -ni capcacidad para llevarlos a cabo-, escándalos graves y acuerdos bilaterales de financiación que «rompen el principio de igualdad entre comunidades.»
Rueda, más castellano, se ha centrado en el finançament singular y la condonación de la deuda del FLA pactada con ERC, mientras Moreno, en un tono más generalista y menos regional –alguien está trabajando perfil de estadista– ha arremetido contra la situación política de «crítica y convulsa», instando a Sánchez a disolver las Cortes y «permitir que los españoles decidan». Estas declaraciones han hecho envejecer rápido y mal las declaraciones de algún que otro personaje conocido, que pretendían instrumentalizar la presencia de los líderes del PP en la Conferencia como un símbolo de estabilidad institucional.
Claro, llamar al Presidente del Gobierno, capo de la mafia, y que todos tus presidentes autonómicos vayan a reunirse con él, son cosas incompatibles. A algunos hasta se les veía sonrientes. Es el problema de una oposición sin más rumbo que las urgencias de Feijóo. pic.twitter.com/ko2GCBNHBh
— Oscar Puente (@oscar_puente_) June 6, 2025
Sánchez, en su línea, se mantiene impávido. Manual de Resistencia señores. ¿Su respuesta? Las elecciones se celebrarán «cuando toquen», llamando a los líderes del PP a abandonar la «crispación política para no torpedear el diálogo en la conferencia». Está bien pretender proyectar estabilidad, sí, pero si no la hay, poco se puede hacer.
El evento abordó también la adelantada inversión en vivienda y la política migratoria, poniendo de manifiesto las profundas divisiones entre el gobierno central y las comunidades gobernadas por el PP -hombre, ya-. Mientras tanto Emiliano García-Page se ha desmarcado, de momento, de la petición electoral, aunque sí se ha atrevido a mostrar discrepancias con algunas propuestas de Sánchez, evidenciando las tensiones internas en el PSOE.